Otras fiestas que no se pueden celebrar. Y son las penúltimas en ésta isla perdida de la mano de dios y creo que del diablo. De todas formas yo no lloro por ello, no me gustan las fiestas tal y como las hacen. Tampoco tengo una alternativa clara o un plan B y porque no me como el coco por éste asunto y me da igual que se celebren o que no se celebren. Yo voy a estar en mi casa igualmente. Éstas fiestas son en el pueblo de al lado y por eso tampoco me puedo quejar de que me moleste la música y la bronca fiestera.
Esto es opcional y te gusta la fiesta y tal y como se hace o te encierras en tu casa y a cal y canto. Y yo he escogido ésta última opción. Pero tengo que aclarar que no es ninguna novedad, pues llevo años y años sin tener que padecer, lo que es para mí, una auténtica tortura. No me gustan las fiestas en masa, no me gustan la gente en masa y toda borracha, no me gusta esa falsa alegría que uno tiene que tener por ser la fiesta del pueblo.
Mi opción es quedarme en casa y además me quedo, todo contento. Mi fiesta es muy íntima y el único invitado soy yo. Alguno pensará ¡joder que tío más sibarita! y yo digo que si eso es ser sibarita, pues entonces lo soy. Pero mi tema no es ser clasista y hasta la médula, mi tema es ser como yo quiero ser y si no me gusta el gentío todo puesto y borracho, pues como dije antes, me quedo en mi casa y que le den por el culo al mundo.