"Si somos dos
porque queremos ser tres
y todos a la vez.
Y perdona
pero no me cuentes milongas"
En realidad
soy muy poca cosa.
Soy más y mucho más
cuando el viento sopla del norte
o cuando las olas acarician mi espalda.
Soy de pocos secretos
pero esos pocos
los tengo bien agarrados
y nadie me los podrá quitar.
Tampoco soy
de los que a toda costa quieren venganza
la venganza es odio
y el odio dura lo que dura
y dura más una pila alcalina
que el dolor en tu memoria.
Dura más
un reloj sin hora
que un reloj que te dice la hora.
El tiempo desgasta
y nadie nunca me podrá decir
que yo no he aprovechado el tiempo
y de haber exprimido las horas hasta la última gota.
Y tal y como el zumo de naranja
que me tomo cada mañana.
Me encanta la gente
que pone cara de huevo ante la adversidad
y como si nada pasara
y como si el aire no se respirara
y como si la mierda no nos salpicara.
En teoría la especie humana debía estar en la cúspide y en el mismo vértice de la pirámide estaría controlando todo el cotarro. Con las mejores y buenas vistas a la vida. Pero es de suponer que el estar en la cima, lo tenemos merecido y por eso el resto de las especies nos deben tener respeto, respeto que no miedo. El respeto se gana a pulso y demostrando lo que vales y lo bien que lo haces. Y en cuanto al miedo, ya sabemos de que pie cojea y las amenazas físicas o verbales serán su puñetera filosofía. El ordeno y mando de toda la vida. O por mis cojones esto se hace así.
Pero vayamos a lo que antes íbamos. Sinceramente, la especie humana no se merece nada o se merece muy poco. Y del respeto es mejor no hablar y porque no puede haber respeto cuando nos estamos cargando la tierra. Nuestro sistema de producción es tóxico y nocivo y por ejemplo, para producir coches eléctricos con sus respectivas baterías tenemos que tirar del plomo o del cadmio o del litio y que ¿tienen en común? que todos son productos muy contaminantes.
No somos capaces de parar esa rueda que nos lleva a consumir más y más y entonces te encuentras a un tío que te dice: me gusta cambiar de coche cada tres años y el menda se queda tan contento y como si su idea fuera la repera. Y yo estaba por decirle y a mi me gusta cambiar de coche cada tres días. El consumismo es una droga tan dura que una vez que te enganchas a ella, todo lo que sientes y razonas está de impregnado con su veneno.
Y no hay vuelta de hoja y nos ponemos a ello y nos radicalizamos más en el tema o cuando queramos cambiar las cosas, será demasiado tarde y aunque diga el refrán "nunca es tarde cuando la dicha es buena", la dicha en éste caso y la destrucción del planeta y eso nunca puede ser una "dicha buena".
Aburrido está el mundo
pero no yo... que estoy y sigo vivo
además vivo, dentro de sus entrañas
y cerca de la frontera que tiene vistas a los dos lados
a veces me divierto como un demonio
y en otras me encojo como un gusano
y me vuelvo seco y huraño.
Soy de ésta tierra
y rezumo poemas
por todos mis poros.
Soy de ésta tierra
pero ésta tierra
me queda demasiado pequeña.
Soy sincero si digo
¡todo me queda demasiado pequeño!
y sé que a éstas alturas
no crezco ni lo pretendo.
Al revés
me encojo
y cada día me vuelvo
más sordo, más mudo
y más ausente.
Hoy es 19 de Agosto y es raro que no sea el acontecimiento de algo. Y puestos a pedir, podía ser el día "de los sin miedo". No de los que no tienen miedo y porque al fin y al cabo, todos lo tenemos, sino de los que toman sus decisiones personales, viscerales y sociales, en base a la justicia y a la honestidad y eso les hace ser seres libres, libres de esa manera relativa, libres viviendo dentro de una jaula que se llama, sociedad. Libres para que algún día puedan volar. Me temo que nosotros eso nunca lo veremos, pero eso a nosotros nos da exactamente igual y queda declarado el día 19 de Agosto como el día "de los sin miedo".
Mi próxima parada, es la vida,
Yo, si viviera en otra tribu con distinto nombre y con otros apellidos sería el puto amo de mi mundo andaría por las aceras de mi pueblo ve...