Manuel Machado
PIDO
Pido y pido,
pero en realidad pido muy poco.
Pido solamente
lo que me deben algunos
y los trozos que he dejado tras de mí.
Pido que me devuelvan lo dejado y abandonado
y poder seguir
mi rastro de estela sin memoria.
Pido
que me devuelvan
mi aura de iluminado
y mi forma de ser de aquellos tiempos
en que la gloria
iluminaba toda mi historia.
Pido
que el viento me acaricie de nuevo
y que la espuma del mar abrigue
mis tardes primaverales.
En realidad y siendo sincero
solo pido
que te acuerdes de mí.
PERDONEN (Juan José Millás)
Esto no debería abordarse como un problema mecánico de cierre o apertura de puertas, sino como una cuestión de decencia y de respeto a la especie a la que pertenecemosEl rey de Marruecos abre una puerta y provoca una crisis en España y quizá en Europa. Se lo imagina uno dejándose abanicar mientras indica al ayudante de campo el grado de apertura que desea. Dispone de una gran pantalla de TV para observar el caudal de pobres de su reino que pasan al otro lado y calcular cuándo conviene aumentar o disminuir el flujo. “Que abran una rendija”, le dice al coronel con el pecho lleno de medallas, “para que sólo quepan niños”. Y ahí van, en avalancha, decenas o cientos de críos que chapotean, pobres, al otro lado de la grieta que su monarca ha tenido a bien franquearles. “Que la abran un poco más para dar salida a tres o cuatro mil adultos”. Y los adultos se precipitan en chorro aligerando de este modo sus reservas de carne de cañón. ¿Será por falta de carne de cañón? Le sobran palacios, mansiones, negocios hoteleros, yates y carne de cañón para vivir varias existencias completas a cuerpo de sátrapa.Mohamed VI no provoca crisis migratorias, provoca inundaciones. El sintagma “crisis migratoria” incluye connotaciones de orden moral, humanitario, de preceptos desconocidos para la geopolítica en general y para Marruecos en particular. Que Europa, tan dada a externalizar los problemas migratorios (véase Turquía), viva pendiente de esa puerta accionada a distancia por un monstruo resulta deprimente. Europa se reserva el derecho de admisión siempre y cuando un funcionario de aquí o de allá no le meta el pie en la puerta para impedirlo.Tal vez, esto no debería abordarse como un mero problema mecánico de cierre o apertura de puertas, sino como una cuestión de decencia y de respeto a la especie a la que pertenecemos. Grandes palabras, decencia y respeto. Perdonen la prosopopeya.
PESADILLA (Hace 10 años)
Wislawa Szymborska
Una vez encontró en los arbustosuna jaula de palomas.Se la llevóy para eso la tienepara que siga vacía.
Si te odiara ( Susana Thénon ).
Si te odiara,
el mundo no se inmutaría;
nunca el mundo se ensaña
con los que odian.
En cambio te amo
y todo es catástrofe alrededor:
las voces, las manos, los rostros,
todos quieren apedrearnos.
PUNTUALICEMOS
La libertad de expresión no es decir un montón de gilipolleces y después quedarse tan tranquilo. O bueno sí, pero si las dices en tu propio nombre y con firma o lo que sea, que te responsabilice de su autoría (Es una manera de decir que serás el responsable de lo que dices). Lo que no toca, es hablar por ejemplo como médico siendo parte de un hospital o institución sanitaria y para decir, que tú no crees en las vacunas en pleno acojone de pandemia. Repito, que personalmente y como médico a secas, es decir, sin representar a la institución o hospital que te está dando de comer, puedes decir lo que te apetezca. Yo creo que cada uno debe hacerse responsable de lo que piensa y dice...pero si yo voy a atender un infarto como médico, tengo la obligación y el deber de darle el tratamiento que mejor creo yo y la medicina y sino creo en ello...pues en consecuencia tendría que dejar de trabajar como médico de urgencias y tendría que dedicarme a vender coches (por ejemplo). No puedes estar diciendo: "no creo en las vacunas" o "tienen demasiados efectos secundarios y muchos son mortales" sin demostrar científicamente que es una verdad como un templo. Si trabajaras en un templo religioso, con decir que una deidad divina me lo dijo mientras dormía...pues eso, quedaría apuntado como una verdad de fe o como un milagro que ocurrió en una noche de verano.
Y ahí no habría nada más que demostrar, pues si crees en ello, te comerás ese pastel y otros más. Pero estamos hablando de ciencia y todo lo científico necesita demostrarse y comprobarse. Y máximo cuando un médico sale con el nombre de su hospital a la espalda. (¡Joder! que no es el nombre de la discoteca en que estuviste a noche). Yo si quisiera rebatir lo de las vacunas, hablaría en mi puto nombre y lo diría todo muy clarito y con muy buena letra y espero, que pausadamente. Pero yo no podría salir en una entrevista con mi mono o bata de trabajo, con un fonendo en el cuello y detrás con el cartelón de mi Hospital y para decir, que lo que hago y vendo no sirve para nada, que todo es mentira y que a todos nos engañan como bobos que somos, porque tengo muy claro que me iban a sancionar y es más, yo estaría de acuerdo en que me sancionaran. Como decía el otro: "cada uno que aguante que aguante su vela". Y ahora que no vengan los salvadores de lo etéreo, hablando de lo absurdo de ésta sociedad y de que nadie se merece una llamada de atención clara y contundente por decir lo que no debería ir diciendo un médico de urgencias.
EL OLVIDO QUE SEREMOS (Héctor Abad Faciolince)
«Cuando mi papá llegaba de su trabajo en la Universidad, podía venir de dos maneras: de mal genio, o de buen genio. Si llegaba de buen genio —lo cual ocurría casi siempre pues era una persona casi siempre feliz— desde que entraba se oían sus maravillosas, estruendosas carcajadas, como campanadas de risa y alegría. Nos llamaba a los gritos a mis hermanas y a mí, y todos salíamos a recibir sus besos excesivos, sus frases exageradas, sus piropos hiperbólicos y sus abrazos largos. Si en cambio llegaba de mal genio, entraba en silencio y se encerraba furtivamente en la biblioteca, ponía música clásica a todo volumen y se sentaba a leer en su sillón reclinable, con la puerta cerrada con seguro.
Al cabo de una o dos horas de misteriosa alquimia (la biblioteca era el cuarto de las transformaciones), ese papá que había llegado malencarado, gris, oscuro, volvía a salir radiante, feliz. La lectura y la música clásica le devolvían la alegría, las carcajadas y las ganas de abrazarnos y de hablar.
Sin decirme una sola palabra, sin obligarme a leer y sin echarme el sermón de lo sana para el espíritu que podía ser la música clásica, yo entendí, sólo mirándolo, viendo en él los efectos benéficos de la música y de la lectura, que en la vida todos podíamos recibir un gran regalo, no muy caro y más o menos al alcance de la mano: los libros y los discos. Ese señor oscuro y malhumorado que había llegado de la calle con la cabeza cargada de las malas influencias y las tragedias y las injusticias de la realidad, había recuperado su mejor semblante, y la alegría, de la mano de los buenos poetas, de los grandes pensadores y de los grandes músicos.»
A VECES...
PRAZA DA QUINTANA
Me encanta ésta foto. Un tiovivo en medio del granito de la Praza da Quintana (Santiago de Compostela). En ésta ciudad estudié y pasé y estuve un millón de veces, en ésta preciosa plaza compostelana. Si agudizáis mucho la vista, me veréis sentado al fondo a la derecha sobre un escalón de piedra (es broma, pero podía ser cierto). A la izquierda está la Catedral de Santiago, siempre hermosa, bella y alucinante. En los buenos días de sol otoñal y primaveral, las escaleras que veis al fondo se llenaban de estudiantes bulliciosos (entre ellos, yo), nos poníamos a charlar como lagartos al sol que más calienta, mientras iba transcurriendo la tarde o la mañana a ritmo suave y lento y sin que importara mucho que pasara el tiempo. La acústica de ésta plaza era cuando menos que acojonante y un buen concierto en directo en ella, resonaba a música divina y celestial. Cuantas conversaciones, risas, abrazos, besos, retendrán éstas ancestrales piedras de abigarrado granito. Y vuelvo a mirar ésta foto y no me pongo a llorar de nostalgia y a la vez de alegría....porque después me tendría que secar las lágrimas con los dedos. Y eso no me apetece. Prefiero sorber los mocos...
Me encanta ésta foto. Un tiovivo en medio del granito de la Praza da Quintana (Santiago de Compostela). En ésta ciudad estudié y pasé y estuve un millón de veces, en ésta preciosa plaza compostelana. Si agudizáis mucho la vista, me veréis sentado al fondo a la derecha sobre un escalón de piedra (es broma, pero podía ser cierto). A la izquierda está la Catedral de Santiago, siempre hermosa, bella y alucinante. En los buenos días de sol otoñal y primaveral, las escaleras que veis al fondo se llenaban de estudiantes bulliciosos (entre ellos, yo), nos poníamos a charlar como lagartos al sol que más calienta, mientras iba transcurriendo la tarde o la mañana a ritmo suave y lento y sin que importara mucho que pasara el tiempo.
¡Qué saben ellos...qué yo no sepa!.
Que saben los seres normales de lo irreal y mágico, que saben del cerezo en flor,
o del agua de lluvia perforando rocas.
Que saben del porqué de las lágrimas negras,
o de la niebla densa de una mañana.
Que saben del mar en calma,
o del silencio de la noche más oscura.
¿Qué saben ellos?...
¡Qué saben ellos...qué yo no sepa!.
que saben del cerezo en flor,
o del agua de lluvia perforando rocas.
Que saben del porqué de las lágrimas negras,
o de la niebla densa de una mañana.
Que saben del mar en calma,
o del silencio de la noche más oscura.
¿Qué saben ellos?...
¡Qué saben ellos...qué yo no sepa!.
que saben del cerezo en flor,
o del agua de lluvia perforando las rocas.
Que saben del porqué de las lágrimas negras,
o de la niebla densa de una mañana.
Que saben del mar en calma,
o del silencio de la noche más oscura.
¿Qué saben ellos?...
¡Qué saben ellos...qué yo no sepa!.
ME ABURRO POR AQUÍ, ME ABURRO POR ALLÁ...
Me aburro por aquí, me aburro por allá, haciendo esto o lo otro me aburro igualmente. O sea me aburro por los cuatro costados y me siento ...

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Yo tenía cinco años. La maestra escribió en la pizarra: "Todos los hombres son mortales". Sentí un enorme alivio, un gran regocijo...