Ya nada me sabe a ti,
me supo, me sapo, me sopo...
ahora me sabe a queso y menos a beso,
ahora me sabe a rabia arrancada de cuajo,
sin preámbulos y sin previo aviso,
al dente y crujiente y puede que ardiente,
rabia todo poderosa que abrasa mi garganta,
pero que me hace crecer cada día un poco más,
que me levanta un pie y me hace dar un paso tras otro,
que a veces, me hace saltar y reír
y llorar y sufrir,
y para entrar después...
en un estado de trance,
donde me elevo por encima de ti y de todo,
te observo y me digo,
¿sabes qué?
que ahora eres una mota de polvo
y después de esto,
me quedo dormido y vacío de rabia...