Y mucho bla, bla, blá y mucha labia envolvente, pero de llamar a los cosas por su nombre nada de nada. Porque vamos a ver, yo ya casi no tengo amigos y no sólo en ésta Isla como ya dije algún día, sino que casi no me quedan amigos por el mundo. En tres años me liquidé a cuatro y no gané ninguno y eso que hice intentos por acercarme a mis viejas amistades, pero fueron esfuerzos valdíos e inútiles. Los cuatro que me cargué fue más o menos por lo mismo, por decirle cuatro verdades a cada uno y claro, como soy tan bestia, las dije sin preámbulos, las dije a lo bravo y sin cortarme ni un pelo.
Por tanto mi conclusión, es que dudo que si ese método fue efectivo: bueno, para cargármelos si fue efectivo, pero bajo el punto de vista de mantener esas amistades, fue una verdadera catástrofe. Claro que queda una pregunta en el ambiente: ¿merece la pena mantener ese tipo de amistades? , amistades en las que no puedes decir las cosas a la cara. Yo hasta ahora la amistad la consideraba como un todo en el que entra el decirlo todo, otra cosa muy distinta, es que me pasé años y años destruyendo lo construido.
Pero coño en todos los casos, yo empecé por dar una larga explicación de mi arrepentimiento y traté de explicar lo mejor posible cuales fueron mis causas. O sea que me hice una autocrítica a fondo y de ahí partí hacia delante, hacia querer reconstruir lo destruido. Pero debe ser que cada uno tiene su momento y mi momento no coincidió con el momento que tenían los otros. Y hasta ahí, lo entiendo, lo que no entiendo es todos me contestaron con el Silencio. Ese Silencio para mi fue todo un desprecio, toda una bofetada dada en mi puta cara de gilipollas.
Total y en resumen: que lo poco que me quedaba me lo cargué, pero a veces pienso que es mejor así, porque para falseríos ya están los políticos y sus secuaces y la Amistad es un profundo sentimiento que para nada contiene una palabra falsa. Un sentimiento se tiene o no se tiene, pero nunca se hace que se tiene. Yo ahora prefiero las verdades y aunque que sean crudas y dolorosas. Y mi verdad es, que me he quedado más solo que la una, pero con la conciencia más que tranquila.