Me estoy demostrando a mi mismo que ya no soy el superman de antes, el guerrero invencible que todo lo podía y cuantas más batallas y frentes tenía, yo me fortalecía más y más. Era como el efecto de cargarse con una dinamo, a más velocidad más carga positiva. Bueno, esto tiene algo o mucho de bueno, pues después de estar en el cielo ahora me toca chingar en la tierra y en ese aspecto, me hace ser más humano. Supongo que al estar menos fuerte, puedo llegar a entender mejor al más débil.
Claro que eso tiene un límite y porque no hace falta sentirse el más deprimido de la Tierra para entender a los deprimidos o el más borracho o el más pirao. Un límite nunca claro, un límite bastante difuminado, un límite oscilante como un péndulo, un límite fluctuante y al vaivén de las mareas. Pero yo no me dejo llevar por esas muestras de "debilidad", me rebelo contra ellas y porque mientras fui un superman he sido el tío más feliz de la Tierra y eso te deja poso y un buen sabor de boca. Y sé que a veces me he pasado y que he cortado cabezas que pude dejar indemnes, pero el gusto que tuve en hacerlo me ha compensado con creces.
Y además hay que pensar en el efecto rebote. Por tanto después de varios años sumido en la depresión, lo lógico es que cuando te encuentras en la cúspide, es que se te escape un poco la mano. Es como vengarte de la depresión o es como si después de estar enterrado vivo, ves de nuevo, la luz del sol. Lo normal, es que aprietes los dientes con fuerza y que actúes con rabia vengativa y lo de la mala conciencia se la dejas para otros. No sabéis lo bonito que es sentir que uno nunca se equivoca o que nunca mete la pata y si alguna vez sientes que la metes, no pasa nada, pues son gajes del oficio, pues es como el dar un paso atrás, pero no para quedarse atrás, sino para coger más carrerilla y así ir dar un gran salto adelante.

Y además hay que pensar en el efecto rebote. Por tanto después de varios años sumido en la depresión, lo lógico es que cuando te encuentras en la cúspide, es que se te escape un poco la mano. Es como vengarte de la depresión o es como si después de estar enterrado vivo, ves de nuevo, la luz del sol. Lo normal, es que aprietes los dientes con fuerza y que actúes con rabia vengativa y lo de la mala conciencia se la dejas para otros. No sabéis lo bonito que es sentir que uno nunca se equivoca o que nunca mete la pata y si alguna vez sientes que la metes, no pasa nada, pues son gajes del oficio, pues es como el dar un paso atrás, pero no para quedarse atrás, sino para coger más carrerilla y así ir dar un gran salto adelante.