26 de Julio y Jueves y son exactamente las 16,30 y sigue pegando el calor a toda mecha. Y mientras lo poco que queda vivo se marchita y se reblandece y hasta derretirse sobre la acera, que por cierto y aunque solo fuera de vez en cuando, podían pasarle un manguerazo. Pero en el transcurrir del día, nunca se sabe lo que va y puede pasar y sobre las 5 de la tarde mi hijo mayor me dice si voy a jugar al pádel con él y con unos amigos suyos y yo le dije muy serio que a esa horas yo no jugaba y por el calor asfixiante y agobiante, pero pasaron 5 minutos y yo ya había cambiado de idea y porque me gusta mucho jugar al pádel y pensé que si la espichaba jugando al pádel, pues que sería una muerte muy dulce. Y ahí nos fuimos a jugar y en el coche iba pensado que hoy por la mañana había estado en el gimnasio y suma y sigue y coño tienes 69 años y medio y en realidad piensas que tienes 30 años. Aquello parecía como si estuvieras en una sauna jugando y no era sudor lo que sudaba, era más bien sangre que naturalmente estaba menos caliente que el calor exterior, pero todo sumado, era como una pasta que estaba adherida a tu piel reseca y recalentada. Yo me reconozco como un ser raro y que hay días en que estoy para que me den dos patadas en los huevos y por insoportable que me hago y por cabezota que soy. Y tengo que volver a mi vieja idea, yo no juego con esas altas temperaturas y porque estoy seguro que algún día me da un pasmo jugando al pádel. Yo lo sé, los demás también lo saben, todos lo sabemos, pero si alguien me dice te vienes a jugar, se me van mis principios por un agujero negro que a su vez desemboca en la endeblez de mis decisiones. Algunos a esto le llaman tener flexibilidad y cintura, pero el día en que de verdad me pase algo y justo antes de la espiche me acordaré que en ésta vida hay que ser flexible cuando se puede y no cuando vas contra natura.
Por tanto, todos sabemos mucho, todos tenemos ideas peregrinas que solo tienen una salida y esta es que te pase algo y porque solo tú te lo has buscado. Hay marrones que viene solos y porque nadie los ha llamado, pero hay otros, que son los peores, que tú sabes perfectamente que te vas a meter en la boca de un lobo y sabes las consecuencias perfectamente y conoces los posibles resultados y casi todos van a ser malos. Eso me recuerda un aviso de ambulancia y donde acudieron unos compañeros míos. El aviso fue dado por la cuidadora de un viejo inglés de 87 años, que iba una vez a la semana por su casa y justo hoy se cumplían los 6 días pertinentes y decía que cuando entró en la casa el olor era a carne putrefacta y el pobre señor era una enjambre de gusanos o larvas y moscas, las moscas le salían hasta por la boca, uno de sus ojos era una bola de larvas y moscas y que al mover al señor, ni se molestaron en dejar de comerse el ojo. 87 años y vivía solo y por eso tenía una cuidadora, que por cierto debía ser como él, pero más joven pero igual de guarra y porque la casa tenía sedimento de mierda y hasta la bandera y telarañas donde jugaban las arañas a ver quién se balanceaba mejor. El olor era cuando menos que insoportable y es que el pobre tío llevaba 6 días muerto y eso en verano es como invitar a un banquete a todas esas moscas guarras y verdes.
Los calores extremos son unos mata viejos y los liquida sin tener ninguna compasión con ellos. Yo también tuve casos parecidos y cuando movías al fiambre de 5 o 6 días y porque algo tenías que hacer como médico y aún sabiendo que estaba más muerto y podrido que un muerto viviente y que era mejor no tocarlo y porque corrías el riesgo de que se le cayera al suelo un trozo de carne putrefacta, pero como médico (repito) algo tenías que hacer y aunque solo fuera por puro paripé, pero al mismo tiempo, tú sabías que no tenías el poder de resucitar a los muertos y menos cuando sirven de aperitivo para esos millones de larvas que fueron depositadas por esa moscas verdes y asquerosas y que son capaces de zamparse a un muerto en unas cuantas horas.