Y son las seis de la tarde y ya es noche, noche cerrada a cal y canto y yo maldigo al que hizo este invento y ya sé lo que me espera, simplemente lo que me acabo de pasar, que estaba convencido que eran las 8 de la tarde. Y esto es lo que me queda padecer el resto del invierno, un buen descontrol horario. Andando al revés de lo que toca, de lo que toca oficialmente, pues mi hora es solar y este juego de ahora adelanto una hora y después atraso otra, es para descolocarnos más de lo que estamos y así poquito a poco, nos van desquiciando. De ahorro energético, ¡una mierda! y es que no le encuentro otra explicación que no sea esa, ponernos a todos cariocos y volvernos del revés.
Es que además pasa, que yo nunca tuve reloj de pulsera y simplemente porque me molestaban y molestan y por tanto estoy acostumbrado a calcular la hora. Creo que tuve un par de relojes, pero dada la importancia que para mi tenían, se murieron vírgenes y supongo que a consecuencia de un moho pillado en el cajón de mi mesilla. Y entonces, la hora del día me la da el sol o la luz solar y si llueve o está nublado, pues me jodo o pregunto que hora es y me espabilo o sino, siempre hay algún reloj perdido en una pared de un comercio, o de un bar o de una cafetería. Antes había más relojes de pared que ahora, pero hoy en día, tienes el móvil y que ya sé, que un coñazo sacarlo del bolsillo del pantalón, pero bueno tienes una última salida. He probado varias soluciones para llevar el móvil y demás avíos que uno necesita: tabaco, cartera, bolígrafo y condones (esto es para echarme un farol), por poner lo más usado y nunca dí con la tecla adecuada. Vamos que me resultó todo muy incómodo: la Riñonera o mariconera, nunca acabó de gustarme, me molestaba demasiado y además sólo cabían cuatro cosas.
Y entonces probé con bolsos y ahí mejoró la cosa, porque entran cientos de cosas, pero,...pero...se me olvidaba en cada sitio que me paraba. Lo mismo me pasa con los paraguas, que me duran menos que un telediario. Así que ando por la vida de esa manera o sea con lo puesto y si lo llevo. Lo bueno del invierno, es que como estás obligado a ponerte el abrigo o chubasquero, ya tengo bolsillos suficientes, para después y de llenos que van, nunca encuentro nada. Pero eso también pasa con los bolsos y sino sólo hay que ver los bolsos de las tías, llevan a cuestas la casa . Pero,...pero...para ser justos, hay que saber reconocer las cosas y esos bolsos de tías llenos y desordenados, ¿cuántas veces nos sacaron de un apuro?. Un pañuelo, un bolígrafo, un trozo de papel o un mechero o mismo, un cortauñas olvidado...
Es que además pasa, que yo nunca tuve reloj de pulsera y simplemente porque me molestaban y molestan y por tanto estoy acostumbrado a calcular la hora. Creo que tuve un par de relojes, pero dada la importancia que para mi tenían, se murieron vírgenes y supongo que a consecuencia de un moho pillado en el cajón de mi mesilla. Y entonces, la hora del día me la da el sol o la luz solar y si llueve o está nublado, pues me jodo o pregunto que hora es y me espabilo o sino, siempre hay algún reloj perdido en una pared de un comercio, o de un bar o de una cafetería. Antes había más relojes de pared que ahora, pero hoy en día, tienes el móvil y que ya sé, que un coñazo sacarlo del bolsillo del pantalón, pero bueno tienes una última salida. He probado varias soluciones para llevar el móvil y demás avíos que uno necesita: tabaco, cartera, bolígrafo y condones (esto es para echarme un farol), por poner lo más usado y nunca dí con la tecla adecuada. Vamos que me resultó todo muy incómodo: la Riñonera o mariconera, nunca acabó de gustarme, me molestaba demasiado y además sólo cabían cuatro cosas.
Y entonces probé con bolsos y ahí mejoró la cosa, porque entran cientos de cosas, pero,...pero...se me olvidaba en cada sitio que me paraba. Lo mismo me pasa con los paraguas, que me duran menos que un telediario. Así que ando por la vida de esa manera o sea con lo puesto y si lo llevo. Lo bueno del invierno, es que como estás obligado a ponerte el abrigo o chubasquero, ya tengo bolsillos suficientes, para después y de llenos que van, nunca encuentro nada. Pero eso también pasa con los bolsos y sino sólo hay que ver los bolsos de las tías, llevan a cuestas la casa . Pero,...pero...para ser justos, hay que saber reconocer las cosas y esos bolsos de tías llenos y desordenados, ¿cuántas veces nos sacaron de un apuro?. Un pañuelo, un bolígrafo, un trozo de papel o un mechero o mismo, un cortauñas olvidado...