¡VENCEREMOS!


(No pongo la bandera de Colombia, porque paso de banderas. Prefiero poner un pez

que emite señales)



Colombia

tienes toda mi solidaridad

y por supuesto

todas mis condolencias.

¡Venceremos!

ME PREOCUPA

 


Me preocupan 

los versos sueltos que nadie entiende

ni siquiera si son leídos de arriba abajo

o al revés.


Me preocupa

que alguien me pregunte

¿ cómo te va ? 

Porque dentro de mi

hay una voz que me dice

todo te va muy bien

y hay otra,

que me dice lo contrario

mi querido Bruno

peor no te podía ir.

Y no hay un punto de equilibrio

o todo o nada

o todo mierda o todo miel en los labios.


De todas formas

yo no nací entre algodones,

ni me crie rezando el rosario.

Tengo callo y durezas en las palmas de mis manos

No trabajé en la mina

pero tampoco trabajé contando ovejas.


Me va bien o me va mal,

y a ¿quién le importa como me va?

TUTE


 

TAMARA GROSSO (Blog de "Emma Gunst")


 

Somos la única generación
que llegó demasiado tarde
para mudarse de continente
pero demasiado temprano
para mudarse de planeta.

(Buenos Aires, Argentina, 1991)

Lawrence Ferlinghetti


′′ Si eres demasiado abierto, tus cerebros se caerán."

Lawrence Ferlinghetti

 

Emil Cioran


 

El que la vida no tenga ningún sentido es una razón para vivir. La única en realidad."

- Emil Cioran

QUINO


 

Historia del zapatero que huyó de los acreedores (Eduardo Galeano)


 

Historia del zapatero que huyó de los acreedores
-Nombre y apellido?
No hubo respuesta.
El jefe de policía le dio tres golpecitos en el pecho:
-¿Estás muerto?
Cándido yacía en silencio. La autoridad lo declaró cadáver.
Con los ojos en blanco, mirándose las cejas, Cándido pensaba. Un único pensamiento o nubecita le flotaba sobre su cabeza: ¿y si entierran el cajón conmigo adentro?
Un poeta de por ahí, inclinado a la denuncia social, inmortalizó de inmediato al infeliz zapatero en un acróstico de siete versos. Cantó el poeta las desventuras del finado, que se deslomaba día y noche martillando cueros para dar de comer a su ingrata familia, y cuanto más trabajaba menos ganaba y más debía.
Los vecinos y los parientes, en cambio, evocaron su alergia al sudor de la frente, que le provocaba náuseas y erupciones en la piel. Según ellos, el remendón nunca había puesto ni una media suela, y prefería ganarse la vida vendiendo de vez en cuando algún frasco lleno de aire de París, alguna botella de tierra brasileña besada por el Papa o cucharas de madera útiles para robar comida a los ciegos.
Eso dijeron: yo no sé. Lo cierto es que Cándido estaba debiendo a cada santo una vela cuando tomó aquella trágica determinación. Con sus propias manos clavó un ataúd de pino, lo lustró, le puso la chapita con su nombre y se dio por muerto de muerte morida.
Lo velaron en la iglesia. Mucha deuda, ningún deudo: Cándido fue llorado por sus numerosos acreedores, y por nadie más. Tieso en el cajón, con las manos cruzadas en el pecho, escuchó los gemidos de sus víctimas, hasta que toda esa gente que él había ensartado se marchó del templo. Entonces no escuchó más que el murmullo de alguna beata, que rezaba pidiendo perdón por los pecados que no había cometido; y cuando cayó la noche, el difunto quedó solo.
Esperó, y por fin se decidió. Se restregó los ojos doloridos y muy lentamente sacó un pie del cajón. Luego, sacó el otro. Al alzarse, hizo un leve crujido. Con el dedo índice sobre los labios se dijo:
- Shh
Y se echó a caminar, pasito a paso. Descalzo, recorrió la iglesia en sombras. Bajo la cruz, bajo Jesús, entre la Magdalena y la Virgen María, encontró un buen lugar donde sentarse. Buscó un cigarrito en el bolsillo de la mortaja y lo encendió con un cirio. Y en eso estaba, fumando, celebrando, cuando escuchó ruidos y se metió en el cajón de un salto.
Mientras los ladrones vaciaban el altar, pelaban las paredes y desvestían los santos, el zapatero tartamudeaba mudos padrenuestros y avemarías y conjuros de macumba. Pero el jefe de los bandidos fue picado por la curiosidad:
-¿No tendrá algún diente de oro este difunto?
Cuando Cándido sintió aquella garra palpándole la mandíbula, pegó un mordiscón con alma y vida y se alzó en el ataúd.
El ladrón, bizco, cayó desparramado al piso, y toda la banda se echó a volar dando alaridos y dejando un reguero de alas de ángeles y sedas y platerías.
El pueblo entero acudió a venerar al nuevo Lázaro. Todos le hacían ofrendas. Llegaba la gente con gallinas bajo el brazo y bolsas de frijoles y adornitos de mucho relumbre. Hasta los acreedores le besaban los pies.
Desde su trono en el paraíso, el Padre Divino se había dignado posar su mirada sobre este caserío perdido en las soledades de Alagoas, y había elegido al mas humilde de sus hijos para salvar al templo, su casa, su cuerpo, profanado por los hijos de Satán.
El resucitado se hizo santo milagrero.
Cándido cobraba los milagros por adelantado. El no era santo barato:
-¿Qué pretenden? – rezongaba- ¿El favor de Dios a precio de banana?
Según los testigos sobrevivientes, todo iba a parar a los puteros y los garitos de la lejana ciudad de Maceió. Contemplando el óbolo en la palma de su mano, Cándido sentenciaba:
-¿Para qué son redondas las monedas? Para que corran.
Y así pasaron los años.
Los muertos de hambre no recibieron ninguna herencia, los paralíticos no caminaron, no brotó la melena en el cráneo de los calvos, las solteronas no se casaron, no llovió en el desierto, no crecieron los enanos.
Y un día Cándido se murió. Y no resucitó.
Eduardo Galeano.

FUIMOS



El destino estaba escrito
en esas páginas en blanco
que teníamos delante de nosotros

El destino corría de nuestras manos,
y en aquél verano de azul y niebla
nos despertamos sobre la húmeda arena,
abrimos los ojos y nos miramos.
Después, hicimos el amor hasta el desmayo,
hablamos de nuestras ansiedades y temores
soñamos el mismo sueño una y otra vez,
hablaba que en esa noche de verano,
nos acariciamos tanto y con tal intensidad
que nuestros cuerpos
se hicieron traslúcidos y fosforescentes.

Aquella noche,
el suave viento del norte
nos envolvió como una crisálida,
durante un instante
fuimos un brillante resplandor
en el equinoccio de verano,
mientras al mismo tiempo,
un rayo de fuego salió de nuestros dedos.

Fuimos tanto y tan ardientes,
que los recuerdos
siguen ardiendo como lava incandescente
dentro de mí.

LLUVIA


 


Yo me acuerdo muchas veces
de la lluvia.
Debe ser porque en donde vivo,
no llueve ni en los días festivos.

Además,
a mi no me llueve por dentro y hace mucho tiempo.
Mi pozo de lágrimas está seco
y mi plasma sanguíneo es más sólido que líquido
y es que sin lluvia... no me humedezco por dentro.
Eso que imploro y bailo la danza de la lluvia todos los días
es más,
es lo primero que hago de buena mañana,
me marco un tango en pelotas
en el muelle de mi pueblo
y totalmente dedicado a la salud de la lluvia.



Una Rata disfrazada de Cordero.



Una Rata disfrazada de Cordero.

Hoy leí una noticia que me llamó la atención. Rezaba que en China se vendía carne de cordero que en realidad era carne de rata. No sé pero el tamaño en éste caso si que importa, no veo claro a una rata del tamaño de un cordero, pero China es China y a lo mejor tiene criaderos de ratas y a base de hormonas y de productos transgénicos dieron con la super-rata, la rata de entre todas las ratas. A lo mejor allí en cambio de pasear con los perros, llevan a las ratas de paseo y las domaron convenientemente y a lo mejor ya están domesticadas.

Todo esto me lo puedo suponer porque allí es un mundo distinto, pero no cabe en mi cabeza tener al lado una rata del tamaño de un perro o de un cordero. Yo desde luego no me fiaría mucho, a pesar de que estén domadas, pues su gen guerrero lo llevan puesto y cualquier día en que estés durmiendo, te dan un bocado y se comen un pie o una mano o mismo ese colgajo que llevamos los hombres entre las piernas. Me cuesta ver los duros a pesetas y puede ser que sea muy incrédulo, pero es que no me lo creo. Insisto en que los chinos son avezados como serpientes y no sería raro que fuera verdad éste asunto. Igual que cuando se inventaron la pólvora y nadie se lo creía al principio, mientras tanto se fueron cargando con suma facilidad a legiones de incrédulos.

Entonces... cuidado con las ratas. Yo, desde que leí ésta noticia, les miro de otra manera, les miro con miedo sumiso y con respecto, pues quién me dice a mí que lo que hacen en China con las ratas, no se pueda propagar como la peste. Entonces ya sabéis que cuando tenéis una rata delante, lo primero que debéis hacer es besarle en el mismo culo. Para ir haciéndoles la pelota y ese sitio es el el más adecuado para ablandarlas. O acaso, ¡no creéis en el próximo advenimiento de las ratas!, yo si creo y por eso les beso el culo y les tengo un altar preparado para rendirles culto y hasta he jurado mi eterna sumisión. ¡¡Vivan las Ratas!!, reza un cartel que tengo puesto en el portal de mi santa casa.

ANATOMÍA ( Itziar Mínguez Arnáiz). Blog "Azul de Mar"

 



Itziar Mínguez Arnáiz es una poeta, narradora y guionista de televisión nacida en Barakaldo en 1972. Ha publicado los poemarios La vida me persigue (X Premio Internacional de Poesía Surcos, Renacimiento, 2006), Luz en ruinas (accésit del XVII Premio Internacional de Poesía Jaime Gil de Biedma, Visor, 2007), Cara o cruz (Huacanamo, 2009), Pura coincidencia (VII Premio Internacional de Poesía Ciudad de Morón, Point De Lunettes, 2010), Wikipoemia (Oblicuas, 2014), Cambio de rasante (Baile del Sol, 2015), Que viene el lobo (Premio Internacional de Poesía Nicanor Parra, Siltolá, 2016), QWERTY (Siltolá, 2017), Idea intuitiva de un cuerpo geométrico (LUPI, 2018), La vuelta al mundo en 80 jaikus (y una nana para despertar) (Takara, 2018) y Lo que pudo haber sido (Huerga & Fierro, 2019). Fue finalista del Premio Euskadi de Literatura 2010 y su obra poética está recogida en una treintena de antologías.



ANATOMÍA


Quien situó


el amor


en el corazón

el odio


en las tripas

y el miedo


en la garganta

olvidó decirnos


dónde diablos


colocar la indiferencia


 

Yo, si viviera en otra tribu

 Yo, si viviera en otra tribu con distinto nombre y con otros apellidos sería el puto amo de mi mundo andaría por las aceras de mi pueblo ve...