FALSOS SANTURRONES

 Que la vida es dura, no es ningún descubrimiento nuevo. Eso lo saben hasta los ciegos que venden cupones de la once, ellos más que nadie y porque están ciegos, vamos, que lo intuyen por sus ondas cerebrales, porque tanto como verlo, pues creo que no. La vida al principio te la envuelven en un lindo envoltorio de papel de celofán y cuando poco a poco vas desnudando al caramelo, te vas dando cuenta de que la vida no es tan bella, te das cuenta que la vida es como una puta margarita a la que hay que ir deshojando y si y no y si tienes suerte y te toca el sí, te regalan unos años de tierna felicidad.

Después de ese paréntesis de felicidad, te toca deshojar de nuevo a la margarita y si te toca, el no, pues muy fácil, te ha tocado el sufrimiento, te tocan unos años de arrastrado. Y si te toca de nuevo el sí, ya no será lo mismo que la primera vez, porque la segunda vez nunca es igual que la primera. Pero bueno, cada X años, nos toca pasar por el tribunal que evalúa nuestra puta vida y lo malo, es que de cada vez te exigen más cosas, te exigen que seas más responsable, más amable, más empático, más emocionalmente estable y otra sarta de pamplinas.

Lo normal, si consideramos que la vida es un aprendizaje, pero claro depende de que tipo de aprendizaje hablamos. Porque evaluar a la gente por su grado de adaptación a lo que hay, por su grado de obediencia, por su grado de sumisión, pues una evaluación engañoso. A la gente se le debía medir por su grado de rebeldía, por su grado de sinceridad, por sus ganas de vivir y si se me apura, hasta por su grado de inestabilidad emocional, pues ya estoy hasta los cojones de tantos falsos santurrones que les das una hostia en pleno careto y te la devuelven con una sonrisa bobalicona  de perdonavidas.


 


LOS DÍAS NEUTROS

 Hay días mejores, hay días peores y también hay días neutros. De los días mejores y peores, ya se ha escrito demasiada literatura, pero de los neutros, no. Los días neutros son cuando no sopla el viento ni siquiera existe la brisa marina, cuando no llueve pero tampoco sale el sol y el día adopta ese tinte grisáceo tirando a pálido indefinido. Los días neutros son cuando vas por la calle y nadie te saluda, ni siquiera te regalan una sonrisa o una simple mirada, vamos que vas como un don nadie entre otro montón de don nadies. Los días neutros son aquellos en que la temperatura ambiental no es ni fu, ni fa o sea que no sabes que ponerte porque si te aligeras demasiado pasarás frío y si te abrigas por demás, pasarás calor.

En los días neutros, se te enciende y se te apaga el coche y tal y como si estuviera falto de batería, arranca y se para, arranca de nuevo y se vuelve a parar. En los días neutros nunca acabas lo que empezaste y además no acabaste, pero para más recochineo, en un día neutro nunca vas darle un final  a esa historia que empezaste. Los días neutros son amorfos e insípidos, no saben, no huelen a nada y siempre tienen ese color indefinido que es el color gris ceniza. En los días neutros ni te plantees el echarte un polvete o el hacerte una paja, porque la tendrás morcillona como el día o sea blandita y es mejor que la emplees para mear, que será más eficaz (perdón por la guarrada).

En los días neutros no  se acaba  el mundo, pero casi. En un día neutro alguno apretará el botón de los misiles nucleares y nos iremos todos juntos al puto limbo de la neutralidad. Tampoco se deben tomar decisiones, porque serán decisiones blanditas llenas del sí pero no o del no pero sí. Dicen los entendidos en la materia, que los días neutros son los ideales para quedarse en casa y a reflexionar pero sin coger apuntes. Pues craso error, lo de quedarte en casa tiene un pase, pero lo de reflexionar, va a ser que no y lo digo porque si todo a tu alrededor está empanado y adormecido ¿que estimulo tienes para alimentar tu alma inmunda?, pues si es un día neutro, no te quedará ninguno. Por tanto en los días neutros es mejor ni pensar, ni reflexionar, ni follar, ni salir de casa y si tienes una pastilla dormidera, te la tomas y ¡hale! hasta el día siguiente y esperando que  la luz del sol luzca de nuevo.




Que la vida es aquí y ahora


Que la vida es aquí y ahora y no es la que fue hace tiempo, es un hecho y por eso si yo me pellizco me acabará doliendo y por eso si ahora me tropiezo, me caeré al suelo. Esto tan evidente y muy fácil de ser comprendido, pero no todo el mundo lo entiende y más de uno y más de dos, confunden aquello que fue en su día con lo que hoy es presente. Y entonces surgen los errores y las confusiones y el te quise tanto se mezcla con el te quiero actual y de ahí, sale un engrudo muy raro que es muy difícil de identificar. Sale un antiguo amor que con el paso del tiempo se fue desgastando y que ahora sino lo actualizas, se acabará diluyendo. En cierta forma todos vivimos de un viejo cuento, que tuvo su parte real y que la otra en cambio, se fue inventando y porque cada uno fue añadiendóle lo que le dio la gana o lo que más le apetecía añadir. Yo te quiero más cariñosa, pues toma y más decidida, pues vuelve a apuntar. Cada uno se inventa su personaje ideal a su medida y cuantos más años vayan pasando más grande será la parte inventada.

Claro que quién me dice a mí que ese amor no es tan válido como el otro, como es el actual, palpable y sonoro (sí es que tienes alguno). Yo puedo vivir de un amor inventado, es más, creo vivir de ello y cuando hablo de mi soledad, estoy incluyendo un amor inventado. Porque lo necesito, porque forma parte de mí y porque el querer entra en mi forma de vivir. ¿Utópico?...pues sí y ¿qué pasa?. Irreal, también lo es. Yo soy de los que pienso que para ser feliz en esta vida (por lo menos, un poco), hay que ser un poco utópico y un poco irreal y porque si nos damos continuamente baños de realidad palpable, acabaremos amargados y porque la realidad siempre tiene una gran parte de dolor: tiene guerras, muertes, genocidios, malversaciones, hambrunas y toneladas de desigualdades. Todo esto no quita que podamos evadirnos de nuestra realidad y porque es imposible. La realidad está ahí y está con nosotros, pero hay una pequeña parte con la que podemos jugar un poco y para ello, hay que escribir un cuento con un guión que sea irreal y utópico. Esta última parte depende de nosotros mismos, la otra no, la otra depende de los acontecimientos que se den a tu alrededor y en los que también y de alguna manera, puedes influir en ellos.

Conclusión. Parte de lo que es ahora mi vida, es un amor inventado, un amor que no tiene cuerpo, ni se sostiene bajo un esqueleto, pero está dotado de un alma que no le cabe dentro y es comprensivo, amable, cuidadoso y hermoso. Yo no le pido peras al olmo, pero si le pido que me las de cualquier árbol de entre todos los que hay. No me conformo con lo que hay y si para ello, tengo que inventarme un nuevo amor en mi vida, lo haré y sin cortarme ni un pelo.


















MIS AMISTADES PELIGROSAS

 Y mucho bla, bla, blá y mucha labia envolvente, pero de llamar a los cosas por su nombre... nada de nada. Porque vamos a ver, yo casi no tengo amigos y no sOlo en ésta Isla como ya dije algún día, sino que casi no me quedan amigos repartidos por el mundo. En los últimos tres años me liquidé a cuatro y no gané ninguno nuevo y eso que hice intentos por acercarme a mis viejas amistades (que por suerte alguna se salvó de la quema), pero en general fueron esfuerzos baldíos e inútiles. Los cuatro amigos que me cargué, fue más o menos por lo mismo, por decirle cuatro verdades a cada uno y claro, como soy tan bestia, las dije sin preámbulos, las dije a lo bravo y sin cortarme ni un pelo.

Por tanto mi conclusión, es que dudo que si ese método fue efectivo: bueno, para cargármelos si fue efectivo, pero bajo el punto de vista de mantener esas amistades, fue una verdadera catástrofe. Claro que queda una pregunta en el ambiente: ¿merece la pena mantener ese tipo de amistades? , amistades en las que no puedes decir las cosas a la cara. Yo hasta ahora la amistad la consideraba como un todo en el que entra el decirlo todo, otra cosa muy distinta, es que me pasé años y años destruyendo lo que habíamos construido.

Pero coño en todos los casos, yo empecé por dar una larga explicación de mi arrepentimiento más sentido y traté de explicar lo mejor posible cuales fueron mis causas y mis porqués. O sea que me hice una autocrítica a fondo y hasta la almorrana y de ahí partí hacia delante, para querer reconstruir lo destruído (es fácil, el entender que yo me hice muy responsable de este proceso destructivo). Pero debe ser que cada uno tiene su momento y mi momento no coincidió con el momento que tenían los otros. Y hasta ahí, lo entiendo, lo que no entiendo es que todos (los cuatro) me contestaron con el silencio. Ese silencio para mi fue todo un desprecio, fue toda una bofetada dada en mi puta cara de gilipollas. 

Total y en resumen: que los pocos que me quedaban me lo cargué (insisto, que alguno aún conservo), pero a  veces pienso que es mejor así, porque para falseríos ya están los políticos y sus secuaces y la amistad es un profundo sentimiento que para nada contiene una palabra falsa. Un sentimiento se tiene o no se tiene, pero nunca se hace que se tiene. Yo ahora prefiero las verdades y aunque que sean crudas y dolorosas.Y mi auténtica verdad es, que me he quedado más solo que la una, pero con la conciencia más que tranquila (el que no se consuela es porque no quiere).


 




SI YO PUDIERA ABRAZARTE

 Si yo pudiera abrazarte...
te abrazaría despacito y muy lentamente
suavemente...y delicadamente...,
y con el cuidado de no romper la fragilidad de tu silencio,
pondría un brazo alrededor de tu cuello
y con el otro, moldearía poco a poco tu cuerpo,
y abrázame, te pediría
y te compensaría con mis besos.
Y dáme muestras de placer
y dame el látigo de tus peores sueños,
y es que yo te abrazaría hasta que no quedara nada,
o hasta que me dijeras: 
amor mío, 
me estoy muriendo...


 




Yo, si viviera en otra tribu

 Yo, si viviera en otra tribu con distinto nombre y con otros apellidos sería el puto amo de mi mundo andaría por las aceras de mi pueblo ve...