EL SILENCIO (Mario Benedetti)






EL SILENCIO



Qué espléndida laguna es el silencio
allá en la orilla una campana espera
pero nadie se anima a hundir un remo
en el espejo de las aguas quietas

Mario Benedetti

VIENTO DEL NORTE

 

No hay nada más odiado

que un café descafeinado al despertar

me parece ñoño como un coño desvaído y deprimido.


No hay nada más mierda

que el engaño disparado a quemarropa.


No hay santos, ni bendiciones,

hay arrugas y piel reseca por el tiempo,

hay aire contaminado por falta de vicio

eran otros tiempos... los nuestros

(cuando había vicio y deseo)

tiempos donde aliento y viento procedían del mismo túnel del tiempo,

donde la brisa fresca corría por tu camisa azul celeste

y por donde mis dedos trazaban autopistas al cielo...


Estábamos condenados al fracaso,

y por eso afirmo que no hay peor fracaso

que el fracaso intuido por el olfato

y que por suerte o por desgracia,

aún conservo

y más cuando sopla viento del norte.


Y es que entonces, lo veo todo más claro.

TRES POEMAS DE QUIÉN HABLA (José Fernández de la Sota)







AUTOFAGIA


Pero ahora con toda la vida por detrás es la vida
la que te empuja. El desgastado
reloj de sangre. El alimento
de tu propia lengua.



LAGO DE TIZA


Los recuerdos se crean,
se inventan.
Las biografías mienten.
Los libros de poemas se fabrican
con sentimientos falsificados,
trampantojos
e ilusiones ópticas: un lago
hecho con tiza en el asfalto
donde
poder ahogarse.



POEMA DEL ESPEJO


El poema no sirve para nada.
Espejo muerto de la nada dijo
un poeta hace mucho tiempo. Se llamaba
Josef Waskiewitz. Se llamaba
sin voz. No encontraba. Hablaba
de lo que no sabía ni podía saber.
Hablaba sin querer. Soñaba sin cesar.
Sabía que nada sirve para nada
menos el poema, espejo roto, aguja
aguda de la nada. Todo empieza
y nada acaba porque todo cabe
en el poema del espejo dijo
Josef Waskiewitz hace mucho.

Entonces
cerró los ojos y empezó a escribir.


José Fernández de la Sota – Quien habla

ANGELUS (Mario Benedetti)






ANGELUS



Quién me iba a decir que el destino era esto.

Ver la lluvia a través de letras invertidas,
un paredón con manchas que parecen pronombres,
el techo de los ómnibus brillantes como peces
y esa melancolía que impregna las bocinas.

Aquí no hay cielo,
aquí no hay horizonte.

Hay una mesa grande para todos los brazos
y una silla que gira cuando quiero escaparme.
Otro día se acaba y el destino era eso.

Es raro que uno tenga tiempo de verse triste:
siempre suena una orden, un teléfono, un timbre,
y, claro, está prohibido llorar sobre los libros
porque no queda bien que la tinta se corra.


Mario Benedetti

EL SILENCIO (Federico García Lorca)

 Federico García Lorca (O silêncio)






EL SILENCIO




Oye, hijo mío, el silencio.
Es un silencio ondulado,
un silencio,
donde resbalan valles y ecos
y que inclina las frentes
hacia el suelo.


Federico García Lorca

SE LLAMABA...SE LLAMABA...

 


Qué sé yo de la puta vida,

no sé nada

y lo poco que sé... 

no sé si fue cierto o me lo han contado,

no sé si hubo un antes y un después

y en que momento me confundí de destino

y porque amanecí desnudo y desorientado,

como si todo lo anterior hubiera sido una resaca incontrolada,

como si toda mi memoria

hubiera pasado por una depuradora...


Y es que no me acuerdo ni de su nombre,

se llamaba...se llamaba...

no sé como se llamaba semejante pesadilla,

tenía nombre de mujer,

tenía cuerpo de sirena,

su voz era un estertor agudo y suave,

como si fuera un quejido de amor ingobernable,

o como un aullido en una noche de luna llena.

EL ESPINO (Louise Glück)

 

Louise Glück, Premio Nobel de Literatura 2020


EL ESPINO

Al lado tuyo, pero no
de tu mano: así te miro
andar por el jardín
de verano: las cosas
que no pueden moverse
aprenden a mirar. No necesito
perseguirte a través
del jardín; en cualquier parte
los humanos dejan
señal de lo que sienten, flores
esparcidas en el polvo del camino, todas
blancas y doradas, algunas
levemente alzadas
por el viento de la tarde. No necesito
seguirte adonde estás ahora,
hundido en la ponzoña de este campo, para
saber la causa de tu huida, de tu humana
pasión, de tu rabia: ¿por qué otra cosa
dejarías caer todo aquello
que has acumulado?

Louise Glück


UN MAL SUEÑO

 


Yo sé que algo o no sé que cosa...

 me comía por dentro,

que mis entrañas se convertían en un amasijo de carne y vísceras,

que mis dientes se caían por tanto furor y temblor,

que mis huesos se hacían huecos por el poder de la luna,

que mis compañeros de lucha 

eran vampiros buscadores de sangre fresca,

que mis tomates eran granadas de mano a punto de petar,

que mis anhelos eran quimeras colgadas de un manzano,

que yo me salvaba y por una intuición malvada,

y que así acababa ese sueño, mi sueño...

el río desbordado de gente

mientras a mí me devoraban unos buitres carroñeros.


YO PRONUNCIO TU NOMBRE (Federico García Lorca)






Yo pronuncio tu nombre
en las noches oscuras,
cuando vienen los astros
a beber en la luna
y duermen los ramajes
de las frondas ocultas.
Y yo me siento hueco
de pasión y de música.
Loco reloj que canta
muertas horas antiguas.


Yo pronuncio tu nombre,
en esta noche oscura,
y tu nombre me suena
más lejano que nunca.
Más lejano que todas las estrellas
y más doliente que la mansa lluvia.


¿Te querré como entonces
alguna vez? ¿Qué culpa
tiene mi corazón?
Si la niebla se esfuma,
¿qué otra pasión me espera?
¿Será tranquila y pura?
¡¡Si mis dedos pudieran
deshojar a la luna!!


Federico García Lorca

LAS SEIS CUERDAS (Federico García Lorca)

 




LAS SEIS CUERDAS



La guitarra,
hace llorar a los sueños.
El sollozo de las almas
perdidas,
se escapa por su boca
redonda.
Y como la tarantula
teje una grande estrella
para cazar suspiros,
que flotan en su negro
aljibe de madera.


Federico García Lorca



POSESIONES

 


Si me descargas todo el amor que llevo dentro,

nadarás  entre peces de colores

y caminarás sobre hermosas alfombras de flores y besos,

te harás la reina por tu grandeza

y todo lo que veas desde la almena más alta

del monte más alto,

serán tus posesiones

y en ellas incluyo cielo, tierra, mares e infierno.


LOS LÍMITES (Alfonso Costafreda)

 





LOS LÍMITES



Pienso en mis límites,
límites que separan
el poema que hago
del que no puedo hacer,
el poema que escribo
del que nunca podré escribir.
Límites también, en consecuencia,
de lo que amo
y de lo que nunca podré amar.

Límites de lo que quisiera decir
o ver o tener.
Palabras que daría
para descubrir, palabras para ayudar.
Límites del amor, palabras
insuficientemente valiosas
en un desierto inacabable.


Alfonso Costafreda

LOS DON NADIES



Es todo un honor

pertenecer a esa legión de don nadies.


No somos nada,

todos sabemos a pollo,

olemos a muerto,

escupimos al aire y nos cae en la frente,

soñamos pero no nos despertamos,

no actuamos,

hacemos que actuamos,

pensamos pero no hacemos,

nuestra textura es de corcho,

y nuestra alma del más puro metacrilato.


Somos legión porque somos muchos

y sumamos y tenemos derecho a voto,

por eso nos reclaman tanto,

para que les votemos a ellos,

a ellos, a los de siempre

a los de la clase pudiente.


Llegará el día en que crezca la hierba bajo nuestros pies,

ese día caminaremos juntos y codo con codo

y lengua con lengua

y hasta ser una sola voz que diga,

se acabó ser un don nadie

y en ese mismo momento,

pasaremos a ser los nadies.

Los simples y sencillos nadies.

LA MALDICIÓN (Alfonso Brezmes)



LA MALDICIÓN


Que te pierdas en un bosque.

Que tardes

muchas veces

muchos años

en dar con la salida.

Y que cuando logres escapar,

y me busques,

y no me encuentres,

comprendas al fin

que tú eras el amor,

y yo, el bosque.



ALFONSO BREZMES

DE NUEVO (Alfonso Brezmes)






DE NUEVO



Lo que acecha en lo oscuro
nos aleja de nosotros mismos,
nos olfatea y luego nos rechaza
como un ogro inapetente,
para que podamos empezar de nuevo.

Lo que crece en el gris
corrige los adioses, los destiñe
como una sonata de Schubert
en una mañana de lluvia,
para que podamos regresar de nuevo.

Lo que habita en el blanco
borra todos los poemas, los dispersa
como ondas en un lago que duerme
despertado por la mano de un niño,
para que podamos escribir de nuevo.


Alfonso Brezmes

VOCES

 


Voces.

A veces oigo voces que resuenan como truenos

dentro de mi espacio subaracnoideo,

justo entre la aracnoides y la piamadre

y cerca del quiasma ótico

pasando por la silla turca

y para aterrizar con sus eternos ecos

en el lóbulo frontal del cerebro,

que es el que controla y mangonea todo.


Con el paso del tiempo

esas voces han dejado de ser mañaneras y resacosas,

ahora son noctámbulas y expresionistas,

les encanta exagerarlo todo,

engrandecen lo más pequeño,

y de una mota de polvo sacan un mundo nuevo,

en realidad, son voces imaginativas,

se saben buscar la vida,

se acomodan a todos los recovecos de mi cerebro

y cuando entra una corriente de aire por el suelo de mi boca,

aprovechan para echar más leña al fuego

y tanto calientan el medio ambiente

que hasta el insomnio se acerca a la hoguera que tengo en mi mente.

Y ¿QUIÉN SABE?




No todo se puede contar...no todo,
no todo es decir... no todo pero casi,
y porque siempre hay algo más
o hubo o habrá...

Y ¿quién sabe?
quién sabe lo que ocurrió aquél día,
porqué en aquella hora y en aquél minuto,
porqué fue allí y en aquél sitio
porqué las paredes son dementes en mi mente
porqué no tengo llaves, ni puertas,
ni sé porqué en el atardecer llueve suavemente.

Yo soy de materia opaca pero no oscura, ni negra,
yo tengo los ojos verdes y el alma fluorescente,
yo soy esa rana que salta de charco en charco...,
por mis arterias corren ríos de adrenalina
y mis venas son avenidas por donde discurre la vida...

LA PUNTA DE UN ICEBERG

 Ahora todo es más difícil los reflejos van pidiendo un descanso los tendones se relajan y contraen menos y peor que antes la vista pide aux...