Dejaré todo lo que tengo en las manos de mis hijos, eso es lo que
espero, a que me dé tiempo a dejárselo en condiciones. O sea, a dejarle
la manzana sin gusano. No tengo muchas cosas, pero para mí son más que
suficientes. Antes de tener hijos no me importaba tener que perderlo
todo, pues mi pensamiento no alcanzaba a llegar tan lejos y no sé si era
por la miopía que padezco, por lo que no era capaz de ver más allá de
un metro, quizá fuera eso o es que yo andaba demasiado ciego
mentalmente. Ahora recuento mis posesiones y son cuatro cosas, pero muy
valiosas: una casa y media y los avíos de dentro o sea el contenido.
Hombre, para mí lo más valioso que les dejo, son mis pensamientos y por
supuesto todo mi cariño y espero que me dé tiempo a poderlos reflejar en
mis escritos. Son temas pendientes que me muero por hacerlo. No
pretendo pontificar nada, sólo digo lo que pienso y aparte es una manera
de introducirme en el tema.Pensar que yo no tenía muy claro lo de ser Padre y mira por donde ahora son mi cordón umbilical, el cordón que me une a la vida. Antes de tenerlos, nada era claro para mí, pues era un trozo de carne con ojos, un ser egoísta y ególatra, ahora no es que haya dejado de serlo, pero lo soy menos o eso creo. Supongo que los hijos te hacen cambiar de expetactivas y además te hacen ponerte las pilas. Antes por cualquier causa me ahogaba, me ahogaba en un vaso de agua y ahora también me ahogo, pero tiene que haber factores de más peso para que me pase lo mismo. Son diferencias cualitativas o sea hay un salto vital entre el antes y el después. Cuando pienso en ellos los recuerdos se me agolpan y me impiden discernir con claridad, pero espero que a base de ir entrando en el tema, al final rompa mi coraza.
Yo creo, que tengo tantos recuerdos guardados que podría escribir tres libros, uno para cada uno, pues es eso lo que se merecen, un libro para cada uno, y es el mejor tesoro que les puedo regalar. Pronto volveré con éste tema, seguro.






