Me olvido de tantas cosas, me olvido de lo que tengo que hacer y
deshacer, me olvido de asuntos elementales y vitales, me olvido que
tengo que comer, que tengo que lavar ropa, que tengo recados y
obligaciones, que tengo que surtir mi nevera, me olvido de que existo y
que necesito cuidarme, me olvido de.......olvidarme que me olvido.
Olvidar, menuda quimera, ya quisiera yo olvidarme de verdad, olvidarme
de quién soy y solamente dejarme llevar, dejarme deslizar por el mundo
en silencio, viendo observando y callando, sí, también callando, pues
estoy harto de opinar, criticar y despellejar todo lo que veo. El cuerpo
me lo pide a gritos y no digamos mi cerebro, mi cerebro está
desahuciado, agotado y exsahusto. En resumen nada que no se cure con
unas buenas vacaciones.
Serían unas vacaciones
terapéticas, unas vacaciones necesarias después de un año convulso,
demasiadas cosas han pasado por mi cabeza y no sólo por mi cabeza, han
pasado situaciones externas y en las que me he involucrado de ese manera
en que yo sólo me involucro, al cien por cien, por no decir al
doscientos por cien. Desde el mes de Noviembre que tenía planificado mi
viaje por Asturias y que al final, por asuntos monetarios tuve que
suspender. Después por mi cabeza han pasado diversos proyectos que tal
como salían se diluían, la realidad no me dejaba margen y así han pasado
los últimos meses, pensando que el siguiente mes iba a venir dios y me
iba a echar una mano. Claro que he resulto cantidad de cosas, claro que
sí, pero yo soy un ser humano y necesito de vez en cuando desengancharme
y estoy llegando al momento en que lo que he echo me importe una
mierda, empiezo a estar tan saturado que sólo valoro la posible salida.
Desconectar, olvidarme, descansar, soñar, dormir, pensar, reir, llorar,
sentir, amar, y sobre todo sentir la paz con uno mismo, no la paz eterna si no la paz humana, que ya sabemos todos que es una paz limitada.
El cuerpo me chirría y las articulaciones se quejan, el cuerpo y ¿el
alma?. El alma es el compendio del desespero, es un alma agónica y
terminal. El alma necesita estímulos, pues de ellos se alimenta,
necesita ver nuevos horizontes, ver tierras desconocidas, ciudades,
grandes ciudades, rios, montañas, valles, playas, y aguas de
manantiales, para que el alma se purifique y se limpie. necesita nuevos
nutrientes, vitaminas, parajes, estepas, mares, y cordilleras. De alguna
manera tengo que hacerlo, pues mi futuro inmediato no es precisamente
halagueño. Pero bueno, igual que se descubrieron nuevos mundos, yo puedo
descubrir nuevas maneras de levantar mi economía. Todo se andará, el
caso es no perder nunca el objetivo, que no es otro, que irme de
vacaciones.