Dulce como el compás de una vieja canción,
amarga como la despedida de un amor perdido,
ácida como el ácido sulfúrico,
dura como como un diamante en bruto,
pletórica de colores vivos,
impasible ante las desgracias humanas,
suave y melosa, en sus atardeceres,
así es la vida, la vida que nos toca vivir.
El olor de los pinos,
la caída de las hojas,
la lluvia que limpia nuestras almas,
la luz ténue, que nos enternece,
las miradas furtivas,
las caricias al sol del mediodía,
las palabras cariñosas,
los juegos de colores de las mariposas,
los despertares a la luz de la luna nueva,
así es la vida, la vida que nos toca vivir.
Y el mar y el cielo y las estrellas,
yo no puedo olvidarme de ellas,
pues siempre están ahí,
a mi lado, como guardianes celestiales,
como faros que me indican acantilados,
como luces que se diluyen tras la niebla,
como espejos que emiten destellos,
como luciérnagas a las orillas de senderos,
así son para mi, el cielo, el mar y las estrellas,
y así, es para mi la vida, la vida que nos toca vivir.
LA HORA BRUJA
Hay una hora bruja,
una hora en que se juntan todas las dimensiones,
es como el vacío invertido,
es la hora bruja, la hora de las grandes decisiones.
Y en esa hora yo me encuentro,
dilucidando, analizando y decidiendo,
en esa hora no caben las dudas,
ni caben las indecisiones,
ni tampoco los perdones,
y menos las flagelaciones,
es la hora bruja, la hora de dar soluciones.
Es difícil discernir entre dos posibilidades,
y más cuando son pura lógica contradictoria,
pero es la hora bruja,
es la última hora del día.
Cuando el reloj marca las doce,
y cuando las campanas entonan su última melodía,
ahí empieza el desconcierto,
pues sólo quedan doce segundos de mierda,
doce segundos que te descuentan,
y ya al filo del doce,
justo antes del definitivo segundo,
es cuando decides, por fin, tú destino.
una hora en que se juntan todas las dimensiones,
es como el vacío invertido,
es la hora bruja, la hora de las grandes decisiones.
Y en esa hora yo me encuentro,
dilucidando, analizando y decidiendo,
en esa hora no caben las dudas,
ni caben las indecisiones,
ni tampoco los perdones,
y menos las flagelaciones,
es la hora bruja, la hora de dar soluciones.
Es difícil discernir entre dos posibilidades,
y más cuando son pura lógica contradictoria,
pero es la hora bruja,
es la última hora del día.
Cuando el reloj marca las doce,
y cuando las campanas entonan su última melodía,
ahí empieza el desconcierto,
pues sólo quedan doce segundos de mierda,
doce segundos que te descuentan,
y ya al filo del doce,
justo antes del definitivo segundo,
es cuando decides, por fin, tú destino.
EL DESTINO FINAL
Dicen que cada uno tiene su destino,
que cada uno se para en una distinta estación,
que cada uno está predeterminado,
y que en su cuero cabelludo lleva la fecha de caducidad.
Yo sinceramente no lo desmiento ni lo confirmo,
sólo sé, lo que ellos dicen,
pero estoy seguro que mi destino final está marcado,
y si paso mis dedos por mi cabeza,
y lo hago con suma suavidad,
yo noto en mis pulpejos, la marca de mi destino final.
Mis estaciones fueron pequeñas paradas,
insignificantes incisiones por descubrir lo que hay detrás,
mi parada preferida,
fue la de caminar a la luz de la luna,
y siempre desnudo, caminando a la vera del mar.
que cada uno se para en una distinta estación,
que cada uno está predeterminado,
y que en su cuero cabelludo lleva la fecha de caducidad.
Yo sinceramente no lo desmiento ni lo confirmo,
sólo sé, lo que ellos dicen,
pero estoy seguro que mi destino final está marcado,
y si paso mis dedos por mi cabeza,
y lo hago con suma suavidad,
yo noto en mis pulpejos, la marca de mi destino final.
Mis estaciones fueron pequeñas paradas,
insignificantes incisiones por descubrir lo que hay detrás,
mi parada preferida,
fue la de caminar a la luz de la luna,
y siempre desnudo, caminando a la vera del mar.
PASAR PÁGINA
Con esa sonrisa sutil,
con esa sonrisa tibia y congelada,
tú me has saludado y me has mirado,
con esos ojos de gata en celo,
y te has escapado de mi, con paso decidido.
Tú, pareces no recordar apenas nada,
no te acuerdas de arrullarme entre tús senos,
de hacer, los dos, planes inimaginables,
de jugar al escondite dentro de la cama,
de hacernos cosquillas en sitios olvidados,
de enredarnos en nudos marineros,
no te acuerdas o es que prefieres no acordarte.
Porque tú fuiste la que querías unir lazos,
a tí te gustaba jugar a adivinar,
a adivinar como seríamos de viejos,
y como nos mimaríamos hasta la muerte,
como nos cogeríamos de la mano,
y juntos recorreríamos mundos extraños.
Tú, ahora al pasar ante mis ojos,
vi como los tuyos, eran opacos y faltos de brillo,
como esa mirada había perdido la llama que la iluminaba,
como tús gestos eran duros y metálicos,
como a cada paso que dabas el suelo temblaba.
Asi cogiste la puerta sin darte la vuelta,
al final respiré con alivio,
pues en ese momento comprendí,
que yo por fin yo, había pasado página.
ARRINCONADO
Han pasado 10 meses y el mundo ha evolucionado, no así yo y mis circunstancias. En el mes de Abril de 2012 yo tenía un problema, mejor dicho unos cuantos y ahora vuelvo a tener los mismos problemas. Es curiosa la vida, es curiosa y así de asquerosa. claro que uno puede pensar que yo no hice nada por cambiar mis circunstancias, pero eso no es verdad, yo hice todo lo humanamente posible. He luchado como un jabato, he estudiado hasta quemarme las pestañas, he currado hasta perder el culo, he pensado hasta echar humo, he escrito hasta la misma biblia, he luchado hasta caer extenuado y ¿que es lo que me falta por hacer?. buena pregunta, sólo que ahora no sé la respuesta, pues la verdad, es que me encuentro desconcertado.
No hay cosa más dura que haber remado a contra corriente, remado con todas tús ganas y fuerzas y cuando ya por fin piensas que has avanzado y divisas la orilla para comprobarlo, la orilla es la misma de la que saliste. Es peor que haberse dejado llevar por la corriente desde el principio, pues que más da haber retrocedido, que más me da a mi volver atrás y retroceder, por lo menos lo hubiera hecho sin dejarme, en el esfuerzo, la misma vida. Tanto esfuerzo para nada, para absolutamente nada.
Por mucho que pretenda hacer un análisis positivista, en éste momento no soy capaz de hacerlo, no tengo base en la que sustentarme. No siendo que yo me vuelva gilipollas y cante el vals de las mariposas, aunque si esto me sirviera, tal como estoy, seguro que lo haría. No sé como tomármelo, si con humor o con buen cabreo o quizá las dos cosas a la vez, pero desde luego que nadie piense en mi rendición, yo no me rindo aunque por ello muera y tampoco pienso en tema suicidio, antes de ello me tendría que llevar por delante a unos cuantos hijos de puta. Entonces la mejor opción ya va saliendo y ya veo mi cuerpo rodeado de bombas y entrando en la Moncloa o en el Parlamento, en el que sea más fácil de entrary una vez dentro activar las bombas. Que satisfacción, morir siendo útil, morir reventando a unos cuantos cabrones.
He llevado un gran palo, un palo que me ha dejado tieso y seco. Menos mal que se me van ocurriendo varias alternativas y ahora se me ocurre que para curar mi depresión exógena, podía hincharme a comer dulces o ir de compras compulsivas, lo malo es que ni lo uno ni lo otro, debido a problemas financieros, pues estoy más pelado que el culo de un mono. También podría darle un palo al ciego de la esquina y dárselo con ensañamiento, pues para empezar él ejerce de ciego, pero en realidad no es ciego, es un gordo seboso y que es diabético y me da un saco que no veas. Tendría la pasta y de paso me vengaría de ese comediante diabético, que para más inri no es diabético insulin- dependiente, éste es un diabético vicioso. La diabetes se la ha conseguido a pulso y la ha conseguido a base de pasteles y demás mierdas dulces. Nacería con una predisposición, pero el resto del trabajo lo hizo él con mucho entusismo. No digo yo, que hay algunas personajes que deberían desaparecer de la faz de la tierra y harían un favor a la humanidad.
Claro que también podía darle el palo al estanquero, menudo freeki. Me llevaría las pelas, los cartones de chester y le daría de hostias hasta reventarlo, hasta que su asquerosa sangre dejara de manar por sus heridas y orificios. Despues dejaría su cuerpo dentro del Estanco y metería unos cuantos paquetes de incienso, así al quemar el local con él cerdo dentro, intentaría evitar que se expandiera su olor corporal. Lo mismo se hace en las casas quemando el orégano y se hace para alejar los malos espíritus y que entren los buenos, pues ya con éste acto patriótico le haría un favor a mi pueblo, aniquilaría a una larva lasciva.
También puedo ir a atracar un banco, pero la verdad que lo veo más difícil, por eso de las medidas de seguridad y porque además yo no llevo encima una pipa. Yo creo que el palo ideal, es hacer lo del Dioni. Claro que primero tendría que hacerme segurata, aunque esto no es un gran problema, pues tal como está la cosa prefieren seguratas sin tener el título, así pagan menos y al fin y al cabo,la pregunta del millón, alguien me puede decir para que sirven los seguratas. No sé si os habeis fijado, pero todos son gordos y la mayoría un tanto guarros. Las uñas relucen de luto , les gusta comer los bocatas en el curre y suelen ser bocatas que rezuman grasa: de baicon, chorizo frito o carne de cerdo en salsa de kepchut. Acompañan la comilona de una cerveza caliente de marca Dia o si no un tintorro en envase brik, que resulta más guarro. al final de su comida le caen unos chorros de grasa que le llega hasta la barbilla, pero para ello tienen las mangas de su bonito uniforme.
Como último recurso, siempre me queda el chorizar una lancha rápida con 4 motores y cada uno de 100 cv., para irme a toda hostia de ésta puñetera Isla, que cada día que pasa se me me parece más a la isla de Alcatraz. Pero bueno, yo en el fondo estoy enamorado de ésta puñetera Isla, lo que pasa es que para llevarlo bien y seguir siendo amigos la Isla y yo, hay que fugarse de vez en cuando, apoder ser cada dos meses.
Por último lo que también puedo hacer, es hacer lo que hago ahora o sea escribir e ir soltando toda mi mierda y dejarme de atracos, choriceos y demás mandangas, pero lo que sí tengo en mente y juro hacerlo algún día, es darle el palo al ciego que no es ciego, y que en realidad es un puto vicioso y al estanquero freeki de mi pueblo. Lo prometido es deuda.
ESA NOCHE
A tú paso, al paso que tú marcas,
va quedando una ligera brisa,
un suave aroma ajazmínado,
y un deje del sabor lascivo de tú boca.
En mi cama ha quedado,
tú huella sobre mi almohada,
tús risas entre los pliegues de mis sábanas,
y sobre la mesilla un trozo de manzana.
Yo de esa noche no me arrepiento de nada,
tampoco me acuerdo de todo,
quizá sólo me acuerdo de lo que yo quiero,
y entre los recuerdos que me asaltan,
siempre me veo entre tús brazos,
con tú boca pegada a mi oído,
y yo oigo tús respirciones dormidas,
y como una mecha de tú cabello, me hace cosquillas.
Ahora ya pasados tres días,
el tiempo suficiente para que tú esencia desaparezca,
yo me vuelvo a interrogar sobre esa noche,
y ahora sé, que lo vivido ha quedado en mi memoria,
se ha grabado en letras de oro y plata,
y que el recuerdo de esa noche, se queda impregnado en mi pituitaria.
TOMARME UN RESPIRO
Hoy al andar por calles perdidas,
al recorrer aceras siniestras,
y al notar el frío a través de mi piel,
he decidido tomarme un respiro.
He pensado en porqué se mueve el universo,
y en que se diferencia una araña de un pez,
y por muchas vueltas que le dado, no me ha quedado claro.
pero por si fuera poco tambien pensé,
en que se parece un ser humano a un ciempiés,
y la verdad es que no lo sé.
Tambien me pregunté,
si yo entro en un agujero negro que salida tendré,
si atravieso el espacio-tiempo a través de su negra boca,
en que planeta caeré,
buena pregunta me hago,
pero a éstas alturas ya me encuentro embarullado,
y ya no sé, si hablo del ciempiés o del agujero negro,
o que tiene que ver la araña, el ser humano y el pez.
ante ese nudo en el cerebro,
he decidido de nuevo,
volverme a tomar otro respiro,
para ver si me aclaro de una vez.
LA HORA BRUJA
Hay una hora bruja,
una hora en que se juntan todas las dimensiones,
es como el vacío invertido,
es la hora bruja, la hora de las grandes decisiones.
Y en esa hora yo me encuentro,
dilucidando, analizando y decidiendo,
en esa hora no caben las dudas,
ni caben las indecisiones,
ni tampoco los perdones,
y menos las flagelaciones,
es la hora bruja, la hora de dar soluciones.
Es difícil discernir entre dos posibilidades,
y más cuando son pura lógica contradictoria,
pero es la hora bruja,
es la última hora del día.
Cuando el reloj marca las doce,
y cuando las campanas entonan su última melodía,
ahí empieza el desconcierto,
pues sólo quedan doce segundos de mierda,
doce segundos que te descuentan,
y ya al filo del doce,
justo antes del definitivo segundo,
es cuando decides, por fin, tú destino.
LA MUERTE DIGNA
Cuando se te presenta de sopetón una oportunidad delante de tús narices, debes saber al menos torearla. Es bueno que lo inesperado presente sus credenciales, aunque sea de esa forma, de repente y sin previo aviso. Lo importante es que las alarmas te las dispara y eso te hace sentirte vivo. A veces, es verdad que lo novedoso no trae noticias buenas y si te coge con las defensas bajas, menuda hostia te llevas. Pero que sería de nosotros sin nuevos retos, sin nuevos desafíos, pues que seríamos unos huevones y por eso necesitamos estar siempre estimulados. Cuando las cartas te vienen malas, al principio te quedas en blanco y sólo sientes que te cagas pata abajo. Es la fase del gran hostión. Al cabo de un buen rato si por fin has conseguido mantener una cierta distancia de lo que te agobia, empiezas a repasar tú situación, mejor dicho tú nueva situación y es cuando te replanteas lo que habías pensado anteriormente. Ësta es una fase de lucha, donde se enfrenta lo nuevo a lo viejo, en un determinado momento te confirmas lo que ya pensabas antes del último evento y en otros momentos vas cediendo e introduciendo lo nuevo. En ésta fase poco a poco vas admitiendo nuevos planteamientos y por tanto ya te vas adaptando a la nueva situación. Al final del día, si ese día fué lo suficientemente productivo, ya casi te das por vencido y ya estás planteandote como enfrentarte, ya vas planificando tú estrategia y vas concretando como afrontarla para el siguiente día. Ésta es la fase de asumir el problema y de planear la estrategia de ataque.
Ahora, si ante el problema nuevo y resulta que tiempo atrás, éste problema ya te lo habías encontrado, pues mejor que mejor, pues de alguna manera ya estás medianamente preparado. Siempre te queda el factor sorpresa y pero una vez pasada la fase de pasmo, ya parece como si todo te sonara y en realidad es así, todo te suena por haberle dado, previamente, mil vueltas.
Todo esto viene a que con el tiempo que llevo escribiendo, yo voy observando ciertos temas recurrentes y uno de ellos es el tema de la muerte. Había y la hay, una amiga que me preguntaba porque me salía con tanta frecuencia el tema de la muerte y claro muchas veces me lo he planteado y ésta vez voy a intentar explicar el porqué, no es un asunto que me resulte fácil de explicar, pero por lo menos lo voy a intentar.
Yo durante mucho tiempo viví abrazado al miedo y ese miedo, aunque era abstrato, a veces tenía una concreción que se representaba en la muerte. Sí, el miedo a morir, ese miedo ancestral, ese miedo con frío, ese miedo eterno. Claro que ese miedo se recrudecía con más fuerza, en grado proporcional al miedo vital. Es decir, cuanto más inseguro me encontraba en un momento vital, más fuerza cobraba el miedo y su punto final siempre era el miedo a morir. Creo que durante largos años, yo viví en un estado letárgico, en un estado pre-morten, solo pensaba que yo ya había vivido lo suficiente y que había visto todo lo necesario, por lo que no necesitaba ni más vivencias ni más experiencias nuevas. Pensaba que ya era inmune a nuevas sensaciones y sentimientos. Era vivir en la antesala de la muerte, en el cuarto de al lado, ya siempre dispuesto a tenderme sobre el féretro. A veces, dejaba ir la imaginación hacia derroteros muy negros y por tanto, ya no me valoraba en vida y como vía de escape llegaba a imaginar que quizá sería más valorado una vez muerto. Bueno supongo, que ésta idea es común a todos los deprimidos del mundo, pues no es una idea muy novedosa, es una idea muy común en todos los que se sienten derrotados y yo durante unos cuantos años, para mí muchos, yo estuve a la cabeza de esa legión tan desconocida, que son los depresivos. Ahora, con el paso del tiempo y con la perspectiva que te da la distancia, yo miro hacia atrás y me acuerdo de la oscuridad y como detrás de ella no había más que más oscuridad. Para los normales, entre los que ahora por suerte me incluyo, les parecía muy fácil dar el consabido consejo: tienes que salir del pozo porque en el mundo aún hay muchas cosas y venga a repetirlo y repetirlo y tú sólo asomabas la cabeza y te venía directo un misil, que por cierto aún era más negro. Los hay que basaban sus recomendaciones en la disciplina y la voluntad, con disciplina se puede, lo que tienes que hacer es planificarte el día y cumplir todo lo que tienes apuntado, como si fuera una lista de la compra. De todas formas no quiero ridiculizar demasiado éste punto, pues creo que un cierto grado de disciplina es necesaria en el depresivo. En el depresivo impera el desorden y la falta del ánimo y el desorden te lleva a más desorden y cuanto más desorden en el mismo grado te aumenta la depresión. La falta de ánimo ya es otro cantar, intentan que veas mariposas y flores donde tú sólo ves mierda y por tanto la insuflación de ánimo está abocada al fracaso. Como los terapeutas se dieron cuenta de la jugada y a falta de una terapia psicológica que fuera efectiva para elevar el ánimo, pues buscaron la vía biologicista y se pusieron como locos a buscar sustancias que actuaran de mediadores del estado del ánimo y hoy en día hay todo un arsenal de medicamentos que actúan en los neurotransmisores y a todos estos se les llamó medicamentos estabilizadores del ánimo. Algo deben hacer, pues hay personas en las que funciona, pero en otras inexplicablemente no sirven ni para hacer cosquillas. Supongo, que será como todo, pequeñas sumas de las diversas terapias, combinadas u ordenadas, con o sin medicamentos, aplicando disciplina y orden, todos éstos factores ayudan a intentar salir de la depresión.
Ahora es muy fácil buscar las causas. Pues cuando estás despejado y el ánimo te invade, es fácil hacer análisis y proyectos, es fácil marcarse disciplina y ver el aspecto positivo de las cosas. Pero la diferencia es abismal, al estar mal contigo mismo y en consecuencia con el mundo que te rodea, no encuentras ni de coña la luz al final del túnel, todo es túnel para tí y vas dando palos de ciego. Y cuando se está bien y me refiero por bien, a estar animado, a saber enfrentarte a los problemas, a meter la pata y saber salir de ella, todo esto conforma un estado de bienestar (como suena esto, que palabra tan manida por nuestros políticos). Entonces ¿que es lo que no funciona?. Si realmente lo supiéramos no habría estados del ánimo diferentes, por lo que pienso que son necesarios ambos polos de la película, el estar bien y el estar mal. Lo único que podemos aprender es a manejar las herramientas, a intentar modular los estados de ánimo que se bandeen hacia un extremo y con una premisa, que se necesita visitar los dos polos, lo único que marca la frontera es el tiempo que se está en uno de ellos. Si hablamos del depresivo, que coñazo es aguantarlo. Y si hablamos del tonto positivista, el que no es capaz de ver el lado malo de las cosas, éste además de coñazo, es empalagoso y corto.
Con lo que del ánimo es un concepto abstrato y que cada uno tiene su propia tecla para ser activado. Uno se anima practicando surf y otro se anima leyendo o las dos cosas a la vez, pues no son excluyentes.
! Joder!, ya me fuí de nuevo por los cerros de Úbeda y me perdí hablando de depresiones. A lo que yo en principio iba, que cuando se está dentro del submundo de la depresión hay muchos momentos que te pones a esperar a que simplemente llegue tu hora y por tanto de alguna manera te vas familiarizando con la muerte, la abrazas y la haces tuya y si no cometes el simple acto de matarte o suicidarte es por pura cobardía y porque en el fondo, siempre te agarras a una esperanza, aunque sea mínima, el caso es que te agarras a ella. Claro que cuando uno está en el pòzo, tú actitud ante esa esperanza es esperar comodamente sentado, es como si esperas que te vayan a regalar una ración de ánimo, en definitiva es una actitud totalmente pasiva.
Despues de pasar largo tiempo sumergido en ese submundo, aún no sé que coño a cambiado para yo poder dar el paso y salir de ese pozo. Referente a la muerte, de tanto que la deseas y la abrazas que hasta le coges miedo. Yo quería morir, pero quería hacerlo despues de vivir mucho más o sea yo tenía la esperanza de dejar de abrazarla. Y ahora, por fin, lo he conseguido. Hablo tanto de ella, pues para mi es un reto, ahora debo enfrentarme a la muerte y perderle el miedo, no el respecto, sino el miedo. Para ello debo prepararme, analizarla y sobre todo poder disfrutar del tiempo que me queda, pues estoy seguro que yo si voy lleno de vida, el miedo a morir no será tan traumático.
Y éste aspecto, el de la muerte, como el de la vejez, no es una tontería, ni le doy tantas vueltas porque me guste comerme el coco. Habría que preguntarse cuantas personas fueron más o menos consecuentes con sus ideas y con su vida y cuando se acerca la hora de la muerte, amén, van y se cagan y toda su consecuencia se va a tomar por culo. ¿ Por algo debe ser?, digo yo. Yo tengo claro que es simplemente es porqué se va acercando la muerte y en la medida que te vas viendo más impedido vas rebajando tús ideales vivenciales. Muchos pensadores e idealistas, al llegar a viejos, se vuelven pragmáticos y egoístas y es verdad que muchos se vuelven como niños, como niños no, !peor que niños!. Sólo hay que ver sus peleas en los viajes del Imserso, son capaces de matar por comer primero, pues en el fondo lo que se vuelven son seres muy primarios : comer, caca, pis y a la cama a dormir.
Y en esas estoy, echandóle un pulso a la muerte. Yo sé que ella siempre lo gana, morir me moriré seguro, pero lo que estoy intentando es que mientras le echo el pulso, es buscarle sus cosquillas, para así poder reirnos juntos, para asi llegar a morir dignamente. Morir dignamente es tan importante como el resto de tú vida y por eso, en definitiva, me atrae tanto la muerte, pero me atrae la muerte digna, exclusivamente.
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