12. «La tercera expedición», de Ray Bradbury

14. «El conde Drácula», de Woody Allen

EL PUB DE MI PUEBLO (Otra del 2.015)


Las 9 de la noche y la noche se hizo más noche y las cuatro almas perdidas que quedaban por las calles de éste pueblo se van para su propio refugio y quedarán los gatos callejeros, quedarán las ratas de las alcantarillas y puede que el gruñido de algún perro suelto y rebuscador de basuras. Aunque se supone que es hoy cuando inaguran de nuevo el pub de una cercana esquina a mi casa y desde hace unos días lo llevan anunciando a bombo y platillo. El único pub que queda en éste pueblo medio muerto. El único vestigio de que antes de nuestros tiempos actuales, hubo otros tiempos muy distintos, no sé si mejores o  peores, pero sí diferentes. De todas formas el pub iba en caída libre, entre otras cosas porque su decorado era de épocas coloniales prehistóricas  y entre tirando a jipi raído y a rico profundamente deprimido. Su música era un puto desconcierto y además, habían instalado un karaoke que era una auténtica tortura para un oído humano, como es el mío..

Y entonces ¿qué tenía el pub?. Pues supongo que su barra de siempre y que era un verdadero abrevadero del ganado local e insular, se bebía a espuertas y en grandes y horrorosas rondas interminables pues al ser una Isla, todo dios se conocía. En ese tema en concreto, parecía un pub irlandés o escocés de pueblo de esos de película inglesa o americana, pero no cantando todos en plan desmadrado y levantando las jarras de cerveza, sino escuchando entre tragos amargos algunos)  y entre tragos descontrolados (los otros)...el como cantaba alguno o alguna, que le daba al puto karaoke con todas sus putas ganas. Por tanto, si ibas a ese pub, lo mejor que podías hacer, era beber y seguir bebiendo y hasta que llegara la hora de cierre y a esa hora... siempre te esperaba el camión de la basura que de paso, te podía dejar en casa. De vez en cuando también se colaban algunos guiris, rubios altos y no tan guapos (más bien feos y penosos) y eso sí, todos puestos y hasta la médula, de todo y de lo que viniera. 

Porque más cosas no había. Bueno sí, había una máquina de dardos y un billar americano, que algunas veces me sacaron del tedio o me iluminaron la borrachera. Era un pub de fin de semana, pues por la semana estaban el gato y el dueño del garito y punto y pelota. Todo estaba teñido de esas luces psicodélicas que tanto nos gustaron en nuestras épocas prehistóricas. Luces cambiantes y de la luz blanca se pasaba a los putos lunares en el techo y en el suelo y los lunares se transformaban en marrones que cuadraban con el baile de las cucarachas. Yo ahí (en ese pub), nunca me he pasado buenos ratos, pasables puede, pero malos tampoco o sea, que me quedo en el punto medio y con el consuelo, de que es el único pub del pueblo. Ahora, es verdad que temo y mucho la nueva decoración del lugar y porque lo moderno a veces rechina los dientes y además que se puede esperar de un pub donde su punto estelar, era el puto Karaoke de mierda, pues que ¡pongan un Karaoke mejor! y que aún así y todo, algunos seguirán bebiendo en ese abrevadero de mierda.

VEO HACIA EL SUELO









Veo hacia el suelo

y encuentro un precipicio,

entonces, me dirijo hacia el cielo

y me veo inmerso dentro de un agujero negro,

al final y debido a ello,

decido verme a mi mismo...

 tengo delante a un esqueleto que habla,

 que dice que piensa

 que dice que suda tinta

que se sumerge en mares que le están olvidando,

que sale vestido de buzo por si acaso viene un tsunami,

que de cada vez es más cauto y más prudente

y que está tomando medidas para su alma y su cuerpo,

y que ve hacia la tierra mojada

y de un matojo de hierbas mojadas

dice que están saliendo caracoles con sus cuernos

y eso le recuerda a algo

y ¿yo no sé a qué?.

YO QUERÍA DE TI...




Yo quería de ti

el lento silencio de tu mirada,

la suave imaginación de tus dedos,

y la dulce amargura de tus benditos 

besos...


Yo quería de ti

un buenos días escrito en el techo,

un helado con tus ganas

y con un trozo de tu cuerpo...

y todo bien aderezado

con el ligero condimento de tus huesos...


Yo quería de ti

el delicado susurro de tus palabras,

la complicidad de tus gestos,

y el eterno aroma a tierra mojada

que destilabas en aquella mañana.


Es que yo quería tantas cosas de ti

que ahora pienso...

que ahora pienso...

¡que ya no quiero nada!.

A VECES...

 




A veces...

 sueño con  colores entre similares y parecidos.


A veces...

 el cielo se tiñe de naranja sufrido y rancio,

también de amarillo alicatado, 

y de verde aceituna, 

 y por último, de cielo azulado.


A veces, juego a descubrir el color que tiene el olvido

y parece que no,

pero el tiempo acaba suavizando su colorido

y todo acaba siendo blanco como la cal viva,

es decir, 

al final os puedo jurar

que ya no duelen tanto...

Y EN ESAS ESTAMOS...






Es verdad que si ando me muevo


que si me muevo me cambio de sitio,

 que si me cambio de sitio me 

transformo en otro,

 que si de Oruga he pasado a ser 

 Mariposa...

pero lo que también es verdad

es que en cada traspaso he dejado 

parte de mis partes

que quizá al final no se noten tanto

 que quizá cada trocito era un minúsculo trozo de hueso o de músculo

y que en sí...no tendría importancia...

pero mi vida ha sido larga y muy intensa

y eso, como decirlo... ¡¡¡se paga!!! 

y de aquellos trocitos perdidos de mi cuerpo y alma,

salieron todos mis desaciertos y entuertos,

y hoy me siento cojo y medio muerto

y hoy os podría decir:

he muerto muchas veces

pero en todas he resucitado,

 por eso os puedo jurar que vivo con mis dos mitades,

la medio muerta que cada vez está más muerta

y la medio viva que intenta tapar a la muerta

y en esas estamos...

UN DÍA TE VÍ...


<<<<<<<<<<<<<<<<<<Un día te vi...

y  me dije

¿y como puede andar sin alas?

entonces entendí

que las alas sirven para caminar sin saludar.

YO PENSABA...YO CREÍA...


Yo pensaba... yo creía...

yo me suponía que:

que la vida y el tiempo se multiplicarían por cien (como mínimo),

 que los últimos años serían más largos   que nunca,

que los besos serían más tiernos,

que el amor se doblegaría como la plastilina,

que la ternura sería el lema de mis últimos días,

y es que yo pensaba y creía en ello,

yo soñaba con ese mundo de viejo mágico...

y bueno... ahora ya estamos aquí

y lo que yo pensaba y creía se tiñe de rabia,

además, se adorna de triste musgo verde


y eso es lo que nos queda (concluyo)

nos queda la nostalgia,

nos quedan los recuerdos intensos, 

los momentos más alucinantes, 

los instantes de amor y fuego,

las noches de luna llena,

las tardes de sol otoñal

y aquellas risas 

que aún siguen retumbando dentro de mis paredes y órganos huecos.

UNO...







Uno se acuesta pensando en algo...

(en lo que sea)

uno se duerme contando ovejitas dulces...

y al despertar

uno se despereza sin pudor ninguno

y al mismo tiempo

hace astillas su último sueño...

entonces uno

 se asoma a la ventana y ve la vida,

hoy (se dice a si mismo)...

hoy se asoman negros nubarrones de dudas,

por tanto hoy

iré vestido de naufrago.

OFICIOS (Elena Román)

OFICIOS UN POEMA DE NOVEDADES: AYER POSIBLE ANTOLOGÍA 2008-2019 DE ELENA ROMÁN


 

 

 

Oficios

 

 

 

Alguien se topa con el vacío, suspira y concibe un sendero.

El origen de los caminos es húmedo, y a falta de alquitrán,

alguien los pavimenta con quintales de arenas movedizas

hambrientas de hormigas y otras densidades de la noche

para oscurecer, granulándolo, el camino, fresco aún.

Pero entonces alguien que también colorea calabazas

puntea el camino con guiones pisados, cortos y largos.

Los criadores de formas metálicas exponen sus piezas

a través de un camino que empieza a parecer un cuento.

Alguien atornilla los pies subterráneos del camino

a las manos de los factible, limitando voluntades.

Y yo, con mi destornillador de siempre, deshago la presión,

aflojo los tornillos un cuarto de vuelta, algo muy leve, lo justo

para que el camino funcione correctamente y a la vez permita

cambiar la ruta a alguien que, en algún momento, advierte

que ese camino no es el suyo, que no debe seguir en él.

Después de mí, el camino está listo para recorrerlo;

espero un poco para ver quien lo transita,

saber quién es ahora, quién, la primera persona.

Me vuelvo a casa, estoy cansado, ya lo he visto:

el último camino fue estrenado por un ratón de campo.

 

 

 

Elena Román

YO TENÍA QUE HABER NACIDO EN OTRO LUGAR Y SITIO (Eso decía en el 2.017)


  Yo tendría que haber nacido en otra parte, no sé. muy lejos (eso seguro, muy lejos), quizá demasiado lejos como para poder describir el lugar y el sitio...pero desde luego no sería éste y porque ahora mismo tengo la friolera de 61 años y la sensación que tengo ahora, es que lo que vivo... ... ya lo he vivido, es un "deja vu". Pero bueno y valga la redundancia si fuera una sensación buena, no habría ninguna queja, pero me temo que no es el caso...que mis sensaciones son amargas como la Hiel y ácidas y yo que sé... que son desagradables ¡coño! y lo que no quiero es tener que volver a vivir con ellas. Lo malo de los "deja vu" es que te vuelven todos los malos sabores a la boca y con la misma intensidad de la primera vez y como pasa con el primer beso que es muy difícil de olvidar. Eso pasa con el primer beso, con el primer polvete, con las primeras caricias y con la primera vez que te diste  cuenta que ya pensabas por ti mismo, digamos que fue la primera gran rotura de tu vida y de alguna manera unas cuantas Neuronas hicieron crack dentro de mi Cerebro.

                                                Pues ahora, eso mismo me está pasando y veo una sociedad totalmente involucionada y claramente volcado hacia el lado más oscuro y me está entrando la misma sensación que tuve a los 14 años y de aquellas pensaba que ésta sociedad no tiene nada que ver conmigo o muy poco y que en realidad está hecha y creada para otros, quizá ¿para los que nos gobiernan y su ejército de ladillas? . No sé, desde luego para mi no está creada y creo que tampoco para bastantes personas.... que no quiero decir que piensan igual que yo y porque eso es imposible, pero sí que piensan y que sienten, parecido. Yo odio los pensamientos únicos y por ser fijos e inamovibles y demasiado simplistas, pero de alguna manera yo apoyo las ideas y la filosofía que es más o menos similar a la mía. Lo que quiero decir, es que yo apoyo las ideas abiertas, las que se dejan criticar y que son susceptibles de poder ser cambiadas. Son ideas dinámicas que nunca paran de evolucionar.

                                               Claro que cuando tenía 14 años y veías como se presentaba el percal te decías: " me da un poco igual y porque tengo toda la vida por delante".,.pero ahora han pasado más de 40 años y lo de tener toda la vida por delante, es una puta quimera que huele más a muerto que a otra cosa...por tanto y lógicamente a éstas alturas de la vida, no me tomo la cosa igual que antes y me cabreo mucho más y me duele muchísimo más y bueno y porque no me da tiempo a pasarme a la clandestinidad y montar una célula que practique "el terror" entre comillas...porque para eso ya me siento viejo, sino ibais a ver que tinglado montaba y porque la experiencia la tengo, las ganas también y me faltan los ánimos y esa parte de pasión desenfrenada que hay que tener y poner y por supuesto, me falta esa falta de visión que hay que tener para meterte en éste tipo de fregados...

                                               

EN LA CARA OCULTA DE LA LUNA


No s   No se supone nada,

no hay nada que suponer,

no hay adivinos del mañana,

  no hay putos milagros si no los quieres ver,

 todo cuesta y todo duele,

     todo te salpica de sangre,

         no hay paz en las guerras,

no hay miedos sin temores,

 no hay amores sin dudas,

   no hay historias sin pasiones ciegas,

  no hay penas sin gloria,

    no hay pérdidas sin bajas colaterales,

no hay muerte sin vida,

   no hay paz sin guerra

y maldita sea la especie humana,

  quiere paz pero hace guerras,

    quiere amor a cambio de nada,

quiere lo que no puede tener...

 por eso pido vivir...allí...

allí... en la cara oculta de la Luna.

CABALLOS SALVAJES (Jordi Cussá Balaguer)

Caballos salvajes, de Jordi Cussà Balaguer



Estoy en una horrorosa instalación, apariencia de granja y realidad de prisión, en la que me han curado el síndrome físico a base de baños, masajes, tés y susurros, dejando que digiriese lentamente todos los sabores del tormento. Cierto que me gustaría poder volver a escoger qué hago cada día al levantarme, pero estoy en una kafkiana sociedad sectaria de estructura militar y espíritu místico pero sádico donde pretenden curarme también el síndrome mental y emocional a base de mucha disciplina en general, una sobredosis de trabajo duro no remunerado y la cíclica confesión pública de mis pecados más íntimos. Me juego las tetas a que no resistiré ni dos semanas.

**

Llamémoslo el precio de la aventura. Y es que una cosa es haber estado en la guerra y otra, muy diferente, volver, diez o veinte años después, a primera línea de combate. Aun así, me las arreglé bastante bien: uno delgado, bajito y encorvado, con cara de ardilla chupada por dentro, se me plantó justo delante con un ducados torcido entre labios y ojos de asesino perdonavidas:
-O me das la pastas o mi socios te pincha el sidas.
Sus plurales me despertaron el instinto, y agarrarlo por las hombreras y estamparlo contra el cuerpo del “socios”, el cretino que blandía una jeringuilla en la mano derecha como si fuera una Magnum, fue un gesto que llevé a cabo antes de plantearme las posibles consecuencias. Los dos patéticos atracadores, por otro lado, eran tan poca cosa que cayeron como un castillo de palillos, ovillados entre sus miserias y sus extremidades. Y yo, por instinto una vez más aunque hasta el momento no me hubiera servido de nada, me fui de allí, tan tranquilo como pude a tenor de las circunstancias, para alcanzar el coche y evacuar volando aquella pesadilla.

**

Era un día más o menos normal dentro de la bestial rutina de aquel año 88, hoy hace un par de siglos, cuando la dulce Làlia ya me había dado pasaporte y Mín y yo, otra vez yonquis hasta el tuétano, trabajábamos las rutas que van a Andorra. Comprábamos en Sabadell, Badalona, Barcelona y Tarragona, y algunas veces en Valencia, Sevilla o Madrid, y después subíamos hacia la frontera pasando por Manresa o Igualada y alternando el eje de Berga, Bagà, Puigcerdà, con el de Cardona, Solsona, la Seu. Hacíamos un mínimo de dos viajes semanales moviendo un mínimo de diez gramos por viaje. Que podían llegar a ser veinte o treinta, según la liquidez del mercado y los porcentajes de beneficio que nos zampábamos. Después de todo, por eso lo hacíamos.

**

Es evidente que nadie sabe cuánto dura, no ya un matrimonio sino una vida. Y también que había dos espadas colgando encima de mi cabeza: la que amenaza a todo ser viviente desde que es ser viviente, y mi particular espada del sida, que podía cortarme de raíz un día cualquiera. Eso dejando de lado que había sido yonqui durante mil años y, como solía decir Mín, hacer tantos kilómetros tan deprisa por una carretera tan mala nos tenía que atrofiar el delco por cojones. Pero los biorritmos estaban altos y las ganas de vivir hacían hibernar al virus, por decirlo de forma poética.


[Sajalín Editores. Traducción de Jordi Cussà Balaguer]

Yo, si viviera en otra tribu

 Yo, si viviera en otra tribu con distinto nombre y con otros apellidos sería el puto amo de mi mundo andaría por las aceras de mi pueblo ve...