Todo es mucho más complejo


Todo es mucho más complejo

se nos dice cuando uno no se sabe explicar.

Entonces la culpa la tiene

la complejidad del asunto

y no tu cortedad mental.

No pasa nada...

Primero, 

porque si no sabes explicarte

repito, no pasa nada

y ya te explicarás otro día mejor.

Segundo,

empieza por decir la verdad

y acabarás diciendo otra verdad mucho más grande.

Verdad mi querido examigo

que lo de decir verdades te suena a sueco

y quieres borrón y cuenta nueva

pero a partir de un punto que solo a tí te interesa,

no quieres ver tu lado más negro y más oscuro

prefieres la belleza del espejo deformado

y que nadie levante el telón de tu maldad.

Primero

mi querido muchacho

habría que disculparse y a fondo y a conciencia

y segundo,

pedir que no exigir, empezar de nuevo.

























Hoy estoy tranquilo

 

Hoy estoy tranquilo
aunque en realidad...
 me subo por las paredes.
Empiezo de nuevo:
Hoy estoy sereno
espero tan tranquilo a que algo ocurra,
me fumo un cigarrillo con desgana
y como el que no quiere la cosa,
miro con desdén a mi aburrido alrededor,
busco y rebusco entre historias y miedos
y nada viene a mi memoria.
Es que en realidad estoy buscando,
un hilo de conexión que no me deje indiferente
algo que me ate al pasado,
algo que me una al presente,
algo que me proyecte al futuro,
y sobre todo algo
que me haga pensar 
que coño hago aquí todo el rato.























 



MARTES 12 DE MARZO DE 2.014

 Y hoy es Martes y día 12 de Marzo de 2.014. Podía deciros que hace un día espléndido y maravilloso, pero mentiría. Está nublado y es como decirlo, un día gris y amorfo. Ni chicha ni limoná, na de ná. Me recuerda a esos días de Septiembre en donde el sol no se define, no sabe si rasgar la tela de las nubes o seguir en su duerme vela. Bueno, pues aquí sigue mi existencia del día a día. Cuantos persiguirían ésta tranquilidad, cuantos pagarían por disfrutarla. Pero eso va dentro de la condición humana, querer lo que no se tiene.

Como todos los días, he ido a desayunar al bar de la esquina (que es como mi segunda casa) y allí ya me pusieron en antecedentes. Resulta que fulano estuvo ingresado y ahora ya está en casa y pendiente del resultado de unas pruebas. Y el otro que también viene todas las mañanas a desayunar, tuvo un derrame pleural y está en el Hospital con un drenaje. Noticias de pueblo pequeño y donde y  sin querer te vas  sumergiendo, pues de alguna manera ya eres parte del pueblo. Y eso que yo procuro pasar desapercibido y lo digo como médico y como persona, pero un pueblo es un pueblo y ya sea en Cuba como en Menorca.

Sensación de control, sensación de estar vigilado, pero al fin y al cabo, son sensaciones. Porque en el fondo, mantengo una prudente distancia, con sus tiras y aflojas, pero más o menos la mantengo y por tanto esa sensación depende y mucho, de mí. Pues el nivel de vigilancia es perpetuo, pero no te afecta igual todos los días y como digo depende sobre todo de tu estado de ánimo. En un pueblo pequeño parece que nadie se fija en ti y que cada uno está centrado en sus tareas y faenas, pero con el rabillo del ojo, te están controlando. Saben  donde vives, saben a que hora sales y entras en tu casa, saben a que tienda vas a comprar, en fin, saben más de tu vida que tú mismo.

Son ventajas y desventajas, pues por otro lado, te puede gustar la cercanía de las personas o digamos te gusta ese ambiente "familiar". De alguna manera te sientes más arropado y ya sé que es de una manera ficticia, porque en realidad tú les importas poco, les importa mucho más la carnaza que les ofreces. La verdad es que aquí nadie pregunta y en eso es de agradecer tanta discreción. No preguntan, pero observan y por tanto interpretan, pero para ir viviendo tranquilamente, hay que saber pasar de esas miradas de control. Miras pues yo te miro, observo pues yo te observo dos veces, me controlas pues yo me descontrolo cuando me da la gana. En fin, nada nuevo bajo el sol o mejor dicho, bajo la telaraña de un día nublado.



 



LA MALLA ANTITREPA

 Bueno, políticamente hablando, vienen tiempos de dolor y pausa sosegada y porque no nos queda otro remedio. Tenemos por delante unas elecciones europeas y eso supone que durante ese tiempo no van a existir malas ni peores noticias. Claro que se podía decir que ya hay suficientes y es verdad, hay una ristra de chorizos y trepas, que se hace interminable. Pero a cambio de no tener que escuchar más noticias malas y peores, nos toca soportar esos discursos vacíos o mejor dicho demagógicos. Ayer escuché a una del PSOE dando un mitín en Andalucía y aluciné a colores, aparte de las tonterías vacías que siempre dicen, va la tía y se soltó la melena y dijo: tenemos que hacer Europa más andaluza.

Supongo que en ese circo mediático que lleva a cuestas...le aplaudirán a rabiar su gracia graciosa. Pero yo me quedé de piedra, pues en tiempos como estos (2.014, en plena crisis económica) y en los que se pasa hambre a destajo, sale la tía bruja, diciendo gilipolleces y sin cortarse un pelo. Y ésta el la primera del largo rosario que nos queda por soportar. Ya veréis que a medida que se acerquen las elecciones, nos iremos convirtiendo en potencia mundial y así, nuestra economía estará más sana que la alemana. Somos crédulos, pero no tanto. Somos gilipollas y por tener que aguantar a semejantes engendros.

Es como lo de la malla antitrepa, la que están poniendo en Ceuta y Melilla (pero en este caso, para que no entren por "nuestra frontera" esos inmigrantes africanos todos sucios y harapientos). Pues yo aprovecharía su función, para ponerla alrededor de todos los organismos oficiales gubernamentales. Malla antitrepa y todos los trepas al carajo, todos intentanto subir la misma telaraña y todos colgados de la misma malla. Después solo sería cuestión de fumigarlos con gases paralizantes y así hacer una linda colección de trepas españoles. Fauna autóctona, fauna ibérica. Dicen que no entran los dedos en la malla, pero debería entrar la lengua y allí, se le quedara atrapada. Porque los trepas hablan y hablan y ahí reside su principal peligro, que por subir y ascender, son capaces de vender a su propia madre en el mercado de abastos. A mi más que el paro, me preocupan más los Trepas, pues ya sabemos que en España son una verdadera enfermedad endémica.


 



Mirada penetrante de taladro.

 Se endurece,
todo se endurece con el paso de los años,
igual que se endurecen los reflejos
mientras
la mirada se vuelve fija, estática y penetrante
y se hace más intensa pero mucho menos sumisa.

Mirada penetrante de taladro.

Y cuando te ves en el espejo en cada día que pasa,
puedes observar como la retina se acartona
y como se endurece...
mientras el cuerpo se hace pasa.

Mirada penetrante de taladro en un cuerpo doblegado.




EL CIÁTICO

 Pues aquí estoy de nuevo e iba a decir, "vivito y coleando", pero ni una cosa ni la otra, pues fuí atacado impugnemente por una Bacteria asesina y que durante estos 5 días se instaló cómodamente dentro de mis  senos nasales y paranasales y por tanto todo desembocó, en una sinusitis de caballo. Ahora aún estoy en el 50 % de lo que era o sea soy medio Bruno y es que aún me falta rematar al bicho. Por lo menos los dolores casi pasaron y ahora habrá que valorar los daños irreparables que se produjeron dentro de mi cerebro y ahora mismo, estoy comprobando que son bastante extensos.

Y como podía ser de otra forma después de 5 días en off, y con toda la caraja que hoy llevaba, pues el coche tampoco, encendió. Bueno, no me lo tomé muy mal, ni me cabreé demasiado, solo me dije que a veces se parte de cero  y que en otras se hace desde menos cero. Como curraba (estaba de guardia de avión de traslado) tuve que pillarme un taxi que me dejara en el Hospital y como tenía que ser en un día como éste, me tocó de taxista todo un marroquí que estaba todo alucinado, que empezó a hablarme sin parar del CIÁTICO. El Ciático que le atacaba por todos los lados, a veces las rodillas, en otras los tobillos y ahora le atacaba a las manos y a los ojos. Y el tío me decía a modo de conclusión: "sí, siempre ataca a los puntos más débiles del cuerpo". Y una vez me ataco a la barriga y tuve una diarrea que no veas, insistía el menda. El "Ciático", el nuevo descubrimiento de la ciencia médica y con más poder que el mayor virus asesino. Pues nada que hoy tuve el gran placer de conocer a su descubridor.

Llego por fin al curre y más dosis de surrealismo. Voy a la UCI a buscar al paciente y el tío estaba en la UCI como podía estar jugando a la petanca, ni rastro de gravedad en el ambiente.  Bueno había anginado, pero ya estaba como una rosa, pero como una rosa "acojonada". Pues era del Inserso y el tío se había venido de vacaciones a Menorca y sí, antes de salir de su casa había tenido un dolorcito pero que "tampoco había sido para tanto" y que con él se había venido su mujer y ¿ella donde estaba?, me pregunté. Supongo que dándose el último festín en el Hotel de referencia y para no pasar hambre (ya se sabe como se come en los Hospitales).

Bueno, pues nos vamos para el avión y ya empecé a sudar de nuevo como un pollo asado y pensando ¡para que coño me vine a currar sino estaba en condiciones!. De todas formas en ese preciso momento nos anuncian que no hay vuelo, por cuestiones de meteorología, en concreto por viento desatado, salvo que fuera cosa de extremísima urgencia. Respiré aliviado, pues tal como estaba yo, ¿como quedaría después de meterme en una batidora?.
O sea que me fuí de paseo con un paciente hasta el Aeropuerto y vuelta al Hospital de salida. Nada, que ya estoy de nuevo en casa y sigo escupiendo trozos de cerebro en forma de mocos purulentos. Conclusión: hoy he vuelto de nuevo a la vida y aunque no esté ni al 50%, la vida sigue mereciendo la pena y sobre todo con estos estímulos nuevos: el poder del Ciático como patógeno de enfermedades humanas  y que además cabe relacionarlo como posible causante de mi Sinusitis galopante. Ah¡¡ y que el Inserso sigue siendo el mismo Inserso y que mantiene con la misma entereza su lema favorito: "qué cada uno aguante su vela  y  mientras no llegue mi hora, habrá que seguir comiendo".


 



LA SENSIBILIDAD

 Hay alguna vara de medir la sensibilidad, hay alguna forma de cuantificarla. Que nos lleva a decir que ésta u otra persona, es una persona sensible o insensible. Donde está el quid de la cuestión. Yo, la verdad no lo tengo muy claro, pues mi experiencia así me lo demuestra. Me ha pasado de todo en ésta vida, momentos en que lo último que me preocupaba, era la sensibilidad y por razones casuísticas, por ejemplo, encontrarte con una vieja amiga y por decir dos cosas sin mucho sentido, va y te suelta que eres una persona muy sensible. Y también el caso contrario, estar más bien sensiblero y a la persona que te acabas de encontrar, le puedes resultar pesado y hasta patético o lo contrario, o sea insensible y superficial, pues ya se sabe que si abusas de algo de forma reiterada y con persistente alevosía, justamente vas a provocar lo contrario de lo que tú quieres.

Esto viene a cuento, de que desde que escribo me ha llegado algún comentario referente a mi sensibilidad y todos por el lado bueno o sea, diagnosticado como persona sensible. Yo me quedo encantado con el halago, pero no me lo creo, pues pienso que sí, que digo cosas sensibles, es verdad, pero al mismo tiempo suelto las cosas con demasiada crudeza y éste segundo aspecto, es el que pienso que más domina. Por lo menos yo me veo así: duro, crudo y hasta cierto punto insensible. Y esto no lo hago por falta modestia, ni por necesidad de cariño, ni para persiguir apoyos, ni para que nadie me diga que yo soy sensible y como consuelo. Nada de esto es lo que realmente hay, de momento no tengo esa necesidad. No insisto más, no persigo eso y ya está. Lo que me llama la atención, es que cuando uno se siente en el lado contrario (en cierta manera), los demás de alrededor, lo perciben de manera bastante distinta. Y eso, ¿como puede ser?, ¿es que se explica uno mal? y como es que se puede transmitir lo contrario de lo que tú quieres expresar. Supongo, que uno a veces no percibe bien como realmente se encuentra y entonces intenta transmitir por ejemplo, como es mi caso, que quiero ser una persona cruda y dura, que quiero decir las cosas a la cara y que no me importan sus consecuencias o que si me importan, pero no tanto. Y resulta que entre las crudezas se deben colar los sentimientos y más los sentimientos que desbordan sensibilidad.

Será una necesidad primaria, la de decir las cosas a la cara y me temo que al decirlas, se cuelan por el medio los sentimientos y eso que yo no quiero eso, que se me cuelen los sentimientos. Por lo menos no lo quiero en éste momento, porque de momento necesito soltar toda mi mierda por puro instinto, por pura necesidad animal y primaria. Claro que a lo mejor sólo me quedo con eso y no entiendo o no quiero entender cuales son mis verdaderas necesidades sentimentales. Lo que también no deja de ser curioso, es el ejemplo contrario, cuando uno está más del lado sensiblero, pues pasa que la mayoría de las veces resulta que para  los demás, representas un ser empalagoso y un tanto espeso y de difícil digestión. Si retrocedemos a una situación parecida a la que describo, seguro que os veréis reflejados y no sólo lo digo desde el lado de la víctima (por llamarle de alguna manera), si no que también, desde el lado de tener que aguantar a una persona sensiblera. Es como si dijéramos, que demasiada sensibilidad es equivalente a demasiado merengue y el rechazo se hace presente y por tanto, no soportas el chorreo melancólico. Es más, el que aguanta el chaparrón que te suelta la persona sensiblera, tiene mérito y tanto que lo tiene, ahí al pie del cañón aguantando el tipo ante los ataques de jipidos y lloros sin consuelo y vuelta a sollozar y a sorberse los mocos,... Y tú no sabes donde meterte, ni encuentras palabras de consuelo y si las encuentras no vale de nada, pues la otra persona ya no escucha. Ella, la persona plañidera, sólo tiene la necesidad de soltar y por tanto prefiere no tener que escuchar nada. Si algo aprendimos en ésta puñetera vida, es a preguntar a alguien sensiblero ¿Que tal? o ¿Como te va?, el chorreo que puede venir a continuación puede ser un verdadero tormento y como buenos conductistas que somos, hemos aprendido a no meter los dedos en el enchufe y saludar con un simple hola y adiós y todo  aderezado con una preciosa sonrisa.

Claro que a medida que escribo sobre éste tema, más necesidad tengo de hacerme la misma pregunta del principio: ¿Que es lo que nos mide la sensibilidad?. Y no vale la sensiblería, ni pasar al otro extremo, la cuestión es intentar saber cual es el punto medio. ¿Donde está el equilibrio de la balanza?, ¿Como ponerse en el punto cero?. Yo no lo sé muy bien, más bien sé lo que no debe ser. Pues si cogemos a una persona dura y en apariencia impertérrita y fría, que no se doblega ante nada y si somos capaces de verle una fisura y dictaminamos, que en el fondo es una persona sensible. Y si no le encuentras una fisura, pues decimos exactamente lo contrario, que es insensible. O sea que debajo de una apariencia siempre hay otra persona distinta o no, no lo sé. Sé que en micaso soy lo que aparento ser, ni más ni menos. Por tanto hablamos de máscaras sociales, máscaras que nos ponemos para defendernos de la posible agresión externa. ¿Y de que tenemos que defendernos?, pues de demasiadas cosas, pues ésta sociedad transmite valores agresivos y menosprecia a los más débiles. Y en su enciclopedia viene definido como débil el ser sensible, aunque tú no lo creas, hay muchos, por desgracia, que sí, que se lo creen. Entonces se consideran con el derecho, por considerarte débil, a hacerte daño y ya se sabe que si el cántaro va mucho a la fuente, pues que se acaba rompiendo. Y al final, a base de ataques reiterativos acaban haciéndote daño. Y si te revuleves ante los ataques y respondes enseñando los dientes (pues no le vas a dar un abrazo), el resultado para ellos, es que eres un ser agresivo. ¡Así de fácil!.

Entonces, yo que soy: soy sensible, soy agresivo, soy insensible o soy cariñoso. Yo creo que soy todo a la vez, según el momento en que me pille, pero esto me vale para todos los adjetivos, puedo ser cariñoso o arisco, puedo ser meloso o asqueroso, puedo ser simpático o un hijo de puta, puedo ser ocurrente o un mal pensado. Todo absolutamente todo se mezcla y el resultado en cada momento es un resultado distinto. También es verdad que a base de sumar resultados o sea los que son más repetitivos, son los que más te van a definir: o sea, si en general eres simpático (la mayor parte del tiempo) el resultado será que eres un tío simpático y así con cada uno de los adjetivos mencionados. Porque es verdad que en general (cuantificando por tiempo), hay personas de todo tipo: las hay amargadas, las hay simpáticas, las hay tiernas y las hay sensibles y a la inversa, también las hay.

Asi que cuidado al quitarse la máscara. Alrededor hay demasiado bicho y también con demasiado veneno y como te pille, vas aviado. Yo seguiré intentando ser un chico duro y fuerte, pues en éste momento es mi anhelo, pero al mismo tiempo dejaré abiertas mis costuras escondidas, por si acaso hay alguien que quiera entrar en mi zona de sensibilidad, pues para esas personas siempre dejaré una puerta abierta.


 




MI PROCESO

 Mi proceso es un tema muy complejo,

es complicado, 
es extrordinariamente único,
es un parto difícil de largo recorrido,
es intenso y duradero,
y esto lo sé...porque simplemente 
es mi propio proceso.
Mi proceso ha necesitado días, horas,
largos meses,
minutos de retroceso hacia otros tiempos,
inmersiones en mares de dudas,
abluciones con aguas purificadas,
y alucinaciones de fuertes colores vivos.
Mi proceso es el que llevo dentro,
lo tengo escondido debajo de mi almohada,
a veces lo enseño y presumo de ello,
en otras lo observo y lo retengo entre mis dedos.
Mi proceso es demasiado complejo,
 como para  explicarlo en tres palabras,
o como para sintetizarlo en un único pensamiento.
Mi proceso es raro,
es sincero pero a la vez, es doloroso,
es un viaje astral por las antípodas del miedo,
es un vuelo por el país de las sensaciones,
es bestial y alucinógeno,
y es un viaje hacia el mismo centro de la vida.
Mi proceso nunca se acaba,
sigue y sigue y se convierte en otra idea,
es un proceso contínuo y no tiene paradas,
es envolvente y obsesivo,
es pertinaz y a veces delirante,
es un sueño y no una pesadilla,
es mi proceso y por eso no quiero que me abandone,
por eso ruego e imploro, 
que nunca...que nunca... me deje sólo.


 




CAOS Y ORDEN

 Dicen que en el caos no hay error y es lógico que no lo haya, pues hagas lo que hagas nunca será un error y por el simple hecho, de que no lo reconocerás como un error. Y ese ha sido mi método científico de funcionamiento o  sea, el antiorden en el que me he movido mucho tiempo. Y bueno, ha pasado el tiempo y mi método tiene goteras, mejor dicho, tiene unos buenos agujeros y por donde se cuela el orden o mejor dicho, un determinado tipo de orden. Vamos, se cuela y se reivindica el orden mínimo y necesario para ir tirando, hablamos de un orden vitalista que se acaba haciendo imprescindible.

Mi caos ya no da más de sí y solo me trae más caos y al final, mi vida se va convirtiendo en un arma de destrucción masiva o por lo menos, así lo percibo. Ahora funciono a salto de mata y tengo un problema delante y como no es el momento que toca, pues lo aplazo para otro momento en que esté más receptivo. Y eso funciona durante un tiempo, pero deja de hacerlo, en cuanto van desapareciendo los momentos receptivos y entonces, todo se convierte en aplazamientos. Es decir, sin darte cuenta los borras del mapa, pero los problemas crecen como crecen los árboles que tienes delante de tu ventana y llega un momento, que esos árboles ya no te dejan ver el bosque.

O sea que ahora, estoy en un momento en que en mi caos todo es error y es error acumulado. Por tanto tengo que implantarme un nuevo orden, un orden rígido en cuanto al hecho de que tiene que ser cumplido, un orden natural en cuanto tiene que respetar mi forma de ser y de estar y sobre todo un orden mínimo e imprescindible para que cada mañana sea un día mejor. Y dejaré unas cuantas horas para poder seguir disfrutando de mi caos natural, sin reloj, sin móvil, sin recados ni tareas pendientes y sin  follar demasiado. Este último punto es el más fácil de cumplir, pues no follo ni demasiado ni poco, simplemente no follo nada.
Que pena tener que dejar mi caos natural de lado y verme obligado a tener que acotarlo a unas cuantas horas al día y tal y como si fuera una fiera enjaulado y en un zoo cualquiera (zoo, es de esos sitios donde me puedo morir de pena). Pero lo dicho, tengo que ser un buen chico y portarme debidamente. El debidamente que quede claro que lo establezco yo, yo solo, y que nadie se lleve a engaño, de que con esto del orden me vaya a convertir en gilipollas. Llevo un GPS incorporado y que mide mi grado de gilipollez y cuando llega a un límite determinado saltan las alarmas y entonces me suelta un calambrazo que me deja tieso. Métodos conductistas, que se llaman. Pero son métodos que para mí, funcionan desde tiempos a...


 



LA MUERTE DIGNA. Parte 1ª

  Cuando se te presenta  de sopetón una oportunidad delante de tus narices, debes saber al menos, torearla. Es bueno, que lo inesperado presente sus credenciales, aunque sea de esa forma, de repente y sin previo aviso. Lo importante es que las alarmas, se te disparan y eso te hace, sentirte vivo. A veces, es verdad que lo novedoso no trae noticias buenas y si te coge con las defensas bajas y entonces, menuda hostia te llevas. Pero que sería de nosotros sin nuevos retos, sin nuevos desafíos, pues, seríamos unos huevones y por eso necesitamos estar siempre estimulados. Cuando las cartas te vienen malas, al principio te quedas en blanco y sólo sientes que te cagas pata abajo. Es la fase del gran hostión. Al cabo de un buen rato si por fin has conseguido mantener una cierta distancia de lo que te agobia, empiezas a repasar tu situación, mejor dicho, tu nueva situación y es cuando te replanteas lo que habías pensado anteriormente. Ésta es una fase de lucha, donde se enfrenta lo nuevo a lo viejo, en un determinado momento te confirmas lo que ya pensabas antes del último evento y en otros momentos vas cediendo e introduciendo lo nuevo. En ésta fase poco a poco vas admitiendo nuevos planteamientos y por tanto ya te vas adaptando a la nueva situación. Al final del día, si ese día fue lo suficientemente productivo, das por concluída la sesión y ya estás planteándote como enfrentarte y vas planificando tu próxima estrategia y vas concretando como afrontarla para el siguiente día. Ésta es la fase de asumir el problema y de planear la estrategia de ataque.

   Ahora, si ante el problema nuevo y resulta que tiempo atrás, éste problema ya te lo habías encontrado, pues mejor que mejor, pues de alguna manera ya estás medianamente preparado. Siempre te queda el factor sorpresa y pero una vez pasada la fase de pasmo, ya parece como si todo te sonara y en realidad es así, todo te suena por haberle dado previamente, mil vueltas. Todo esto viene a que con el tiempo que llevo escribiendo, yo voy observando ciertos temas recurrentes y uno de ellos es el tema de la muerte. Había y la hay, una amiga que me preguntaba porque me salía con tanta frecuencia el tema de la muerte y claro, muchas veces me lo he planteado y ésta vez, voy a intentar explicar el porqué, no es un asunto que me resulte fácil de explicar, pero por lo menos lo voy a intentar.

Yo durante mucho tiempo viví abrazado al miedo y ese miedo, aunque era abstrato, a veces tenía una concreción que se representaba en la muerte. Sí, el miedo a morir, ese miedo ancestral, ese miedo tan extrañamente frío, ese miedo eterno pero con final. Claro que ese miedo se recrudecía con más fuerza, en grado proporcional al miedo vital. Es decir, cuanto más inseguro me encontraba en un momento vital, más fuerza cobraba el miedo y su punto final siempre acababa en el miedo a morir. Creo que durante largos años, yo viví en un estado letárgico, en un estado pre-morten, solo pensaba que yo ya había vivido lo suficiente y que había visto todo lo necesario, por lo que no necesitaba ni más vivencias ni más experiencias nuevas.  





LA MUERTE DIGNA . Parte 2ª

 Pensaba que ya era inmune a nuevas sensaciones y sentimientos (cuando estaba depresivo, eso pensaba). Era vivir en la antesala de la muerte, en el cuarto de al lado, siempre dispuesto a tenderme sobre el féretro frío y húmedo. A veces, dejaba ir la imaginación hacia derroteros muy negros y por tanto, ya no me valoraba en vida y como posible vía de escape, llegaba a imaginar que quizá sería más valorado una vez muerto. Bueno supongo, que ésta idea es común a todos los deprimidos del mundo, pues no es una idea muy novedosa, es una idea demasiado común en todos los que se sienten derrotados y yo durante unos cuantos años, para mí muchos, yo estuve a la cabeza de esa legión tan conocida, que son los depresivos. Ahora, con el paso del tiempo y con la perspectiva que te da la distancia, yo miro hacia atrás y me acuerdo de la oscuridad y como detrás de ella no había más que más oscuridad. Para los normales, entre los que ahora por suerte me incluyo, les parecía muy fácil dar el consabido consejo: tienes que salir del pozo porque en el mundo aún hay muchas cosas por ver y por conocer y venga a repetirlo y repetirlo y tú en cuanto asomabas la cabeza, te venía directo un misil.

Los hay que basaban sus recomendaciones en la disciplina y la voluntad, con disciplina se puede, lo que tienes que hacer es planificarte el día y cumplir todo lo que tienes apuntado, como si fuera una lista de la compra. De todas formas no quiero ridiculizar demasiado éste punto, pues creo que un cierto grado de disciplina es necesaria en el depresivo. En el depresivo impera el desorden y la falta del ánimo y el desorden te lleva a más desorden y cuanto más desorden... en el mismo grado te va aumentando la depresión. La falta de ánimo ya es otro cantar, intentan que veas mariposas y flores, donde tú sólo ves mierda y por tanto la insuflación de ánimo está abocada al fracaso. Como los terapeutas se dieron cuenta de la jugada y a falta de una terapia psicológica que fuera efectiva para elevar el ánimo, pues buscaron la vía biologicista y se pusieron como locos a buscar sustancias que actuaran de mediadores del estado del ánimo y hoy en día hay todo un arsenal de medicamentos que actúan en los neurotransmisores y a todos estos se les llamó, medicamentos estabilizadores del ánimo. Algo deben hacer, pues hay personas en las que funciona (entre las que me incluyo), pero en otras inexplicablemente no sirven ni para hacerle cosquillas. Supongo, que será como todo, pequeñas sumas de las diversas terapias, combinadas u ordenadas, con o sin medicamentos, aplicando disciplina y orden, todos éstos factores ayudan a intentar salir de la depresión.

Ahora es muy fácil buscar las causas. Pues cuando estás despejado y el ánimo te invade, es fácil hacer análisis y proyectos, es fácil marcarse disciplina y ver el aspecto positivo de las cosas. Pero la diferencia es abismal, al estar mal contigo mismo y en consecuencia con el mundo que te rodea, no encuentras ni de coña la luz al final del túnel, todo es túnel para tí y vas dando palos de ciego. Y cuando se está bien y me refiero por bien, a estar animado, a saber enfrentarte a los problemas, a meter la pata y saber como salir de ella, todo esto conforma un estado de bienestar (como suena esto, que palabra tan manida por nuestros políticos). Entonces ¿que es lo que no funciona?. Si realmente lo supiéramos no habría estados del ánimo diferentes, por lo que pienso que son necesarios ambos polos de la película, el estar bien y el estar mal. Lo único que podemos aprender es a manejar las herramientas (las dichosas herramientas de los cojones), a intentar modular los estados de ánimo para que se bandeen al mejor de los extremos y con una premisa clara, se necesita visitar los dos polos, lo único que marca la frontera es el tiempo que se está en cada uno de ellos. Si hablamos del depresivo, que coñazo es aguantarlo. Y si hablamos del tonto positivista, el que no es capaz de ver el lado malo de las cosas, éste además de coñazo, es empalagoso, corto y estúpido.

Con lo que del ánimo es un concepto abstrato y que cada uno tiene su propia tecla para ser activado. Uno se anima practicando surf y otro se anima leyendo o las dos cosas a la vez, pues no son excluyentes. !Joder!, ya me fuí de nuevo por los cerros de Úbeda y me perdí hablando de depresiones. A lo que yo en principio iba, que cuando se está dentro del submundo de la depresión hay muchos momentos que te pones a esperar a que simplemente llegue tu hora y por tanto de alguna manera te vas familiarizando y entre muchas cosas más, con la muerte, la abrazas y la haces tuya y si no cometes el simple acto de matarte o suicidarte, es por pura cobardía y porque en el fondo, siempre te agarras a una esperanza, aunque sea mínima, pero el caso es que te agarras a ella. Claro que cuando uno está en el pozo más hondo, tu actitud ante esa esperanza es esperar cómodamente sentado, es como si esperaras que te fueran a regalar una ración de ánimo, en definitiva, es una actitud totalmente pasiva.

Después de pasar largo tiempo sumergido en ese submundo, aún no sé que coño ha cambiado, para yo poder dar el paso y salir de ese pozo. Referente a la muerte, tanto que la deseas y tanto la abrazas, que hasta le coges miedo. Yo quería morir, pero quería hacerlo despues de vivir mucho más o sea yo tenía la esperanza de dejar de abrazarla. Y ahora, por fin, lo he conseguido. Hablo tanto de ella, pues para mí es todo un reto, ahora debo enfrentarme a la muerte y perderle el miedo, no el respeto, sino el miedo. Para ello debo prepararme, analizarla y sobre todo poder disfrutar del tiempo que me queda, pues estoy seguro que yo si voy lleno de vida, el miedo a morir no será tan traumático.

Y éste aspecto, el de la muerte, como el de la vejez, no es una tontería, ni le doy tantas vueltas porque me guste comerme el coco. Habría que preguntarse cuantas personas fueron más o menos consecuentes con sus ideas y con su vida y cuando se acerca la hora de la muerte, amén, van y se cagan y toda su consecuencia se va directamente a tomar por culo. ¿ Por algo debe ser?, digo yo. Yo tengo claro que simplemente es porqué se va acercando la muerte y en la medida que te vas viendo más impedido vas rebajando tus ideales vivenciales. Muchos pensadores e idealistas, al llegar a viejos, se vuelven pragmáticos y egoístas y es verdad que muchos se vuelven como niños, como niños no, !peor que niños!. Sólo hay que ver sus peleas en los viajes del Imserso, son capaces de matar por comer primero, pues en el fondo, lo que se vuelven son seres demasiado primarios : comida, caca, pis y a la cama a dormir.

Y en esas estoy, echándole un pulso a la muerte. Yo sé que ella siempre gana, morir me moriré seguro, pero lo que estoy intentando es que mientras le echo un pulso, le buscaré sus cosquillas, para así poder reírnos juntos, para asi llegar a morir dignamente. Morir dignamente es tan importante como el resto de tu vida y por eso, en definitiva, me atrae tanto la muerte, pero me atrae la muerte digna, exclusivamente.

                                                                                     


SEXO

 

Acabo de leer un escrito que hice hace ya varios años (creo que en el 2.014) llamado "La primavera" y pude comprobar que de aquellas estaba demasiado salido de lugar y sitio, que iba rozando mis huevos contra las paredes y esquinas que me iba encontrando por el camino y que lo de follar lo llevaba escrito en la frente. Y todo esto lo digo, porque los tiempos han cambiado y yo con ellos y lo de follar se ha convertido no en el último de mis deseos pero casi. Hoy en día no follo nada, pero es que además, me importa un huevo no follar. No me traumatiza, no me produce dolores de huevos, ni siquiera me duele por mi fuero interno. Quizá prefiera reír y a carcajadas, que follar bien y en cantidades industriales. Supongo que entre otras cosas, será por la edad. Pero por el mismo tema de la edad, también podía ser todo un viejo verde todo salido. Por tanto, es de suponer que actúan un buen montón de cosas y que cada una tendrá su propia importancia.

De todas formas, salvo casos aislados, yo nunca fuí un tío salido que sobre todo y por encima de todo, lo que quiere es follar. No soy un follador nato, ni soy el gallo del gallinero, ni en mi paraíso van existir harenes de tías en pelotas. En el sexo en general, soy bastante comedido, salvo claro está, cuando me disparo. Pero es verdad, que por lo que me pide el cuerpo, el follar no es mi pasión terrenal ni celestial. Por ejemplo, no soporto las escenas de películas que sin más se ponen a arrancarse la ropa a bocados y que enseguida se ponen a trempar el uno sobre el otro con una especie de pasión para mí, desorbitada. A mi me gusta lo gradual y el poco a poco ir desabrochando botones y quitando piezas de ropa. Me gusta la delicadeza del tema y el jugar con las emociones del sexo. Vamos, que no me gusta llegar y follar y sin realizar todo un trabajo previo.

Lo de follar de esa manera y por encima de todas las cosas, me duró solo unos meses. Fue como entrar en un estado febril pero sin fiebre. A lo largo de mi vida, tuve varios estados parecidos y que los puedo contar con los dedos de las dos manos, quitando claro está, mi adolescencia y porque ya sabemos que la adolescencia es un estado donde todo te hierve, aparte de que es una etapa de tu vida, donde estás y vas descubriendo el sexo y todo te pone y todo te apasiona.

















LA PUNTA DE UN ICEBERG

 Ahora todo es más difícil los reflejos van pidiendo un descanso los tendones se relajan y contraen menos y peor que antes la vista pide aux...