Pues dicen por ahí, quizá sean las malas lenguas que a su vez están dotadas de negros pensamientos, que me moriré solo como un perro rabioso, aunque para decir esto no hace falta ser muy listo, pues ahora vivo solo y dada mi edad y mis características idiosincrásicas (que me hacen ser un tipo demasiado raro y extraño), creo que tengo comprados casi todos los boletos para tener una muerte solitaria. Y no está tan mal la idea, a no ser que sea de ese tipo de muertes que se preceden de agonías torturadoras y muy prolongadas, porque a eso sí le temo y tiemblo con solo pensarlo...ahora, si es una muerte repentina o sea de más o menos me acosté en mi cama y por la mañana ya no me desperté, pues ¿qué puedo deciros?, que aproxima mucho a mi ideal de muerte.
Es que si vivo solo, me muero solo y esto no es nada más que pura consecuencia. Pero entenderme bien, la consecuencia en sí me importa una mierda y porque en la otra vida no me van a dar un premio por ser consecuente, pero bueno creo que en el fondo, me gusta dejar bien atados mis invisibles hilos y trato que de alguna forma mi vida y mi muerte (o eso espero) sean las dos caras del mismo espejo. No..., no me gustaría que en vida yo fuera de una forma y muerto que fuera de otra. Se tienen que aproximar en algo y claro, sería mejor que fuera en mucho, tienen que tener muchas cosas comunes y ¡joder! si me pasado más de media vida intentando hilar ideas y pensamientos, creo que no debería rendirme en el último soplo de vida.
Como veis y podéis observar no es cuestión de consecuencias, tampoco es de orgullos patateros, ni de ancestrales miedos y es más de tratarse a uno mismo de la mejor manera posible y si eso entraña morir dignamente y porque considero que en vida he sido un ser muy digno (en el global y no en mis peores momentos, que los tenido y muchos), pues que nada, que anotado queda mi deseo. Y seguiré luchando por mantener en pie éste concepto y deseo, de momento sigo y ya veremos como me comporto cuando sienta la mano fría de la muerte.