Entre mis recuerdos están ocupando un gran espacio, el mundo de mis relaciones amorosas y éstas me producen sensaciones contradictorias. Algunas me llenan de viejos sentimientos ya vencidos por el tiempo y en otras ocasiones, me invaden los remordimientos y los remordimientos ya se sabe que solo salen cuando has echo mal las cosas. Y en ese mundo me recreo muchas veces y además el mundo de mis sueños, ya se preocupa y por si mismo, de meterme de lleno en ello. Hay un mundo paralelo que se desplaza por su cuenta y que está lleno de antiguos pensamientos, sentimientos y remordimientos.
Lo que deduzco de todo esto, es que no hay fórmulas magistrales y lo que te valió en una relación no te sirve para otra. Yo creo que en ésta vida me enamoré cuatro veces, bueno tres y una a medias. La primera vez fue como todo muy alucinante, pues la tía me gustaba de vista y por tanto no la conocía y un día me arriesgué y acerté en pleno. Me gustaba más cada día que pasaba y fue como una especie de atracción fatal, pues cuando más enamorado estaba, todo se fue a la mierda. Cuestión de incompatibilidades laborales y vivenciales y sobre todo, cuestiones del destino.
La penúltima persona que me enamoré, fue tan fuerte como la primera. Fue como un fogonazo de luz y de luz viva y brillante. Un resplandor y una locura, y una maravillosa locura. Pero yo creo que no estaba en condiciones de aceptar el enamoramiento y lo disfruté durante unos años, pero al mismo tiempo rebelándome en contra de ello. Tenía miedo y ésta vez tenía miedo a lo contrario que anteriormente, pues tenía miedo a ser traicionado. Había tenido una relación anterior muy destructiva y creo que aún no estaba curado del espanto. Y sí me arrepiento de ello, pero es muy fácil arrepentirse a agua pasada. Me arrepiento y me cago en mis muertos, porque por estar poseído por el miedo, fui jodiendo esa relación.
Lo que deduzco de todo esto, es que no hay fórmulas magistrales y lo que te valió en una relación no te sirve para otra. Yo creo que en ésta vida me enamoré cuatro veces, bueno tres y una a medias. La primera vez fue como todo muy alucinante, pues la tía me gustaba de vista y por tanto no la conocía y un día me arriesgué y acerté en pleno. Me gustaba más cada día que pasaba y fue como una especie de atracción fatal, pues cuando más enamorado estaba, todo se fue a la mierda. Cuestión de incompatibilidades laborales y vivenciales y sobre todo, cuestiones del destino.
Lo de importar la fórmula que me llevó a conectar con esa persona o sea que hice lo mismo con otra desconocida que me gustaba y que un día abordé y de buenas a primeras, pues fue un fracaso en toda regla. O sea triunfé y salimos juntos, pero a medida que la fui conociendo fue bajando mi entusiasmo inicial y ahí es donde estuvo el fallo, en que yo era consciente de ello y en cambio seguí tirando del carro. Y eso sí que fue un fracaso de relación y supongo y estoy seguro que el miedo fue mi principal argumento. El miedo a quedarte solo, y el miedo a todo. De ésta mujer, por supuesto, que no me enamoré.
Después hubo otra y que es la que digo que si me enamoré, pero solo a medias. Y todo por mi estado en aquella época y por nuestra forma de conocernos y en el ambiente que se desarrolló esa relación. O sea la conocí en un ambiente tóxico, de noches y noches de privar y también de exceso de otras drogas. Yo me quité de las más fuertes, pero las cubrí con las drogas legales o sea con el alcohol y las pastillas y ella solo con el alcohol. Después fue una sucesión de improperios y de faltas de sentido y aquello acabó como el rosario de la Aurora o sea fatal y tal como tenía que acabar.
La penúltima persona que me enamoré, fue tan fuerte como la primera. Fue como un fogonazo de luz y de luz viva y brillante. Un resplandor y una locura, y una maravillosa locura. Pero yo creo que no estaba en condiciones de aceptar el enamoramiento y lo disfruté durante unos años, pero al mismo tiempo rebelándome en contra de ello. Tenía miedo y ésta vez tenía miedo a lo contrario que anteriormente, pues tenía miedo a ser traicionado. Había tenido una relación anterior muy destructiva y creo que aún no estaba curado del espanto. Y sí me arrepiento de ello, pero es muy fácil arrepentirse a agua pasada. Me arrepiento y me cago en mis muertos, porque por estar poseído por el miedo, fui jodiendo esa relación.
Y aunque haga todas éstas reflexiones, seguro que si tuviera una nueva relación tendría problemas nuevos. Hace poco, me enamoré de nuevo y ésta vez fugazmente pero muy intensamente y de nuevo fue un fracaso o mejor dicho mis circunstancias personales impidieron que la cosa siguiera adelante. Razones de peso y ese es mi único alivio para tanta desdicha, que tenía razones poderosas. Y ahora no sé si estoy en el momento o no o que quizá ya no me enamore nunca, pero por lo menos empiezo a tener las cosas más claras. Quizá ésta vez me enamore de una monja tibetana y juntos haremos un mantra en común y cogidos de las manos diremos: "que Dios nos ilumine". Y sino nos ilumina Dios, que nos ilumine el Diablo.







