
Las autoridades sanitarias me advierten que debo salir de mi cueva, pues corro el riesgo de convertirme en murciélago. mira que echo horas delante de mi pequeño ordenador y es que a veces me quedo pajarito y no respondo a estímulos, ni dolorosos ni reflejos, tieso como una momia. También me recomiendan que deje de fumar tanto y que haga más deporte y que me espabile y haga de una vez algo productivo. Que ya está bien de hacer el bobo y de escribir tonterías.
Bueno pues las autoridades sanitarias opinan eso y está bien saberlo, pero yo no estoy de acuerdo o por lo menos no lo estoy en parte. Mi karma me dice otra cosa y me dice que si yo disfruto de ésta forma, que le den por el culo al mundo. Aunque un poquito de mover el culo, creo que me vendría de perlas, pues es verdad que por momentos me oxido y me duele desde las cervicales hasta las lumbares y en cada movimiento noto el chirrido de mis goznes o articulaciones y además de lo duro que tenía el culo ahora noto que está blandito y grimoso. Y ya se sabe que para mí el culo es muy importante, pues es un termómetro del estado del cuerpo y si el culo está blandengue, el resto del cuerpo es manteca de cerdo.

De todas formas a ver quién es el guapo o guapa que quita mis posaderas de éste asiento, pues lo va a tener muy difícil, yo ya soy un apéndice de la silla y de la mesa y del ordenador y hasta del cenicero y sobre todo y por encima de todo, de mi amada estufa de leña. Si tuviera forma de llevármela para la cama ya sería un tío al completo y un tío sin necesidades amorosas ni sexuales, sería en definitiva el rey de la selva, de la selva en la que vivo.
Porque a mi alrededor hay fieras y hay muchas, hay gusanos y que se arrastran, hay depredadores que florecen más que las flores, hay topos que hablan y después se esconden, hay ratas que atacan por la espalda, hay buitres que dan vueltas y vueltas esperando comer tus vísceras, hay zorros, hay víboras con mucho veneno, hay gorriones que tocan los cojones, hay palomas que cagan en los coches, hay en fin, todo un mogollón de bichos malos o peores.

Menos mal que en mi selva también hay otras especies, hay personas que son humanas, hay otras que no lo son tanto, pero mi selva es mi selva y los pocos que quedamos somos como somos, somos tiernos, comprensivos y apreciamos lo solidario. O sea somos tribu, tribu urbana en éste caso y nuestros designios son divinos y también son humanos y abarcamos todo lo que vemos, desde las estrellas del cielo hasta las profundidades del infierno, desde el occipucio hasta el talón de Aquiles, desde donde dejas huella y hasta que te quedas sin ella.
En fin, somos tribu que hablamos o no hablamos y según el momento, pues también necesitamos acariciarnos y sentirnos y ya se sabe que a veces la mejor manera de entenderse, es hacerse los mudos y no decir nada. Ah!! y en mi selva no hay fronteras, ni aduanas, ni hostias benditas, pero exigimos y exijo llevar pasaporte, pues es la única manera de asegurarme que no entren los cabrones que se camuflan de buenas personas.
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