PALABRAS Y GESTOS

                Hay tantas formas de comunicarse que se podía hacer unos cuantos volúmenes sobre ellas. Porque es verdad, que el hablar es la primera forma de expresarse y la más importante y su juego de pausas y entonaciones, pueden hacer de un discurso una maravilla o una mierda.Y la voz, la voz también cuenta y es que hay voces de apaga y vámonos y en cambio hay otras, que son voces envolventes y te dejas mecer por la sonoridad de sus palabras. Y el tono, el tono es la hostia, pues puedes tener una voz fea, pero si entonas debidamente, conservas la atención de la gente. Y las pausas, las pausas bien dadas y en su sitio, te hacen mantener tu atención igualmente, pues te dejan mínimos descansos y donde puedes paladear sus palabras, para a continuación, seguir el hilo de su disertación.

                                     Después viene el acompañamiento, que cada uno usa uno o varios. Por ejemplo apoyarse en la mirada, ésta técnica la usa alguna gente para aseverar sus palabras o sea, apoyan la frase, además de saber si tu has perdido el hilo y lo saben por la forma en que hablan tus ojos. Y por mucho que digas que sí, que entiendes lo que te dice, si él ve un signo de debilidad en tu mirada, da por entendido que no has entendido mucho y se ve obligado a repetírtelo más suavemente y hasta que note que tu mirada indique que sí, que realmente lo has entendido.

                                     Hay quién hace el acompañamiento con los gestos y que pueden ser de su cara y de su cuerpo y sobre todo la mayoría de las veces, se acompaña  con el gesto de sus manos. Es decir, acompaña su lenguaje verbal de movimientos de manos  y eso ayuda a comprender mejor lo que te quiere decir. Sólo hay dos problemas en éste aspecto, uno, que lo haga a destiempo o sea que sus manos vayan en un orden distinto a sus palabras y entonces estos movimientos descompensados, sólo te despistan y al final no sabes a quién seguir, si a sus palabras o a sus manos y  te acabas perdiendo.  Y en segundo lugar, hay los que gesticulan en exceso, es decir se adornan tanto, que siempre te pierdes. Es como expresarlo, como si fuera su gesticulación demasiada barroca o sobrecargada o exagerada.

                                         Por fin, hay quién sustituye parte de sus gestos con intercalar caladas de un cigarrillo y además así establece las pausas adecuadas. También hay quién exagera las vocalizaciones y alarga las palabras y les gusta y las engola y les pone sus entonaciones histriónicas y siguen y siguen...hasta que se quedan solos. A estos señores es mejor picarles el billete y que sigan hablando solos y sino, que hablen con el perro, él les entenderá mejor que nosotros.

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JULIO CORTÁZAR