Dile que no somos nada
que somos ajenos a todo lo que nos rodea,
y que somos dos polos opuestos
que si se cruzan, saltarán chispas y rajos y truenos.
Dile que yo soy tierra y tú eres cielo,
que yo soy ocaso y tú eres mi luna,
que tú eres agua limpia y cristalina
y yo soy ímpetu y ganas de comerme el mundo.
¡Miénteles!.
Y cuando escuches mi nombre
no gires la cabeza,
que nadie sepa que tú eres mía
y que yo soy tuyo
y aunque sea solo por un ínfimo momento.
A solas y felices, seamos,
tú leyendo letras, sombras y hermosas palabras
y yo escribiendo versos para ti y solo para ti.
Tú negándome y yo sintiéndote tan mía.
Que nadie se entere
que somos como agua y arena
y a solas somos uno,
yo el alma y tú el corazón,
yo el poeta y tú la inspiración,
tú...
serás mi dulce veneno
y yo...
tu condena perpetua.
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