Snow Patrol Reworked - Chasing Cars Live at the Royal Albert Hall

Game of Thrones Cello Cover - Break of Reality

MIS ANTI PRINCIPIOS



Mantenerme en el fino hilo del equilibrio,
ser zarandeado como un peso pesado,
sentirme muerto cuando sigo vivo,
desmerecerme, repudiarme,
maltratarme, odiarme,
llorar mis penas,
dar lástima,
que me quieran porque no tienen otro remedio,
que me usen, que me utilicen,
que me engañen y mientan...
Todos son mis anti principios
uno sólo...me duele,
dos...me desangran
y tres...me abren en canal.

BUENAS NOCHES


 Que ya llegó la hora de cierre. Que buenas noches, que soñéis con los angelitos malos y más perversos de todo el infierno, que os tapéis bien el culo que por ahí entran los peores virus, que la almohada está para apoyar la cabeza y no para otras cosas guarras, que mañana será otro día y lloverá, nevará y saldrá el sol por donde siempre o sea por mi pueblo de Es Castell y justo sale por donde vienen todos los años los Reyes Magos (vienen en barco y a toda vela) y el primer sitio en donde paran, es el famoso Estanco del pueblo, pues allí reside el mayor friki del Mediterráneo. Si os acercáis por éste pueblo, no olvidaros de visitar su Estanco y ya en segundo lugar, su Puerto típical made in Mediterráneo. Os quedaréis flipados y es que todo es tan bucólico que hasta me entran ganas de llorar..., pero eso ya será otro día.

UN DÍA ME DIJISTE ADIÓS

 

Cuando cierro los ojos te siento a lo lejos
cuando los abro, sigues en la distancia
cuando te pienso, te veo venir
pero cuando te miro, ya no...
ya no, porque el viento te arrastró
ya no, porque la lluvia te mojó
y ya no, porque un día me dijiste adiós.

¡Que no se puede conectar!


 ¡Que no se puede conectar!, dice ésta mierda de aparato. ¿Y donde están los 300 felices megas que me habían prometido?. Internet y fibra ótica u óptica o mejor dicho, utópica. Nos venden mierdas que van más allá de la velocidad del sonido y pasa que cuando van como putas tortugas no es su problema, es problema de saturación de la puñetera fibra. Y no hay solución, pues el Estado pasa del tema y por tanto no hay organismo realmente eficaz y ponen y para hacer el paripé, a una OCU que da pena. ¿Qué pretenden?, ¿qué nos quejemos ante la ONU o ante la UNICEF?. Pues cuidado, que todo se andará...

¿AMOR?

Va y le llamaron amor. Amor, ¿qué significado tendrá?. El significado se supone y tal y como se suponen muchas otras cosas en la vida y ni Marx consiguió explicar el amor. Ni Marx, ni Dios, ni Mahoma, ni nadie. Por tanto nos quedamos con la palabra amor, porque a alguien se le ocurrió poner esa etiqueta a ese algo inexplicable, a ese viento que abre el estómago y te lo llena de mariposas, a esa dicha feliz y momentánea, a esa bendita contradicción entre la razón y lo mágico. Amor, es una palabra mágica, pero a su vez es una palabra un tanto desgastada de tanto uso indebido. Pero es la que tenemos para ponerle un nombre dereminado de algo que conocemos pero no sabemos qué es.

DATO...


 

SI QUIERES REABRIMOS PENAS...


Si quieres reabrimos penas

y llantos y miedos.

porque de amor ya no queda nada

un día, lo pusimos de saldo

y aquél día se acabó agotando.


De amores, 

mejor no hablamos,

si quieres hablamos de música,

de poemas, de literatura,

de cine, de prosa,

de escultura, de pintura,

de árboles y plantas,

de mares y cielos,

de luna y su luz de astro,

del viento y de la brisa marina,

y si me apuras, hablemos...

de que bonitos fueron aquellos tiempos.

Pero nada de hablar de amor.

El amor ya está hablado y sentido

y sobre todo,

¡está olvidado!.


Habrá otros amores más adelante

y hasta dicen que en el mismo infierno

puede haber más amor incomprendido.


Yo no me lo creo

pero tampoco me lo niego.

HAZ LO QUE HACEN LOS HOMBRES (Marwan)

Por mucha experiencia que tengamos en asuntos de amor,
por mucho que hayamos aprendido de las derrotas del pasado,
te diré que puede volver a caer la cornisa del adiós sobre tu casa
y dejarte como la primera vez, buceando entre escombros,
haciendo largos en una charca de cemento.

Porque cada persona que se va, cuando has amado,
siempre es la primera y ese dolor siempre es el Dolor.

No hay manera de regatear las consecuencias,
no se puede sacar a codazos a la angustia
de esa pista de baile donde pincha música el fracaso,
y tampoco se puede despistar al olvido,
ni hacer que la soledad se derrumbe
a la primera boca que se cruce con saliva,
ni reducir los daños.

Así que cuando llegue el adiós,
no pretendas esquivar lo que la vida imponga
y haz lo que hacen los hombres:
llora como un niño.

QUÉ SABEN LOS PERROS...DE FERNANDO BELTRÁN

 


Qué saben los perros que no sabemos nosotros.

Qué conocen, qué intuyen, qué nos quieren decir.

Esos ojos tan tristes.

Por qué nos miran fijo y tan adentro

como si al tiempo de querernos tanto

existiera algo nuestro

que no acabaran nunca de entender.


Por qué entonces su entrega,

su llanto inconsolable cuando nos ven marchar.


Por qué después, al regresar, tan sólo a ellos

les confiamos los pasos que a nadie más decimos,

si esos ojos tan tristes lo irán contando todo por ahí.


Por qué nos aman tanto

si saben de nosotros tantas cosas

que es mejor no saber.


Por qué se dejan siempre poner nombre.


Por qué temen al trueno.


Por qué no son cobardes si se mueren de pánico.


Por qué ladran a veces en mitad de la noche.


Por qué amanecen luego

tan contentos, aguardando en la puerta,

con incansables ganas de vivir.


Por qué saben que el juego

es la única tregua que nos queda.


Por qué son como niños, o eso al menos pensamos,

como si no fuera posible compaginar ternura 

y madurez.


Qué bondad descubrieron en nosotros

que no fuimos capaces

de dar a los demás.

Por qué mueren un día y nadie entiende

el inmenso dolor del que ya sabe

que al perderles también pierde

lo mejor de sí mismo.


Ese trozo de ser que nuestros perros,

cuando nos miran fijo,

de algún modo descubren,

aunque también que hay algo de nosotros

que no acabaron nunca de entender. 


«El cuento de Kafka y la muñeca», de Paul Auster

 


POR...


 

ME SALVÓ UN TOPO (Juan J. Millás)


A mí ya no me hace falta leer el periódico para ignorar qué opino del mundo. Lo ignoro sin leerlo. Ahora bien, es cierto que leyéndolo lo ignoro de otro modo. De una forma más culta. Diríamos que al leerlo adquiero no una opinión, pero sí una prótesis de opinión. Creo que nos ocurre a muchos. Ayer cené con el grupo de antiguos alumnos con el que me reúno una vez al año y todos se mostraban ansiosos por enseñar sus nuevas prótesis mentales. Dado que los últimos meses han sido ricos en acontecimientos políticos, estaban llenos de ellas, yo también. Pero de súbito sentí su artificialidad, lo que me hundió en el desconcierto.
De vez en cuando, alguien se dirigía a mí para preguntarme qué opinaba sobre este asunto o este otro. Tenía opiniones sobre todos ellos, pero ya no las sentía como mías, sino como cuerpos extraños implantados en mi mente. Tuve un sentimiento de irrealidad o de despersonalización que me provocó a su vez un ataque de angustia. Conozco estas acometidas de mi débil psiquismo, aunque hacía tiempo que no sufría ninguna, lo que me había proporcionado, durante los últimos años, una seguridad insensata. Empecé a traspirar copiosamente, y enseguida no daba abasto para achicar el sudor de mis cejas, donde se acumulaba tras recorrer la frente. Después del sudor, a veces, venía el desmayo, la lipotimia, así que pedí disculpas, me levanté y me apresuré en dirección al baño, que estaba en el sótano, por lo que tuve que bajar medio a ciegas una escalera que parecía conducir al infierno.
Me lavé la cara, respiré hondo, pensé en un prado verde por el que corría un topo que enseguida se metió en un agujero. El prado verde es un recurso habitual para estas situaciones de estrés, pero el topo apareció de forma ajena a mi voluntad. Quiero decir que no se ocurrió a mí, sino al prado. ¡Qué misterio!, pensé regresando a la mesa más o menos recompuesto, dándole vueltas al asunto del topo. Alguien me preguntó entonces qué pensaba del problema catalán, del que se hablaba en ese instante, y no tuve inconveniente en utilizar la prótesis mental que sustituía a mi auténtica opinión, todavía por descubrir. Creo que me salvó el topo. El topo inesperado.

MI SUEÑO

 

Mi sueño no es como el tuyo,

el mío,

es insomnio en estado puro

el tuyo en cambio,

es una melodía que nunca termina.

Dios cuando nos creó,

nos hizo imperfectos y faltos,

a tí,

te dió el poder de atrapar sueños

y a mí me concedió el vacío de mis desvelos.

ARUNDHATI ROY


 

VENGANZA


Estuvieron siempre allí,

nunca dejaron de estar allí,

algunos le llamaron pensar con las entrañas

y otros le llamaron venganza y ganas de matar

con el arma de la ira.

¿QUÉ SABEN ELLOS?

 

Que saben los seres normales de lo irreal,

que saben del cerezo en flor,

del sabor del agua de lluvia,

de la textura de las lágrimas negras,

de la gris densidad de la niebla,

del mar en calma en un día otoñal,

y que saben ellos

de la noche más oscura.


¿Qué saben ellos?

¿¡qué yo no sepa!?.

TENGO VOCES...

 

Tengo voces que son ecos

que a veces, 

suenan a hueco incomprendido,

pero otras veces

 tienen denominación de origen,

se forman en tus propias cuerdas vocales

recorren la úvula y tu paladar duro

y se cuelan entre dientes y lengua

y se mezclan con aire y saliva

y al fin, 

salen despedidas como ráfagas de balas...

algunas hieren, 

otras matan

y algunas otras ni hieren ni matan,

y sólo quieren y aman.

JULIO CORTÁZAR


 

J.L. BORGES


 "Estoy solo y no hay nadie en el espejo"


J.J. MILLÁS


 Esta fotografía, debido a su delicadeza cromática, parece una acuarela. Todo resulta un poco tenue, sutil, sin asperezas, como si se le hubiera pasado una bayeta húmeda para rebajar la intensidad de los colores. Diríamos, de hecho, que predomina el dibujo sobre el color. Observen lo bien marcados que están los pasamanos de las escaleras eléctricas o las nervaduras del techo, así como las puertas por las que se accede a los distintos establecimientos. Pura geometría, también visible en los carteles rectangulares o cuadrados. Se trata de la estación de Saint-Lazare, en París, pero podría ser un centro comercial de Madrid, Barcelona o cualquier otra ciudad del mundo. Todos se parecen, todos están cortados por el mismo patrón. Usted y yo podríamos ser cualquiera de los transeúntes que recorren sus calles o suben y bajan por sus escaleras. Resulta hermoso y limpio, pero a la vez algo siniestro.

¿Por qué?
Quizá porque ese predominio del dibujo sobre la pintura evoca también la viñeta de un cómic en el que quedaríamos reducidos a personajes de una de esas arquitecturas de Escher, el artista neerlandés famoso por la autoría de geometrías absurdas que representan sin embargo a la perfección los espacios urbanos por los que deambulamos sin ir a ninguna parte, sin saber si ascendemos o descendemos, si cambiamos de acera o de postura, si consumimos o somos consumidos. Este conjunto de escaleras, pasillos, suelos, techos, dispuestos en apariencia por un temperamento obsesivo del orden, son en realidad un caos intestinal en el que el cuerpo humano actúa de bolo alimenticio.

No me pidas más de lo que te he dado

 



No me pidas más de lo que te he dado,

lo dado es algo intangible, 

no se mide bajo ninguna circunstancia,

ni se corresponde a ninguna medida cuantitativa.

Lo dado ha sido dado

y  por tanto, 

fue entregado sin acuse de recibo

y no hay nadie sobre la tierra

que tenga la capacidad de medir los sentimientos

y las inmensas ganas de querer que yo he tenido

y que sigo teniendo.

El amor... no muere

mueren las circunstancias

y los cuerpos señalados por la muerte.

El amor no pertenece a éste mundo

y es la magia la que lo traslado de una lado a otro lado.

He encontrado donde se encuentra la paz interior


 He encontrado donde se encuentra la paz interior

y está en un rincón muy escondido,

está cerca del alma,

está lejos del cuerpo,

contiene algo de hueso

y su aroma es de mandarina recién desgajada.

DE ESTE MUNDO Y DEL OTRO de José Saramago


«Las palabras son buenas. Las palabras son malas. Las palabras ofenden. Las palabras piden disculpa. Las palabras queman. Las palabras acarician. Las palabras son dadas, cambiadas, ofrecidas, vendidas e inventadas. Las palabras están ausentes. Algunas palabras nos absorben, no nos dejan: son como garrapatas, vienen en los libros, los periódicos, en los mensajes publicitarios, en los rótulos de las películas, en las cartas y en los carteles. Las palabras aconsejan, sugieren, insinúan, conminan, imponen, segregan , eliminan. Son melifluas o ácidas. El mundo gira sobre palabras lubrificadas con aceite de paciencia. Los cerebros están llenos de palabras que viven en paz y en armonía con sus contrarias y enemigas. Por eso la gente hace lo contrario de lo que piensa creyendo pensar lo que hace.
Hay muchas palabras.
Y están los discursos, que son palabras apoyadas unas en otras, en equilibrio inestable gracias a una sintaxis precaria hasta el broche final: “Gracias. He dicho”. Con discursos se conmemora, se inaugura, se abren y cierran sesiones, se lanzan cortinas de humo o se disponen colgaduras de terciopelo. Son brindis, oraciones, conferencias y coloquios. Por medio de los discursos se transmiten loores, agradecimientos, programas y fantasías. Y luego las palabras de los discursos aparecen puestas en papeles, pintadas en tinta de imprenta —y por esa vía entran en la inmortalidad del Verbo. Al lado de Sócrates, el presidente de la junta domina el discurso que abrió el grifo fontanero. Y fluyen las palabras, tan fluidas como el “precioso líquido”. Fluyen interminablemente, inundan el suelo, llegan hasta las rodillas, a la cintura, a los hombros, al cuello. Es el diluvio universal, un coro desarmado que brota de millares de bocas. La tierra sigue su camino envuelta en un clamor de locos, a gritos, a aullidos, envuelta también en un murmullo manso represado y conciliador. De todo hay en el orfeón: tenores y tenorinos, bajos cantantes, sopranos de do de pecho fácil, barítonos acolchados, contraltos de voz-sorpresa. En los intervalos se oye el punto. Y todo esto aturde a las estrellas y perturba las comunicaciones, como las tempestades solares.
Porque las palabras han dejado de comunicar. Cada palabra es dicha para que no se oiga otra. La palabra, hasta cuando no afirma, se afirma: la palabra es la hierba fresca y verde que cubre los dientes del pantano. La palabra no muestra. La palabra disfraza.
De ahí que resulte urgente mondar las palabras para que la siembra se convierta en cosecha. De ahí que las palabras sean instrumento de muerte o de salvación. De ahí que la palabra sólo valga lo que vale el silencio del acto.
Hay, también, el silencio. El silencio es, por definición, lo que no se oye. El silencio escucha, examina, observa, pesa y analiza. El silencio es fecundo. El silencio es la tierra negra y fértil, el humus del ser, la melodía callada bajo la luz solar. Caen sobre él las palabras. Todas las palabras. Las palabras buenas y las malas. El trigo y la cizaña. Pero sólo el trigo da pan».

Yo, si viviera en otra tribu

 Yo, si viviera en otra tribu con distinto nombre y con otros apellidos sería el puto amo de mi mundo andaría por las aceras de mi pueblo ve...