SABOR AMARGO

Hay días en que uno se despierta con sabor amrgo,
y no sabe muy bien si es por comer almendras
o es por el sabor que deja la derrota,
en el fondo me da igual,
estoy acostumbrado a desenvolverme entre nubes borrascosas,
y salir herido, pero siempre vivo.
       Me encanta ver a las personas desde el otro lado,
desde su cara oculta,
desde dentro de sus sentimientos.
       Hoy si me desperté con la amargura en mi mano
y yo no la había invitado,
pero sé que ella durmió a mi lado
y que se deslizó hacia el fondo de mi alma.
      Sí hoy, me visitó el demonio
y me tentó con palabras mordaces,
me pidió que le dijera secretos,
secretos que yo sólo sé,
y que de ellos penden muchas vidas,
le pregunté a cambio de qué,
y me dijo que a cambio de vivir para siempre,
me sentí tentado y por un momento dudé,
y no dudé por los demás,
dudé por mí y es más sólo por mi, decidí.
     No creía que mereciera la pena vivir eternamente,
vivir sin que existiera la muerte,
pues la vida se cuelga de un hilo,
y se cuelga de un hilo
piorque debajo de la vida, siempre está,
siempre está, la muerte.

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JULIO CORTÁZAR