LOS RINCONES DEL ALMA

La verdad es que yo sólo me divierto, me divierto con todo, con lo que veo, con lo que noto , con lo que siento, con lo que oigo, con lo que intuyo y sobre todo, con lo que escribo. Menos mal que éste siroco que me entró, el de ponerse a escribir, me ha venido de perlas, pues me apareció en plena época de vacas flacas, si llego a seguir el ritmo de antes de tirar el dinero a espuertas, ahora estaría junto a Bárcenas o junto a Urdangarín, o con los dos, juzgado por malversar fondos públicos o privados o por atracar gasolineras. En estos momentos voy a encender el último cigarrillo que tengo, el último y no me atrevo a encenderlo, le tengo miedo al mono. Lo de las pelas es puro realismo soviético, uno puede estar flotando como floto yo, pero ya se encargan las pelas de ponerme en el sitio y el sitio es más bien decadente, parece un balneario viejo, oxidado y desvencijado. Pero en ésta mierda de isla en la que yo vivo (aclaro que yo llamo mierda a lo que le tengo cariño, otras veces uso, mamón, capullo, mamonazo, cabrón, ...según quien sea o como sea o depende de las circunstancias o simplemente porque me sale de los cojones) se estila, referente a las pelas, aires tirando a catalanes y no sólo respeto a las pelas, también se refleja en otras cosas.
  Por ejemplo me llamó mucha atención a mi llegada a ésta isla de mierda, el aire catalán de las señoras. Y me refiero a las mujeres que tienen mi edad para arriba o sea a partir de los 15, en serio a partir de los 50 años o más, claro. Primero que hay muchas que llevan el pelo corto, muy corto y se adornan de gafas de pasta de variados coloridos. Les dá un look a feminista de pelo corto o a mujer madura enterada, con ese deje a intelectual en horas bajas, pero su fondo es culto, mejor dicho su corte de pelo y sus gafas le dan ese aire a mujer inteligente, pero con cierto aire decadente. Mujer moderna y puesta, aunque los colores sólo le acompañan en las monturas de sus gafas, pues el resto de su indumentaria es ramplona, digamos de tono medio o sea ni fu ni fa, ná de ná. Claro que después te llevas el chasco, pues ésta isla de mierda no va a ser diferente del resto del mundo, y si arañas un poco la fina capa superficial, pues aparece simplemente de todo, aparece una fauna muy variada: las hay descerebradas, las hay intelectuales, las hay medio hipies y las hay listilllas, las hay tontas, las hay gilipollas, las hay cachondas, en definitiva las hay de todas clases y colores, pero lo que les une relativamente, es el pelo muy corto y sus monturas de colores vivos
   Un día en que yo me encontraba especialmente espeso, me fuía pasear por mi cala favorita de Mernorca, cala Sant Esteve, esa cala que sufrió estoicamente mis malos momentos, que por desgracia fueron muchos, pero tambien y hay que decirlo todo, se divirtió  con risas y carcajadas en mis buenos momentos, pequeños pero intensos y por supuesto con mis reflexiones y ocurrencias. Me senté sobre una roca más bien lisa, porque si no es lisa las rocas de aquí te rompen el culo, y me puse a reflexionar precisamenrte sobre lo espeso y le daba vueltas de contínuo al chocolate espeso y buscaba sin parar más sinónimos, que si niebla espesa, que si la espesura de la selva, bueno en fin, pajas mentales espesas, muy espesas. Despues sin enterarme, di un salto hacia otro pensamiento, sobre como eran las gentes de aquí, como eran los lugareños o isleños. Me detuve durante un instante y logré conectar los dos pensamientos, espeso y lugareño y ete aquí que dentro de mi torpe espesura, se me encendió la luz de un faro: El lugareño de ésta isla de mierda es espeso y me reproché el ser tan mal pensado. Pero al minuto volvía el pensamiento y tanto vino que se enrocó sobre si mismo. La verdad que ser espeso no tenía porque tomarse como un insulto, pues se puede ser más lento o más tranquilo y no por eso ser un descerebrado, se me entiende, no?. claro que tambien intenté hacer comparativas, si en los sitios en los que viví no pasaba precisamente lo mismo y repasé sitios, lugares, pueblos y ciudades, donde yo caí con mis lindas posaderas. La conclusión que yo saqué, fué ver que sólo lo podía comparar con un pueblo y un pueble pequeño, por ejemplo Corcubión (Costa da Morte, Galicia), pueblo de 2.000 habitantes. De inicio me pareció una buena base, un buen principio, un pueblo pequeño, aislado, con fuertes vientos, etc, claro que salvando las diferencias  y éstas eran, que esto es una isla de mierda y aquello era un pueblo con muy mala comunicación, de ahí su aislamiento y por supuesto la diferencia de climas, ésta si que es una gran diferencia.                                                                                                                   Pero a lo que iba, yo en Corcubión observé cosas interesantes y que jamás se me olvidaran. Por ejemplo era curioso que entre ellos, entre los lugareños, se llevaran fatal, aunque había excepciones, y así te lo manifestaban: que si fulanito es un cabrón por esto y por lo otro, tú pensabas que no sería para tanto, pero al siguiente día, más de lo mismo, que si que es un cabrón y además un hijo de puta y bla, bla, bla...A base de insistencia tú llegabas a desconfiar del malo de la película, pues tal como lo habían puesto era para desconfiar y para meterlo en la cárcel o llevarlo directamente al paredón. Al final al acusado y vilipendiado, sin darte cuenta, le ibas cogiendo ojeriza e ibas intentando esquivarlo o eras muy seco si no te quedaba otro remedio que tener que hablar con él. Hasta que un día o noche, más bien noche, pues de aquellas éramos un tanto zombies y noctámbulos, el tío que ponía a parir al otro, se ponía hablar con su enemigo virtual y real, como el que no quiere la cosa, es más se les veía bien, con risas y carcajadas y hasta de vez en cuando se fundían en un abrazo y yo alucinando por colores. Cuando más tarde se lo recordabas al lugareño, él no contestaba, el silencio era su respuesta. Y ese comportamiento a base de repeticiones, me enteré de que iba. el asunto. Los lugareños del pueblo, se llevan a matar entre ellos, no todos, pero sólo se llevan mal de boquilla, es decir se ponen a parir por detrás, pero delante se tienen mucho, pero que mucho cariño. Es una filosofía vitalista y muy oportunista, al fin y al cabo, ellos saben que tendrán que convivir toda su vida en el mismo pueblo, pragmatismo puro y duro. Además era curioso que si tú intentabas recordarle algo de lo que te había dicho de su presunto enenmigo, el silencio siempre fué su respuesta. O si  no, se cerraban los dos en banda y hacían frente común contra tí, como  demostrando, una vez más, que tú no eras del pueblo y a tí quien te había dado vela en ese entierro. Mecanismos de defensa ante el extraño o ante el que suponían que estaba de paso y la verda, que la mayoría de las veces acretaban, pues fué verdad que casi todos sí estuvimos de paso. Aquí no eran espesos, más bien eran personas lúcidas y espabiladas, aunque con el fondo gris. Dicen que el cielo es el espejo del alma y es cierto, el cielo da Costa da Morte, era gris tirando a negro y así eran los lugareños por dentro. En los momentos más brillantes conseguían alcanzar el tono gris del cielo, eso como mucho.En definitiva era un problema del alma, de tener el alma gris-negra, es decir eran almas en pena.
   En Cádiz donde viví largos años, el cielo es azul brillante, tan brillante que hace daño, pero detrás de esa brillantez vuelve a ganar el opaco. Y las personas se reflejan en su cielo: en principio son explosivas y están llenas de destellos, al poco tiempo, las empiezas a mirar por su espalda y aquí se apaga la luz brillante y aparece la oscuridad ténue. Aquí llama más la atención el contraste, pues se pasa de una fase a otra sin transición, se pasa bruscamente, de la claridad cegadora a ver la sombra y éste es el problema de la gente de Cádiz, su sombra. Repito, para los susceptibles, que estás son generalidades, por tanto siempre hay excepciones y que además son sensaciones y no dogmas de fé lo que yo describo, por tanto soy el primero en reconocer que son percepciones subjetivas, pero de eso es lo que se trata, de soltar lo que uno siente, aunque sea a fuerza de equivocarse.
Cuanto hay que matizar, !menuda mierda!.
   Y que pasa por estos lares, por ésta isla de mierda. Pues pasan muchas cosas, aunque nunca las suficientes. Aquí, el cielo es límpido y azul y tiene una claridad más que aceptable, pero no comparable con la luz de Cádiz, que como dice el tópico es la ciudad de la luz, pero aquí hay una luz clara y brillante, que se acompaña de cúmulos transitorios de nubes negras algodonosas y de unas tormentas con grandes truenos y aparataje eléctrico. Y así, más o menos es la gente de aquí, en apariencia tranquila, clara y más o menos brillante, sólo que de vez en cuando el alma se les pone negra y negra con mucha mala hostia, con mucho estruendo de truenos y rayos de relámpagos. Pero tal como le viene el siroco también se les pasa y despues de la breve, pero intensa tormenta, viene la calma, la calma chicha. Y es verdad que después no hay resentimientos.
   Pero comparada con Corcubión hay muchos aspectos parecidos y digo parecidos que no iguales. Porque ésta isla de mierda, es un cuerpo extraño en medio del Meditérraneo y es chiquitita como una piedrita, sólo que muy bonita y no sigo con los ita, que me pongo de los nervios. A lo que voy, ésta pequeña isla es como un pueblo grande, con sus 70.000 mil habitantes en invierno, desparrados por la isla. Después, los núcleos "urbanos", son pequeños pueblos y aldeas, en definitiva el ambiente es de pueblo y más agudizado por ser precisamente, una isla. Es ambiente de pueblo, sólo que al cuadrado. Y eso tiene para mi, sus ventajas y sus inconvenientes. Y entre sus ventajas, tiene el ser un ambiente tranquilo, un ambiente sin prisas, donde todo el mundo te saluda y tú los saludas y éste aspecto trae muchas consecuencias fundamentalmente positivas: hay poco tráfico, es fantástica de pasear y andarla en bicicleta, se llega pronto a todos los sitios,... Y como inconvenientes, tiene que de ser tan chiquita, todo dios se conoce y se conoce demasiado, bajo mi punto de vista. Este ambiente tan cerrado se agudiza cuando llega el otoño, pues la isla queda cerrada y casi sin actividades. Es bueno reconocer que a los que le gustan como a mi, los ambientes tranquilos y disfrutar de la naturaleza, esta isla perdida es la ideal. Pero al cerrarse la isla en el otoño, la población desciende y se condensa y como además todo dios se conoce, repito, pues hay que hacerle el traje al vecino y se lo hacen de lujo y justo a su medida. Claro que esto que digo, lo saco por algún comentario que se le escapó, sin darse cuenta, a algún isleño. Pues conectamos de nuevo con Corcubión que tenía 2.000 habitantes, un pequeño núcleo perdido frente al océano Atlántico y a través de radio Macuto me dicen, que si, que ellos eran un pueblo cerrado y defensivo. Y aqui, en mi isla de mierda, pasa exactamente lo mismo, pues yo noto como yo ya tengo un traje, un bonito traje estilo menorquín, pero me lo hicieron los isleños y está tejido con sus bocas. Yo no sé nada, pero no soy tonto y me lo supongo, otra cosa es que me importe. El caso es que los isleños tejen y como tejen, más o menos como en todos los pueblos, y más con la llegada del invierno donde no queda otra, que meterse en la casa. Y lo más importante, que si a mi me hacen un traje en un extremo de la isla, ¿como llega al otro lado?, unos pueden suponer que llega por gente que trabaja o vive en el otro extremo, puede, pero no es razón suficiente. Mi versión de éstos hechos, es que ésta isla está hecha sobre un trozo de roca y hay cavados miles de túneles y dicen que todos son de tramos cortos, pues yo digo lo contrario, hay miles de túneles pero de cortos nada, pues llegan de un extremo a otro de ésta puñetera isla y no sólo a lo largo también a lo ancho. Y por esa red de túneles clandestinos, es por donde circulan los menorquines llevando sus secretos de un sitio a otro. Esta es la única manera de entender como llegan los trajes regionales con tanta rapidez de una costa a otra costa. Nosotros, los foráneos estamos encasillados dentro de un gran panel y cada panel tiene un nombre y debajo del nombre, van actualizando nuestras más recientes actividades, nos van poniendo nuevos complementos, así el traje nunca se queda desfasado. Es o no es, así. Yo estoy convencido, de que sí.
   Pero volviendo a lo espeso, !joder como me pierdo!. Empecé la disertación hablando de la espesura y ya no sé que tenía que ver. Supongo que tendría relación con los isleños y que los calificaba como espesos. Lo primero que tengo que aclarar es que espeso no es sinónimo de torpe o de corto o de tener pocas luces, no tiene nada que ver, por lo menos para mi. Yo me refiero con lo de ser espeso, a ser demasiado tranquilo o que se le caen los huevos o a que tardan mucho en tomar una decisión y se toman toda la calma del mundo, a eso me refiero yo. A mi esta aparente tranquilidad y suavidad, me desquicia bastante, pero lo que me gusta es que despues de ésta placidez y cuando menos te lo esperas, !zas!, salta la liebre y les viene el siroco y se desquician como auténticos locos. Aqui me encuentro a gusto y en mi salsa y si puedo, enseguida me sumo a su cabreo y si no puedo sumarme, me encanta hacer el ladilla y calentarlos un poquito más, si cabe o sea me gusta meter sólo la puntita, el resto es sólo para empujar.
  En ésta isla, los lugareños son cerrados y desconfiados, pero eso lo determina el ser simplemente una isla y en consecuencia su aislamiento, junto que es un pueblo, pero eso es común a todos los pueblos del mundo, da igual que sea en Galicia, Andalucía o Menorca, un pueblo es un pueblo y eso es lo que realmente marca.

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JULIO CORTÁZAR