Hoy es día 27 de febrero y aún no escribi la crónica marciana, bueno
escrbí sobre los cielos y como determinan el carácter colectivo, !que
profundo me encontraba!. Pero eso sí, me dí un viaje bestial, me recorri
tres puntos cardinales: el norte o noroeste, el sur y el este de éste
pais o como se le llame. A mi me da igual el nombre que le pongan, me da
igual si es España o el estado español o el gobierno de España o
gobierno patatero, aunque éste último es el que más me gusta: Gobierno
patatero, por no decr otra cosa más fuerte.
Está la cosa que arde, pues el Gobierno, el estado y la Monarquía tienen abiertos varios frentes. Por un lado tenemos al Urdangarín dando el cante y salvando in extremis a una monarquía que nadie sabe que pinta, pero ahí está, agarrada como una ladilla a un pelo púbico del Rajoy. Aunque el Rajoy tampoco está para tener ladillas en su pelo púbico, pues ya las tiene en el sobaco y si no que se lo pregunten al Bárcenas, menudo ladillón. Ahora el tipo sabe, mejor dicho se las sabe todas, y demanda al PP por despido improcedente, me encanta la cosa. Y el cabrón, como va de sobrado, como todos los del PP, va y se apunta al paro. Más cojones que el caballo del Espartero. Cojones tendrá, pero eso no quita, que es lo que es, y es cabronazo más del PP.
Así que estos señores son los que llevan las riendas de éste pais tan maltratado y mísero, y son los que dan ejemplo, ejemplo de austeridad. Si por algo a mi éste asunto no me cuadraba, que estos pijos engominados con zapatos castellanos, que la mayoría no dió palo al agua en su puta vida, nos predicaran con el ejemplo. Los pijos que yo conozco de toda la vida, son pijos redomados, pijos auténticos, como los peperos, y desde luego nunca se preocuparon de los demás, ni del paro, ni de los despidos, ni de los derechos sociales, en tal caso sólo se preocupaban si a ellos les afectaba directamente. Pero como buenos pijos con pedigrí, siempre les salvaba un viejo padrino amigo del partido o el presidente del aeroclub o del club de campo o el presidente de la Ceoe.
Pasaron años y muchos y esos pijos no han cambiado: la misma asquerosa gomina, el mismo lacoste, los mismos zapatos y la misma presunción. Pa chulos estamos nosotros te espetan a la cara, cada vez quue pasas delante de ellos. Y se me olvidaba dentro del look, el jersey sobre los hombros y jersey de hilo fino y cuello de pico, eso sí, de colores muy vivos, o verde o naranja, o sea un color muy chillón y llaamtivo y algún desfasado que aún lleva el jerseycito atado en su linda cinturita, con ese nudo descuidado, muy marinero por cierto, delante de sus huevines tan delicados.
Y sus modas deportivas. A ellos lo que más les gusta son los deportes minoritarios y clasistas, por tanto un deporte que sólo ellos y unos cuantos más pueden practicar. El tenis, el padel, aunque éste último me duele,y me duele directamente, pues también lo practico yo. Me cago en el día que nació el Aznar, pues aparte de joder repetidamente a todo el pais, va el tío capullo y se le dá por presumir que juega al padel. Casi me dá el pasmo, el muy cabrón podía dedicarse a jugar a la casa de las muñecas con Esperancita Aguirre y con el travestido de Gallardón, que al final mira como salió del armario y se mostró como lo que es, un cabrón de mierda. Cuantos comentarios durante un tiempo tuve que soportar, así que juegas al padel como el Aznar, si es un deporte de pijos, como es que juegas tú,...y más, y más, y... me cago en la madre que parió al Aznar. Despues tuve que rearmarme con unas cuantas estupideces: que si, que el padel es caro, pero como se paga entre cuatro no sale tan caro y un montón de gilipolleces más. En cambio de decir, yo juego al padel y que passsssa o quieres que te arree una hostia que te voy a poner del revés. Este si que es argumento de peso y no el otro.
Yo tenía un primo y lo tengo, pero no sé nada de él desde hace muchos años, que era el más pijo entre todos los pijos o sea un pijo redomado. Ya era un trepa desde pequeñito y un acomplejado. La medre, que era mi tía, ya le enseño desde que estaba dentro de su barriguita el manual de buenas costumbres, el como saber disimular y aparentar que se tiene pasta y como debía pisar a los de clase social más baja, vamos todo un compendio de como ser un hijo de puta. Y él fué un niño aplicado y no se saltó ni una sóla regla. Así que el niño era de armas tomar, pero lo era conmigo, que era su primo, además más pequeño que él. Los padres tenían su ostentosa choza en una calle céntrica de Vigo, aparte de otra en la orilla de enfrente de la ría de Vigo, la casa de sus preciosos veraneos. Estos dos requisitos, casa en el centro y otra de veraneo, eran imprescindibles para intentar pertenecer al clan selecto de los pijos. Asi que él se codeaba con familiaridad con el resto del ganado y se fué ganando una silla en la cafetería donde paraban estos niños ricos, sólo que a él lo trataban de diferente forma, pues se daban cuenta, que era un pijo pero que le faltaba algo y ese algo eran las pelas y la falta de credenciales. Pelas tenía pero no tantas y credenciales era su principal handicap, al ser el nuevo en el gremio, le faltaban los antecedentes familiares o sea que fuera pijo proveniente de generaciones anteriores o sea pijo redomado con antecedentes. Pero a él le cedieron una silla, sólo que la peor silla y durante mucho tiempo le tocó ser el chicuco de los recados: traeme tabaco y chicles y de paso unos caramelos,... así que poco a poco y con suma paciencia fue progresando entre la élite, al tiempo que por el trato que recibía se vengaba con más fuerza de los más débiles. Y en esas épocas yo era más débil que él, al ser más pequeño y tener menos abolengo y también menos estupidez encima. Aún recuerdo el mes de vacaciones que me tocaba pasar, por real decreto, en su puta casa de veraneo. Que mes, que tortura, que ganas de quemarles la casa, cuantas veces pensé en quemarla o que un tsunami la arrasara. Lindas vacaciones aquellas, pero que muy lindas, entre el imbécil de mi primo pijo y la parienta de su madre, por no decir otra cosa más fuerte, aquello era una tortura china. Se mofaban de mi y de mi familia, que si éramos unos pobres desgraciados, que no teníamos la pasta que tenían ellos, que no teníamos los buenos principios ni la misma educación, que no sabía comer, que si Francisquito quieres repetir, no pases hambre y a mi que me dieran por el culo, etc, etc,...Ese mes, que solía ser Agosto, el tiempo se paraba y los minutos no corrían. Ya sabeis como es el tiempo, cuanto más desees que pase, el muy cabrón lo que hace es paralizarse. Eran tantas y tantas las humillaciones, que no es que salieras deprimido, es que salías arrastrado y aún tardabas largo tiempo en recuperarte.
Pero gajes del destino, el mundo da muchas vueltas y las cosas cambian. Os cuento ,lo primero es que mi tío murió y poco despues fue detrás mi tía la bruja. sinceramente yo no lloré mucho, tuve que reprimir no ponerme a saltar y a gritar de alegría, cuando me enteré de su muerte. A lo que iba, mi primo pijo quedó huérfano ya con veintitantos años y con un presente y un futuro pero que muy negro. Hacía unos años se había quedado sin el piso piloto, el del centro de Vigo, el piso estrategicamente situado para tener cerca a su grupo de pijos. Así que el nené, Francisquito, se vió de repente solito en el mundo, sin estudios como corresponde a un buen pijo y con su gran casa de veraneo como herencia. Pero no tenía pelas ni para pagar los impuestos de su palacete, asi que empezó a trabajar en varios frentes.
Primero toqueteó al grupo de pijos, a ver si alguno se mojaba y le prestaba un padrino, pero aquí se demostró una vez más, que el era pijo de segunda división y ninguno mostró interés por su caso. Asi que en el pueblo donde tenía instalado su palacete, empezó a crearse un nuevo círculo de pijos, éstos eran más de pueblo, pero tenían más pasta. Y alli se echó una novieta que era hija de farmaceúticos con farmacia activa y ella que había estudiado farmacia iba a heredar de la diosa fortuna. Aqui mi primo pijo, vió la luz del día, vió la luz al final del túnel.
Aunque el final ya os lo suponeis, antes os quiero contar otra cosa. En medio de sus escarceos con la farmacéutica, pasaron unas navidades y el muy capullo como no tenía donde caerse muerto, pues tuvo que venir a la casa de mis padres a cenar. Amor de familia, que se llama y no de conveniencia. En la noche de nochebuena al final de la cena, cuando se conversda de cosas banales y bajo los efectos de los efluvios alcohólicos, el pringao de mi primo empieza a contar. Dijo que había estado pensando, yo no me lo creo, pero que dadas las circunstancias monetarias él se planteaba montar una empresa y le costó decirlo, pero esa empresa era montarse una granja de cerdos. A mi casi me sale el champán por las orejas con sólo pensar en ver a mi primo pijo en medio de una piara de cerdos, no sé si sabía que los cerdos también cagan y como cagan y él con sus zapatitos abrillantados, con su lacoste, y con su jerseycito de pico, en medio de una marabunta de cerdos. Pero ahí estaba él, todo digno y ufano, hablando de dinero, haciendo números y convencido de que era una buena inversión, buena lo era, sólo que en éste caso fallaba el patrón, un tío que no había dado palo al agua en su vida y de repente en una granja y pisando mierda de cerdo, eso no se lo creía ni el hombre araña.
Más adelante, al cabode unos 8 meses la granja de cerdos aún seguía en el plano y en éstas llegó la invitación de boda, se casaba por fin con las farmaceútica, menuda inversión, ésta si que era una inversión y no la asquerosa granja. Yo por supuesto que no fuí, porque si llego a ir me lo trinco por el cuello y por mis cojones que lo mato allí mismo, delante de su altar de casamiento. Pasado un año, se que ya estaba de mancebo, pero no sé quien me dijo que ya parecía Rokefeler, con su farmacia, bueno de ella, farmacia moderna y de última moda, con su buga de seis cilindros y con su uniforme de pijo: su gomina, su lacoste, su jerseycito de pico y sus zapatos castellanos.
Está la cosa que arde, pues el Gobierno, el estado y la Monarquía tienen abiertos varios frentes. Por un lado tenemos al Urdangarín dando el cante y salvando in extremis a una monarquía que nadie sabe que pinta, pero ahí está, agarrada como una ladilla a un pelo púbico del Rajoy. Aunque el Rajoy tampoco está para tener ladillas en su pelo púbico, pues ya las tiene en el sobaco y si no que se lo pregunten al Bárcenas, menudo ladillón. Ahora el tipo sabe, mejor dicho se las sabe todas, y demanda al PP por despido improcedente, me encanta la cosa. Y el cabrón, como va de sobrado, como todos los del PP, va y se apunta al paro. Más cojones que el caballo del Espartero. Cojones tendrá, pero eso no quita, que es lo que es, y es cabronazo más del PP.
Así que estos señores son los que llevan las riendas de éste pais tan maltratado y mísero, y son los que dan ejemplo, ejemplo de austeridad. Si por algo a mi éste asunto no me cuadraba, que estos pijos engominados con zapatos castellanos, que la mayoría no dió palo al agua en su puta vida, nos predicaran con el ejemplo. Los pijos que yo conozco de toda la vida, son pijos redomados, pijos auténticos, como los peperos, y desde luego nunca se preocuparon de los demás, ni del paro, ni de los despidos, ni de los derechos sociales, en tal caso sólo se preocupaban si a ellos les afectaba directamente. Pero como buenos pijos con pedigrí, siempre les salvaba un viejo padrino amigo del partido o el presidente del aeroclub o del club de campo o el presidente de la Ceoe.
Pasaron años y muchos y esos pijos no han cambiado: la misma asquerosa gomina, el mismo lacoste, los mismos zapatos y la misma presunción. Pa chulos estamos nosotros te espetan a la cara, cada vez quue pasas delante de ellos. Y se me olvidaba dentro del look, el jersey sobre los hombros y jersey de hilo fino y cuello de pico, eso sí, de colores muy vivos, o verde o naranja, o sea un color muy chillón y llaamtivo y algún desfasado que aún lleva el jerseycito atado en su linda cinturita, con ese nudo descuidado, muy marinero por cierto, delante de sus huevines tan delicados.
Y sus modas deportivas. A ellos lo que más les gusta son los deportes minoritarios y clasistas, por tanto un deporte que sólo ellos y unos cuantos más pueden practicar. El tenis, el padel, aunque éste último me duele,y me duele directamente, pues también lo practico yo. Me cago en el día que nació el Aznar, pues aparte de joder repetidamente a todo el pais, va el tío capullo y se le dá por presumir que juega al padel. Casi me dá el pasmo, el muy cabrón podía dedicarse a jugar a la casa de las muñecas con Esperancita Aguirre y con el travestido de Gallardón, que al final mira como salió del armario y se mostró como lo que es, un cabrón de mierda. Cuantos comentarios durante un tiempo tuve que soportar, así que juegas al padel como el Aznar, si es un deporte de pijos, como es que juegas tú,...y más, y más, y... me cago en la madre que parió al Aznar. Despues tuve que rearmarme con unas cuantas estupideces: que si, que el padel es caro, pero como se paga entre cuatro no sale tan caro y un montón de gilipolleces más. En cambio de decir, yo juego al padel y que passsssa o quieres que te arree una hostia que te voy a poner del revés. Este si que es argumento de peso y no el otro.
Yo tenía un primo y lo tengo, pero no sé nada de él desde hace muchos años, que era el más pijo entre todos los pijos o sea un pijo redomado. Ya era un trepa desde pequeñito y un acomplejado. La medre, que era mi tía, ya le enseño desde que estaba dentro de su barriguita el manual de buenas costumbres, el como saber disimular y aparentar que se tiene pasta y como debía pisar a los de clase social más baja, vamos todo un compendio de como ser un hijo de puta. Y él fué un niño aplicado y no se saltó ni una sóla regla. Así que el niño era de armas tomar, pero lo era conmigo, que era su primo, además más pequeño que él. Los padres tenían su ostentosa choza en una calle céntrica de Vigo, aparte de otra en la orilla de enfrente de la ría de Vigo, la casa de sus preciosos veraneos. Estos dos requisitos, casa en el centro y otra de veraneo, eran imprescindibles para intentar pertenecer al clan selecto de los pijos. Asi que él se codeaba con familiaridad con el resto del ganado y se fué ganando una silla en la cafetería donde paraban estos niños ricos, sólo que a él lo trataban de diferente forma, pues se daban cuenta, que era un pijo pero que le faltaba algo y ese algo eran las pelas y la falta de credenciales. Pelas tenía pero no tantas y credenciales era su principal handicap, al ser el nuevo en el gremio, le faltaban los antecedentes familiares o sea que fuera pijo proveniente de generaciones anteriores o sea pijo redomado con antecedentes. Pero a él le cedieron una silla, sólo que la peor silla y durante mucho tiempo le tocó ser el chicuco de los recados: traeme tabaco y chicles y de paso unos caramelos,... así que poco a poco y con suma paciencia fue progresando entre la élite, al tiempo que por el trato que recibía se vengaba con más fuerza de los más débiles. Y en esas épocas yo era más débil que él, al ser más pequeño y tener menos abolengo y también menos estupidez encima. Aún recuerdo el mes de vacaciones que me tocaba pasar, por real decreto, en su puta casa de veraneo. Que mes, que tortura, que ganas de quemarles la casa, cuantas veces pensé en quemarla o que un tsunami la arrasara. Lindas vacaciones aquellas, pero que muy lindas, entre el imbécil de mi primo pijo y la parienta de su madre, por no decir otra cosa más fuerte, aquello era una tortura china. Se mofaban de mi y de mi familia, que si éramos unos pobres desgraciados, que no teníamos la pasta que tenían ellos, que no teníamos los buenos principios ni la misma educación, que no sabía comer, que si Francisquito quieres repetir, no pases hambre y a mi que me dieran por el culo, etc, etc,...Ese mes, que solía ser Agosto, el tiempo se paraba y los minutos no corrían. Ya sabeis como es el tiempo, cuanto más desees que pase, el muy cabrón lo que hace es paralizarse. Eran tantas y tantas las humillaciones, que no es que salieras deprimido, es que salías arrastrado y aún tardabas largo tiempo en recuperarte.
Pero gajes del destino, el mundo da muchas vueltas y las cosas cambian. Os cuento ,lo primero es que mi tío murió y poco despues fue detrás mi tía la bruja. sinceramente yo no lloré mucho, tuve que reprimir no ponerme a saltar y a gritar de alegría, cuando me enteré de su muerte. A lo que iba, mi primo pijo quedó huérfano ya con veintitantos años y con un presente y un futuro pero que muy negro. Hacía unos años se había quedado sin el piso piloto, el del centro de Vigo, el piso estrategicamente situado para tener cerca a su grupo de pijos. Así que el nené, Francisquito, se vió de repente solito en el mundo, sin estudios como corresponde a un buen pijo y con su gran casa de veraneo como herencia. Pero no tenía pelas ni para pagar los impuestos de su palacete, asi que empezó a trabajar en varios frentes.
Primero toqueteó al grupo de pijos, a ver si alguno se mojaba y le prestaba un padrino, pero aquí se demostró una vez más, que el era pijo de segunda división y ninguno mostró interés por su caso. Asi que en el pueblo donde tenía instalado su palacete, empezó a crearse un nuevo círculo de pijos, éstos eran más de pueblo, pero tenían más pasta. Y alli se echó una novieta que era hija de farmaceúticos con farmacia activa y ella que había estudiado farmacia iba a heredar de la diosa fortuna. Aqui mi primo pijo, vió la luz del día, vió la luz al final del túnel.
Aunque el final ya os lo suponeis, antes os quiero contar otra cosa. En medio de sus escarceos con la farmacéutica, pasaron unas navidades y el muy capullo como no tenía donde caerse muerto, pues tuvo que venir a la casa de mis padres a cenar. Amor de familia, que se llama y no de conveniencia. En la noche de nochebuena al final de la cena, cuando se conversda de cosas banales y bajo los efectos de los efluvios alcohólicos, el pringao de mi primo empieza a contar. Dijo que había estado pensando, yo no me lo creo, pero que dadas las circunstancias monetarias él se planteaba montar una empresa y le costó decirlo, pero esa empresa era montarse una granja de cerdos. A mi casi me sale el champán por las orejas con sólo pensar en ver a mi primo pijo en medio de una piara de cerdos, no sé si sabía que los cerdos también cagan y como cagan y él con sus zapatitos abrillantados, con su lacoste, y con su jerseycito de pico, en medio de una marabunta de cerdos. Pero ahí estaba él, todo digno y ufano, hablando de dinero, haciendo números y convencido de que era una buena inversión, buena lo era, sólo que en éste caso fallaba el patrón, un tío que no había dado palo al agua en su vida y de repente en una granja y pisando mierda de cerdo, eso no se lo creía ni el hombre araña.
Más adelante, al cabode unos 8 meses la granja de cerdos aún seguía en el plano y en éstas llegó la invitación de boda, se casaba por fin con las farmaceútica, menuda inversión, ésta si que era una inversión y no la asquerosa granja. Yo por supuesto que no fuí, porque si llego a ir me lo trinco por el cuello y por mis cojones que lo mato allí mismo, delante de su altar de casamiento. Pasado un año, se que ya estaba de mancebo, pero no sé quien me dijo que ya parecía Rokefeler, con su farmacia, bueno de ella, farmacia moderna y de última moda, con su buga de seis cilindros y con su uniforme de pijo: su gomina, su lacoste, su jerseycito de pico y sus zapatos castellanos.
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