EL PUB DE MI PUEBLO (Otra del 2.015)


Las 9 de la noche y la noche se hizo más noche y las cuatro almas perdidas que quedaban por las calles de éste pueblo se van para su propio refugio y quedarán los gatos callejeros, quedarán las ratas de las alcantarillas y puede que el gruñido de algún perro suelto y rebuscador de basuras. Aunque se supone que es hoy cuando inaguran de nuevo el pub de una cercana esquina a mi casa y desde hace unos días lo llevan anunciando a bombo y platillo. El único pub que queda en éste pueblo medio muerto. El único vestigio de que antes de nuestros tiempos actuales, hubo otros tiempos muy distintos, no sé si mejores o  peores, pero sí diferentes. De todas formas el pub iba en caída libre, entre otras cosas porque su decorado era de épocas coloniales prehistóricas  y entre tirando a jipi raído y a rico profundamente deprimido. Su música era un puto desconcierto y además, habían instalado un karaoke que era una auténtica tortura para un oído humano, como es el mío..

Y entonces ¿qué tenía el pub?. Pues supongo que su barra de siempre y que era un verdadero abrevadero del ganado local e insular, se bebía a espuertas y en grandes y horrorosas rondas interminables pues al ser una Isla, todo dios se conocía. En ese tema en concreto, parecía un pub irlandés o escocés de pueblo de esos de película inglesa o americana, pero no cantando todos en plan desmadrado y levantando las jarras de cerveza, sino escuchando entre tragos amargos algunos)  y entre tragos descontrolados (los otros)...el como cantaba alguno o alguna, que le daba al puto karaoke con todas sus putas ganas. Por tanto, si ibas a ese pub, lo mejor que podías hacer, era beber y seguir bebiendo y hasta que llegara la hora de cierre y a esa hora... siempre te esperaba el camión de la basura que de paso, te podía dejar en casa. De vez en cuando también se colaban algunos guiris, rubios altos y no tan guapos (más bien feos y penosos) y eso sí, todos puestos y hasta la médula, de todo y de lo que viniera. 

Porque más cosas no había. Bueno sí, había una máquina de dardos y un billar americano, que algunas veces me sacaron del tedio o me iluminaron la borrachera. Era un pub de fin de semana, pues por la semana estaban el gato y el dueño del garito y punto y pelota. Todo estaba teñido de esas luces psicodélicas que tanto nos gustaron en nuestras épocas prehistóricas. Luces cambiantes y de la luz blanca se pasaba a los putos lunares en el techo y en el suelo y los lunares se transformaban en marrones que cuadraban con el baile de las cucarachas. Yo ahí (en ese pub), nunca me he pasado buenos ratos, pasables puede, pero malos tampoco o sea, que me quedo en el punto medio y con el consuelo, de que es el único pub del pueblo. Ahora, es verdad que temo y mucho la nueva decoración del lugar y porque lo moderno a veces rechina los dientes y además que se puede esperar de un pub donde su punto estelar, era el puto Karaoke de mierda, pues que ¡pongan un Karaoke mejor! y que aún así y todo, algunos seguirán bebiendo en ese abrevadero de mierda.

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JULIO CORTÁZAR