Arder, lo que es arder
puede arder todo
hasta la cama donde duermes
hasta la casa donde vives
hasta el pinar que había en la playa
hasta el bosque que creció dentro de mis entrañas
o hasta el molino de viento que murió en el último incendio.
Mi infancia ha ardido muchas veces,
algunas veces ardió pausadamente
y otras veces y atizada por el viento
ardió hasta convertirse en polvo del desierto.
Mi vida ha sido de ardores
de ardores en la boca de mi estómago
de ardores de ánimo que ascendían como burbujas de aire
y a veces,
padecía de ardores de hundirme en el fondo,
pero la suma de todo y eso es lo importante,
está por encima de la línea de flotación.
Balance final: ha merecido la pena éste viaje
además, aún me queda por quemar su última etapa.

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