A vueltas con la puñetera inteligencia emocional. Vamos a entrar directamente en el tema y tal y como a mi me gusta (sin tapujos y sin medias tintas y por supuesto, dando el grito de guerra...¡a tomar por culo!):
Yo me emociono con muchas cosas, menos cuando me doy cuenta que me están mintiendo, entonces me cojo un cabreo de mil pares de cojones. Entonces es cuando me digo, os vais a enterar para que vale un peine y en ese preciso momento, es cuando me vuelvo a dar cuenta (perdón, por la repetición) de que mi inteligencia emocional está a ras de suelo. Primero, no soy emocionalmente estable y soy medio psicótico (algo de normal me queda, pero tampoco mucho y cada vez me queda menos). Segundo, soy bastante paranoico y sino quiero que me hablen de una cosa determinada, será mejor que no lo hagan, porque estoy lleno de cortocircuitos que al final funden mis plomos y la consecuencia final, es que me hacen ponerme violento y agresivo, pero eso sí, sin matar a nadie. Pero no por nada ,sino por no mancharme las manos de sangre (que es lo que menos me gusta de la agresividad y bueno y que los trozos de carne te manchen el traje).
Tercero, yo no soy el santa santorum de nadie y si viene alguien y me calienta la bilis, algo tendré que hacer con él y con sus putos muertos de mierda. Cuarto, la base de la inteligencia emocional resulta que es la Empatía. Y por ahí, ya sí que no paso. Empatía para los monos que les vendrá muy bien y a ver si así paran y de una puta vez, de hacerse pajas a todas horas. Ya quisieran algunos, tener un poco más de empatía por mi parte, pero mientras me quede una sola neurona en pie, puedo jurar y así lo hago, que en base a mi juramento hipocrático (no hipócrita, sino hipocrático o a lo mejor resulta que a algunos les tengo que explicar quién era Hipócrates), puedo asegurar y así lo hago, que el día en que yo me haga de la secta de la empatía, ese día me suicidio sin remedio y sin marcha atrás posible.
Yo paso por algunas cosas, por ejemplo, porque nos queramos todos y porque como no me lo creo, me da igual el tema problema, pero por otras no puedo pasar y lo de la empatía, me lo tiene prohibido mi religión judeo masónica cristiana musulmana (veis, he sido empático y he metido a todo dios en el mismo saco), pero faltaba la guinda del pastel y la guinda del pastel es...es que soy agnóstico, no creyente, ateo empedernido y las religiones me las paso por el forro de los c... y con la empatía hago un pastel de chocolate con nata montada del Canadá y lo regalo a una asamblea de diabéticos perdidos y para que la espichen dulcemente.
Y a modo de resumen, os presento ésta síntesis acaramelada y especialmente empalagosa sobre la Empatía:
La base es la empatía. La comprensión sincera del otro permitirá que, ante situaciones de conflicto, el profesional comprenda el fondo que levanta la indignación o turbación de una persona y pueda lidiar directamente con ese aspecto. También al contrario: si se abre un entendimiento, el cliente o paciente, empatizará más fácilmente con el trabajador. Comprender las emociones ajenas supone comprender las necesidades de un individuo y humanizarlo.
Leyendo todo esto, yo no sé que hacer conmigo y con mi casi podrido Cuerpo. Por cierto Hitler ¿no era empático con toda su gente? y bramaba él ante sus multitudes de descerebrados y el mundo se abría en canal...Entonces, ¿era empático Hitler o no lo era?. Yo creo, que sí lo era, pero resulta que sobre todo era un nazi asesino...por tanto, hay que poner la empatía dentro de cada contexto determinado...