Éste pueblo en donde yo vivo, hoy ha salido de sus cenizas y ha recobrado el pulso de la vida. Es día de caña y tapa a 2 euros, barato para lo que se paga aquí normalmente. Y hoy es día 13 de octubre y es el día posterior al día de la Hispanidad o de la Nación Española y aún resuenan las trompetas dentro de mi cabeza y claro ha quedado un poso resacoso, pero no de priva, sino de discursos y acontecimientos. No muy reseñables, por cierto, pero eso sí, volvemos a los tiempos de llamar a la unidad de los españoles. Bueno el discurso de siempre, pero matizado por los clamores independentistas de Catalunýa y ante éstos clamores se hace lo que se hizo siempre, un despliegue de uniformes militares y de banderas.Parece una lucha de titanes y a ver quién es más fuerte, pero quién es más fuerte en ese terreno tan sentimental y tan resbaladizo, de las patrias. Porque no nos olvidemos sean unos y otros, el Gobierno Catalán o el Gobierno de España, se deslizan por los mismos tópicos, la única diferencia es que el Gobierno Catalán no tiene su propio ejército, sino la Diada sería igual, un desfile militarista pero catalanista. Los mismos tópicos, los mismos sentimentalismos, las mismas crencias, el mismo acto de fé hacia una bandera, la misma creencia hacia una patria. La diferencia fundamental hoy en día, es que uno, el español está en la cúspide del poder y el otro, el catalán, está ejerciendo de víctima.
Pero en el fondo los dos son iguales, los dos venden camisetas, pero con distintas banderas. Acudir al sentir patrio es fácil, pues es un sentimiento muy primitivo, un sentimiento que todos llevamos dentro, como llevamos el lugar donde hemos nacido, pero es un sentimiento tan subjetivo y de cada uno, que para darle un nexo común, se utiliza la simbología: se utiliza la bandera, se utiliza la mano sobre el corazón mientras se escucha un himno, se utiliza el mismo himno patrio y algunos hasta se atreven a hablar del valor de su sangre, como si todos los patriotas tuvieran el mismo ADN y que yo sepa, el ADN no tiene bandera.
Con lo fácil que sería resolver toda ésta película, pues
el derecho a autodeterminarse es un derecho y por tanto el pueblo debe pronunciarse y que se vote independencia o seguir como estamos o mejorándolo, ya es otro tema a debatir, pero dejémonos de unidades forzadas por sentires patrios. Cada uno ya es mayorcito para saber lo hace y punto y pelota. Y es que además hacerlo rápido, serviría para centrarnos en lo que toca, en darle la vuelta a ésta mierda de sociedad. Porque ese problema seguirá pendiente, tanto en una Catalunya independiente, como en el resto de España.
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