MIS MOMENTOS DE VALIENTE (segunda parte)


 Pero mi guinda del pastel sobre mi valentía, fue cuando me detuvieron por primera vez y digo por primera vez y porque después me detuvieron 10 veces más. Pero aquella primera vez fue cuando nos pillaron totalmente despistados y a un viejo camarada y de aquellas también un viejo amigo. Nosotros dos pertenecíamos a un grupo clandestino que era de una onda comunista, pero éramos mucho más radicales que el Partido Comunista y bueno aquél día teníamos un cita clandestina con otros miembros de nuestra organización y como veníamos de Vigo y estábamos ya en Santiago, teníamos que tener contacto con ellos y para ser parte de una célula organizada y porque era así como funcionábamos y cada célula tenía su propio responsable y que no era elegido por los miembros de esa célula y era impuesto por las altas esferas del partido. Así se funcionaba de aquellas y a eso le llamaban, centralismo democrático y de centralismo lo tenía todo y de democrático, no tenía nada. Pues nos pillaron a los dos y porque les pareció extraño a aquella policía que estaba sumamente cabreada y porque surgió en Madrid un grupo llamado los Grapo (grupos revolucionarios primero de octubre) y para celebrar su odisea como grupo armado, se habían cargado en Madrid a 5 policías. Y ahí empezó nuestra historia y porque dado que tuvimos que esperar más del tiempo convenido para que apareciera nuestro enlace, pues simplemente pasó que a uno de esos pasmas empezó a desconfiar de nosotros y como estaban como estaban,se pusieron a cachearnos y la verdad es que llevábamos encima una buena cantidad de papeles que nos denotaba que perteníamos a algún grupo clandestino. Y ahí ya no hubo más palabras por el medio y porque todo eran hostias y más hostias. Hasta me acuerdo que a mi camarada le acababan de operar de su conducto lagrimal y yllevaba una especie de parche que le tapaba el ojo parcialmente y se lo dijo candidamente a los pasmas, pues ellos y sin pesarlo, hicieron un corro de 12 o 13 policías y cada nos metía una buena hostia y así llegabas hasta el siguiente y a mí me caian por cualquier sitio, pero a él todoas le cayeron en el ojo recién operado y pronto se le convirtió en un inmenso tomate.

El caso fue el siguiente y ellos ante tanto papel raro y con tanta palabra confusa y con alguna palabras que denotaban que ahí había algo raro, como manifestación, reunión, pintadas, panfletos y alguna más y que ahora se me olvida, pues los pasmas unieron los 5 policías asesinados a como si fuera culpa nuestra y entonces nos consideraron militantes de los Grapo y eso significó que nos iban a matar a base de palos. Y hasta pasado el segundo día de estar detenidos, no empezaron a darse cuenta que no éramos del Grapo, pero como le había cogido el gusto a pegarnos día y noche y como tampoco les decíamos nada, pues simplemente empezaron a torturarnos y eso fue durante tres días y sin descanso. Pero ninguno de los dos cantamos a que grupo perteníamos y quienes eran nuestros camaradas. NOs ponían una bolsa de plástico en la cabeza y para asfixiarnos un poco de lo  que estábamos y mientras nos daban de hositias y através de la bolsa de plástico o nos ponían en la sien el cañón de una pistola o nos ponín de pie y con las manos atadas y hasta que nos doblegaban y caíamos al suelo como sacos muertos. También nos hacían andar de cuclillas y con las manos atadas y hasta que no podíamos y no teníamos que apoyar en una pared y cada que nos apoyábamos nos caía otra manada de hostias, Fueron tres días seguidos y con sus noches y sus días. Pero al final pasaron las 72 reglamentarias  de estar detenidos sin una causa clara y porque sin cantar no existía una acusación en concreto, pero aún sin haberla, nos mandarona prisión y akllí pasamos un mes entero y como se avecinaba la muerte del dictador y la posible transición a la democracia, al mes  nos tuvieron que soltar y sin tener ninguna causa pendiente. Al día siguiente al que nos soltaron, murió el dictador y nuestra celebración fue una fiesta de dos días.

















MIS MOMENTOS DE VALIENTE (primera parte)


Y a lo largo de mi vida también tuve mis momentos de valiente. Y fui valiente, aunque al mismo tiempo, fui un tanto imbécil y porque al mes de militar en aquél partido de onda comunista, hicieron una manifestación de 100 personas y porque era una manifestación que estaba previamente programada y que consistía en saltar todos al mismo tiempo así gritar cuatro consignas y por las libertades y en contra de la dictadura. Pero el tema más fuerte no era ese y porque me dijeron que tenía que ir delante y llevar entre mis manos, un coctel molotov para tirarlosi se presntaba la policía y la polcía  se presentó en forma de dos guardias civiles de tráfico que venían encima de sus motos y a toda hostia y en dirección a nosotros yo era un novato que solo temblaba por el coctel molotov que llevaba en una mano y yo sabía cual era mi función en aquellos y era tirarle el puto coctel molotov a ese par de policías y cuando pude controlar mis temblores lo lancé al primero que se acercaba y el pasma se cayó de su moto y por la llamarada que salió del coctel. Y bueno y a continuación vino la gran desbandada y todos nos pusimos a correr y en todas las direcciones y pies para os quiero y si no es para correr y hasta donde me aguantara el cuerpo. Y no me sentí un héroe de aquella película y porque estaba muerto de miedo y porque el miedo, no es cosa de héroes, aunque si es cosa de seres humanos que un durante un día se hicieron los valientes  que ahora tengo la suerte de poder contarlo.

Después hubo miles de manifestaciones por el medio y hasta qun día uno de nostros tuvo la brillante idea de que había que defender todo tipo de manifestaciones y como nunca he tenido la suerte de mi lado, me tocó formar parte de un comando de 6 o 7 personas, que iba armado con largos palos duros y más contundentes y por supuesto, de cocteles molotov y ahora nuestra misión volvía ser la de antes, pero, más estructurados y con mucha mejor planificación que la de aquellos viejos tiempos. Éramos un grupo clandestino y hasta dentro de nuestra propia organización. Y nos entrenábamos para ello y practicabámos algún arte marcial y afinábamos nuestra puntería y para eso nos íbamos al monte y a tirar cocteles molotov. Y defendimos alguna manifestación y la primera en que estuvimos presentes, la defendimos muy bien y porque sorprendimos a la pasma, pero a patir de ahí, no tuvimos tanta suerte y tuvimos que correr mucho más que el resto. Y un día y creo del verano, nos pudimos ver desde la distancia y vimos a un pequeño grupo de pringados que no presumían de su valentía y porquéramos ungurpo que había que darles de comer aparte y entonces y por nuestra propia decisión, nos disolvimos y volvimos a ser parte de la gente. Aunque no debía olvidarme  que de aquellas exsitía un grupo de fachas que iban armados hasta su bandera patrótica y fascista y un día y porque sí, nos dieron de hostias y hasta en nuestro paladar balndo y un poco más tarde nos reagrupamos y ellos se pusieron enfrente de nosotros y como el valiente pringado que era, me puse al frente de todos los nuestros y para sí demostrarles que no teníamos miedo y entonces hubo un momento en que me sentí el más valiente de todos y alcé mi brazo y dije a por ellos y yo fui a por ellos, pero como ya dije ellos iban armados hasta los dientes y cuando me dí cuenta estaba totalmente rodeado de fascistas y entonces me molieron a palos y hasta me tuvieron que poner doce puntos en la cabeza y tod fue porque los demás fueron mucho más prudentes que yo y al verlos con palos y con casdenas en sus manos, hicieron el amago de ir a por ellos y yo fui el único pringado que salió herido de aquella película.

De todas formas nos juramos tomarmos venganza y un día y como el que no quiere la cosa, nuestro pequeño grupo clandestino se llevó consigo una vieja y gran bolsa de deportes que estaba llena de palos y cuando ellos estaban montando su chiringuito fascista y lleno de cruces gamadas y de la más pura propaganda nazí, les saltamos a la chepa y los forramos a hostias y hasta le quemamos su puto chiringuito de nazis y después ¿que pasó?, pues pasó que nosotros nos pusimos a correr como auténticos poseídos, pero con esa sonrisa cínica y como si ubiémos triunfado defenitivamente, pero definitivamente no lo fue y porque de aquellas y como pasa ahora, los fascistas eran los mejores amigos de aquella policía que era tan fascista como ese grupo de nazis. Pero durante un tiempo funcionó la cosa y no volvieron a montar su chiringuito. Después y al cabo de poco tiempo, llegó aquella falsa democracia y por eso siguieron siendo los mismos policías los que decían que eran los defensores de aquella democracia.













 

Yo no me siento lleno de odio


 Yo no me siento lleno de odio

cuando digo que no te soporto

el odio se lo dejo para los profesionales del odio

para los que viven a base de odiar

es su única causa y es su motor principal

y cuando hablan de amor

es de amor de madre que está obligada a amamantar a sus hijos

y a cuidar de ellos y ser su esclava en carne, alma y hueso

y nada de querer ser madres libres

y porque deben estar atadas a la cuna de sus hijos

y la otra clase de amor de la que hablamos

es para ellos

un alimento para los más débiles

y si quieres sentir amor

tendrás que ganártelo a pulso

y si no matas al que tienes enfrente

y porque lo consideras tu enemigo

no te ganarás el amor de nadie,

no tendrás un amor merecido

y como si fuera una recompensa

y porque si no fomentas el odio y la rabia

no te pondrán la medalla al mérito del que odia.

Odiar es una cosa

y no soportar a alguien

es otra cosa muy distinta.














LAS QUE VAN DE DIVAS Y DE DIVINAS


En ésta vida también hay los que se suman al carro, al carro de lo que está de moda y de lo que está politicamento correcto o incorrecto y porque les da igual que lo correcto hoy sea lo incorrecto mañana y porque su única preocupación es haber subido a ese carro donde la fama cobra un sentido para su vida. Sus principios y partiendo de que tenga principios, es que vida los premie con aplausos, con dinero y fama, con miradas llenas de envidia y porque ellos que carecen de principios, no les importa quién les adule. Los valores solidarios son secundarios y el pronunciarse contra las guerras y genocidios y asesinatos en masa, es cosa de esos seres menores que están carentes de ideas y porque ellos forman parte de esa élite llena de ideas y que se rodea de grandes e inmensos pensamientos o eso es que ellos piensan sobre ellos mismos. Tú mientras tanto eres una garrapata a su lado o sino te convierten en un pulga que apenas ocupa espacio ny que siempre es una puta molestia. Y no estoy pensando en nadie en particular, aunque si estoy pensando en alguien en concreto y que tiene nombre y apellidos, pero como no me gusta señalar a nadie y sentirme un chivato gararpata o chivato pulga. La vida da demasiadas vueltas y sobre su eje y alrededor del sol, y puede que hoy nos encontremos de frente o que sea mañana o dentro de un año, pero sé que al final, nos encontraemos y entonces puede que pasemos el uno del otro y porque pensándolo bien, no mereces ni una pizca de mi tiempo y además, seguro que tu tiempo es más imprescindible que el mío y porque me mirarás por encima del hombro y que me dirás secamente y no me hagas perder el tiempo y que lo dirás como si me estuvieras escupiendo en la cara y bajo los dominios de tu ciudad amurallada.

Mi única ventaja sobre tí, es que sé de que vas y a mÍ no me engañas fácilmente y no sé... ahora te das ínfulas de escritora con miles de seguidores que te doran la píldora y lo que haga falta y entonces aquí empieza tu relato y que me llamó Planeta y para que hiciera una serie de correcciones y porque Planeta quiere publicar todos mis libros. Y ya está, ya está dicho todo y Planeta por aquí y por allí y Planeta por el más allá y mira mi querida amiga (aunque en realidad, eres solo conocida), mira como te va creciendo tu puto ombligo y en la misma medida en que va creciendo tu ego. Tú te subes a la parra y desde allí arriba, oteas todo el horizonte y a nosotros nos ves como putos enanos que para su completo desarrollo personal tienen que leer tu libro y mientras tanto ella o tú, quieres seguir a los mandos de tu circo y ahora os voy a hablar del sexo y hasta os voy hablar de como follan los gallos con las gallinas o al revés y porque el orden no altera el asunto y si me apuráis un poco más, os tendré que contar cual es la postura más erótica y más correcta con la que nos podemos follar los unos a los otros.Y con todo esto que te estoy diciendo, me siento obligado a hacerte una pregunta o dos y ¿de que planeta eres? y ¿de que planeta vienes?. De Orión no creo y porque allí se folla demasiado poco y para poder sacar tantas conclusiones y de Júpiter, creo que tampoco y porque en Júpiter no hay tantas almas cándidas que se crean tus cuentos y en Saturno están los anillos de Saturno que producen un sonido muy molesto a cada vuelta que dan alrededor de Saturno y eso no es bueno y para follar tranquilamente. Porque estarás conmigo que para follar bien hace falta tener mucha tranquilidad y buenos alimentos. Hay críticas que son piadosos y hay otras (como esta) que son despiadadas y porque no soporto a las que van de divas y de divinas.


















Karmelo Iribarren


 

Y mirad por donde viene la vida

 Y mirad por donde viene la vida

y viene por esa grieta que se abrió hace mucho tiempo

y viene por ese agua de lluvia que se hizo charco

y viene por el pulmón de un bosque que se ha salvado de la quema

y del río que se ha desbordado por sus márgenes

y del mar que baila al son de las mareas

y de toda la vida que has dibujado con la yema de tus dedos

y debes atarte tus zapatos

pues vienen tiempo extraños

y quién sabe si no tendremos que salir corriendo

y porque lo que era azul y verde

ahora se está convirtieno

en un bosque de manos alzadas

que gritan consignas fascistas

que hablan de la muerte y el miedo

y de que nosotros estaremos mejor muertos

y por ahí es por donde se está colando la muerte

y porque al decir de ellos

la novia de la muerte

es la misma muerte a ritmo de tambor y corneta.














Y yo pensando que mi vida



  Y yo pensando que mi vida

había sido un absurdo

y aunque en una pequeña parte lo fue

y hasta llegué al extremo

de acurrucarme como un feto muerto de miedo

tengo que decir

que gran parte de mi vida

fue una escuela de aprendizaje

y desde el principio de mi memoria

nunca dejé de aprender,

de sentir, de amar

de querer

y a veces, hasta de maldecir

y convertirme en una máquina de comer marrones

pero en el otro lado de la balanza

tengo a mis tiempos mejores,

brillantes y alucinantes

y son todo un alarde de colores vivos

y por donde de vez cuando pasa

el arco iris montado en un carro tirado por cuatro caballos

y  eso en un barco es muy poco

pero en el espacio sideral cuatro caballos

es como un cohete con ocho velocidades

y yo voy al mando de esa nave

y cuando grito cuidado

es porque hay algo enorme delante de nuestro ojos

yo soy el comandante

y el que no quiera estar bajo mi mando

que se dé de baja voluntaria

y que pida ser miembro de otra nave

y así todos nos quedaremos contentos

y así seguirá la paz en el mundo 

o por lo menos, en mi mundo.














UN PEQUEÑO RESUMEN DE LA HISTORIA DE MI VIDA


 Hubo un tiempo en que todo me lo creía. Me contaban algo nuevo y me le creía a pies juntillas. Me contaban un cuento chino y por eso cuento ponía mi mano en el fuego. Me hablaban de que íbamos hacer una revolución y yo depositaba todo mi entusiasmo. Me hablaban mis viejos camaradas y compañeros, que nuestra lucha no sería en balde y que no caería en el vacío de la noche y yo me despertab a las 4 de la mañana para hacer pintadas. Me hablaron por primera vez de amor y yo pensé que nunca alcanzaría ese sentimiento. Me hablaron de las ocho maravillas del mundo pero nunca me habían hablado de tí. Me dijeron que ante un bello sentimiento no hay otra forma, que dejarse querer.  Me decían qu uno debía dar hasta su vida y por la revolución pendiente, aunque una vez dudé por primera vez y fue en un día de lluvia y en donde todos mis sentimientos estaban a flor de piel y yo me mostraba como un ser sensible que observaba todo lo que estaba pasando y aquél viejo camarada de lucha y viendo que nuestra fe ciega poco a poco se iba perdiendo, me dijo que siguiera para delante y porque sino perderíamos esa lucha y y yo y sin pesármelo dos veces, le dije que no y entonces le expliqué que yo no era un ciego persiguiendo ideas y que ya estaba bien de perseguir ideas libres bajo una estricta disciplina de partido que a su vez, se basaba en una estructura rígida y férrea y como así se pudo comprobar poco tiempo después. Allí me dí cuenta que yo era militante de mis propias ideas. Que aquella vieja estructura de partido, estaba llena de óxido y que aquél óxido era extremadamente corrosivo y que los pocos que se quedaron al pie de aquella idea, poco a poco fueron diluyendo sus viejas voces. 

Más tarde y mucho más tarde me dijeron que la solución de todos mis problemas, estaba escondido dentro de la noche y entonces emepecéa vivir la noche y los días solo estaban alñ servicio de la noche, pero ese cuento era tan malo y tan mal contado, que poco me duró la experiencia de las noches más locas. Después y más tarde me hice un puto descreído que no creía en nada y que su fin, era trabajar y trabajar. Creo que en esa época me hice adulto y como siempre me pasó con todo en ésta vida, y me hice tarde y a destiempo. Tiempo después me casé y porque estaba enamorado y hasta las agallas, tuve tres hermosos hijos y solo me faltaba escribir un libro y porque lo de plantar un árbol era un deseo ya cumplido. Y mi curiosidad inquieta, me llevó a querer ser más responsable y hasta mi instale en un carguito de mierda. Y claro allí duré tres escasos años  y eso ya lo sabía de antes, pues el tema es muy sencillo, no soporto la vieja burocracia y a algunos de mis compañeros de trabajo y por capullos y por cabrones. 

Dejé el carguito de mierda pero creo que con él, ocupaba mucha parte de mi tiempo y cuando sentí que me sobraba tiempo, pasó que todo empezó a dar vueltas dentro de mi cabeza y ahí mismo empecé con mis grandes crisis personales y todo se me hizo tan grande y tan espeso, que me ví obligado a ser cliente de un psiquiátrico y por dos veces. Y aunque yo me cague en toda la psiquiatría, es de personas el tener que reconocer que detrás de esos muros de piedra y rejas, allí empezó de nuevo mi curación y no me sané con el amor y tal como decía aquella tipa y me sané a base de pastillas y a base de ordenar mis ideas y pensamientos y cuando salí de allí, era un hombre nuevo. Y ahora y pasados como 10 años desde mi último encierro, ya véis como estoy y como me siento y si alguien pudiera definir la felicidad, pues ¿qué le puedo decir? que contara conmigo y porque todo lo que tengo de felicidad se lo debo a mi propia experiencia.












Hernán Casciari - Finlandia.


El 14 de noviembre de 1995 maté sin querer a la hija mayor de mi hermana,
haciendo marcha atrás con el auto.
Entre el impacto seco, los gritos de pánico de mi familia y el descubrimiento de que en realidad había chocado contra un tronco, ocurrieron los diez segundos más intensos de mi vida. Diez segundos durante los que me aferré al tiempo y supe que todo futuro posible sería un infierno interminable.
Yo vivía en Buenos Aires y había viajado a Mercedes para festejar el cumpleaños número ochenta de mi abuela paterna
(por eso recuerdo la fecha exacta: porque en unos días mi abuela cumplirá noventa,
porque en unos días se cumplirán diez años de esto que ahora narro y que me marcó como ninguna otra cosa, ni buena ni mala, en la vida).
Festejábamos el aniversario de mi abuela con un asado en la quinta; ya estábamos en la sobremesa familiar. A las tres de la tarde le pido prestado el auto a Roberto para ir hasta el diario a entregar un reportaje. Me subo al coche, vigilo por el espejo retrovisor que no haya chicos rondando y hago marchatrás para encarar la tranquera y salir a la calle.
Entonces siento el golpe, seco contra la parte de atrás del auto, y se detiene el mundo para siempre.
A cuarenta metros, en la mesa donde todos conversan, mi hermana se levanta aterrada y grita el nombre de su hija. Mi madre,
o mi abuela, alguien, también grita:
—¡La agarró!
Entonces me doy cuenta de que mi vida, tal y como estaba transcurriendo, había llegado al final. Mi vida ya no era.
Lo supe inmediatamente. Supe que mi sobrina, de tres años, estaba detrás del auto; supe que, a causa de su altura, yo no habría podido verla por el espejo antes de hacer marchatrás; supe, por fin, que efectivamente acababa de matarla.
Diez segundos es lo que tardan todos en correr desde la mesa hasta el auto.
Los veo levantarse, con el gesto desencajado, veo un vaso de vino interminable cayendo al suelo. Los veo a ellos, de frente, venir hasta mí.
Yo no hago nada; ni me bajo del coche,
ni miro a nadie: no tengo ojos que dedicarle al mundo real, porque ya ha empezado mi viaje fatal en el tiempo, mi larguísimo viaje que en la superficie duraría diez segundos pero que, dentro mío, se convertirá en una eternidad pegajosa.
En ese momento (no sé por qué es tan grande la certeza) no tengo dudas sobre lo que acabo de hacer. No pienso en la posibilidad de que sea un tronco lo que he embestido, ni pienso que mi sobrina está durmiendo la siesta dentro de la casa. Lo veo todo tan claro, tan real,
que solamente me queda pensar por última vez en mí antes de dejarme matar.
“Ojalá el Negro me mate” —pienso—, “ojalá sea tan grande su enajenación de padre salvaje, tan grande su rabia, que me pegue hasta matarme y no me dé la opción de tener que suicidarme yo mismo, esta noche, con mis propias manos, porque soy cobarde y no podría hacerlo, porque cometería la peor de todas las bajezas: me iría a Finlandia”.
Utilizo esos diez segundos, los últimos de calma que tendré en toda mi vida, para pensar en quien ya no seré nunca más.
Tenía casi veinticinco años, estaba escribiendo una novela larguísima y placentera,
vivía en una casa preciosa del barrio de Villa Urquiza, con una mesa de pinpón en la terraza y toda la vida por delante, trabajaba en una revista donde me pagaban muy bien, tenía una vida social intensa, era feliz, y entonces mato a mi ahijada de tres años y se apagan todas las luces de todas las habitaciones de todas las casas en las que podría haber sido feliz en el futuro. Lo pienso de ese modo, desapasionadamente, porque ya no tengo ni cuerpo con el que temblar.
En esos diez segundos, en donde el tiempo real se ha roto literalmente, en donde el cerebro trabaja durante horas para instalarse en un recipiente de diez segundos,
descubro con nitidez que mis únicas opciones —si mi cuñado no me hace el favor de matarme allí mismo— son las de huir
(huir de inmediato, sobornar a alguien y escapar del país) o suicidarme. Lo que más me duele, tal como están las cosas, es que no podré volver a escribir literatura, ni a reír.
Durante mucho tiempo, durante años enteros, me siguió sorprendiendo la frialdad con que asumí la catástrofe en esos diez segundos en que había matado a mi sobrina.
No fue exactamente frialdad, sino algo peor: fue un desdoblamiento del alma,
una objetividad inhumana. Me dolía saber que ya no podría escribir, que en el suicidio o en la huida —aún no había optado con qué quedarme— no existiría esa opción: la de los placeres.
Podía irme a Finlandia, sí, a cualquier país lejano y frío, podía no llamar nunca más a mi familia ni a los amigos, podía convertirme en fiambrero en un supermercado de Hämeenlinna, pero ya no podría volver a escribir, ni amar a una mujer, ni pescar.
Me daría vergüenza la felicidad, me daría vergüenza el olvido y la distracción.
La culpa estaría allí involuntariamente,
pero cuando comenzara la falsa calma o el olvido momentáneo, yo mismo regresaría a la culpa para seguir sufriendo. La vida había terminado. Yo debía desaparecer.
Pero si desaparecía, qué. Qué importancia podía tener darles a ellos la serenidad de no ver nunca más al asesino. Ellos, mi familia, los que ahora corrían lentamente desde la mesa al coche para matarme o para ver el cadáver de un niño, podrían creerme exiliado, lleno de dolor y de miedo, temeroso y ruin,
o agorafóbico; o podrían sospecharme loco, como esas personas que pierden el rumbo y la memoria después de los terremotos; alucinado, mendigo, enfermo; podrían hasta perdonarme pues me creerían fuera de toda felicidad, fuera de todo placer. Matarían a quien blasfemara mi memoria diciendo que se me ha visto reír en una ciudad finlandesa, a quien dijera que se me ha visto beber en un bar de putas, o escribir un cuento, ganar dinero, seducir a una mujer, acariciar un gato,
pescar bogas o dar limosna a un marroquí en el metro. No creerían que alguien (ya no yo en particular, sino que nadie) fuese capaz de semejante flaqueza, de tan penoso olvido,
de matar y no llorar, de escapar y no seguir pensando en la tarde de verano en que una niña de tu sangre ha muerto bajo las ruedas del coche.
Diez segundos eternos hasta que alguien ve el tronco y todos olvidan la situación.
Nadie, ninguna de todas las personas que almorzaban aquella tarde de hace diez años en Mercedes, recuerda ahora esta anécdota. Nadie ha tenido pesadillas con estas imágenes: sólo yo me he despertado transpirado durante años enteros, cuando esos diez segundos regresan por la noche sin el final feliz del tronco; para ellos no ocurrió más que la abolladura de un guardabarros al final de la primavera.
Nada malo pasó aquella tarde, ni nada malo ocurrió, antes o después, en mi vida.
Han pasado diez años desde entonces y todo ha sido un remanso en el que nunca lo irreversible se ha metido conmigo.
¿Por qué entonces, en estos días, siento que he cumplido sólo diez, y no treinta y cinco años? ¿Por qué le doy más importancia a esta fecha en que no maté a nadie, que a aquella otra fecha anterior en que salí de mi madre dando un grito eufórico de vida?
¿Por qué algunas noches me despierto y descubro que me falta el aire, y recuerdo como real el frío de una cabaña en Finlandia,
y me encuentro con las hilachas de la angustia y el exilio, y me ahoga la cobardía de no haber tenido la voluntad de suicidarme?
Es la fragilidad de la paz la que nos devuelve al escalofrío y a la incertidumbre. Es la velocidad infernal de la desgracia, que acecha como un águila en la noche, la que sigue allí escondida para quitarnos todo y dejarnos aferrados a un volante y pensando que la única opción es morir solos en Finlandia, con los ojos secos de no llorar.
Por suerte, casi siempre es un tronco y vivimos en paz. Pero todos sabemos, por debajo de la risa y del amor y del sexo y de las noches con amigos y de los libros y los discos, que no siempre es un tronco.
A veces es Finlandia».

MEMORIA

 

Hay algunos momentos de mi vida que están cubiertos por la densa niebla de una mañana sin nombre y eso me duele y me duele mucho. A mí nunca me gustó hacerme fotos y porque primero, no me siento especialmente fotogénico y segundo, porque pensaba que mi pequeña memoria de pez espada, iba a recordarlo todo y con mi memoria y unos ligeros retoques que siempre me daba cuando me recordaba, pensaba que ahora y a mis 69 años, iba salir mucho más guapo y mucho más interesante y dentro de un mundo sin lagunas de memoria. Pero me temo que no, que tengo lagunas y mares y océanos que se han quedado perdidos entre recuerdos que de momento aún conservo. Dicen que la primera que se pierde, es la memoria más reciente y confundes personas y les cambias el nombre y hasta dicen que llegará un momento, que no sabrás quienes son tus hijos y en cambio la otra memoria que habla de tu infancia y de tu época joven, se agudiza y hasta te hace viajar a esos tiempos y te metes tanto en ese papel que hasta llamas mamá a la novia de uno de tus hijos. Pero ésta última pérdida de memoria viene después de haber perdido tu memoria más reciente. Aunque en mi caso, no es totalmente como dicen los estudiosos del tema y porque como siempre he sido un desmemoriado de mierda, el tema de mis lapsus es algo a lo que estoy muy acostumbrado. Pero aún así y todo, a veces me duelen algunos lapsus y porque me gustaría tener el placer de volver a recordarlos. No me duele la putada o las putadas que hice en aquellos tiempos ya lejanos, pero coño olvidarse de algunos de mis mejores momentos y como los disfruté y en compañía de quién o de quienes y entre el alcohol y las risas, llegó aquella madrugada sin nombre, sin fecha y sin saber si estábamos en una habitación de un hotel o en casa de un amigo. Y para recordar todo eso, están las viejas fotos que tenías guardadas en la cómoda de tu habitación, pero como yo fui como fui y escapaba de las fotos como el gato escapaba del agua, no tengo testigos de alguna de mis hazañas bélicas.

Siempre hay ese viejo amigo que tiene alguna foto en las que tú salías y con esa cara de medio gilipollas y con ese gesto en la cara que más parecía un rictus forzado y porqeu así pensabas que saldrías mejor y más guapo. Pero yo me conzco muy bien y se reconocerme cuando voy de forzado, de gesto forzado y de dibujar una sonrisa con tu boca y dar más pena que gloria. Que pena de fotos, que pena de sitios y de todos esos lugares que se perdieron por los senderos de mi memoria y de las caras de mis amigos de entonces y de aquella vieja novia en sus tiempos mozos. Y es que de una foto se pueden extraer tantas cosas que hasta juro que si volviera a nacer sería como ese tío pesado y plasta que tanto insiste en hacernos una foto en cada sitio. Habría ganado mucho siendo así de pesado. Y una foto y otra foto y todo el día haciéndonos fotos. Yo hubiera mejorado mi cara para las fotos y eso lo conseguiría a base de mucho esfuerzo y de muchas horas delante del espejo. A todo se hace uno y además ante ese fin tan sentido y tan querido, uno se hace un millón de veces. Pero nada y tendré que seguir viviendo de los flecos sueltos de mi memoria y de algunos momentos que ya forman parte de mis sueños y no me voy a conformar con los lapsus de mi memoria perdida y seguiré arañando en el mundo de mis recuerdos olvidados.














Hubo un tiempo


 Hubo un tiempo

en que yo no era viajero de nada 

no me movía ni en el tiempo ni en el espacio

y mi mente se había convertido en un enjambre de aguijones

me sentia vacío de cuerpo, mente y alma

ni las flores eran parte de mi vida

ni los sentimientos estaban presentes

y porque se habían ido por las alcantarillas de la vida.

Era un objeto inanimado

iba por la vida en modo ausente 

y nadie me preguntaba ¿qué coño haces?

y yo seguía andando como un zombi

y en cada esquina con la que tropezaba

cambiaba el guión de mi vida 

y como si fuera una veleta

y porque como dije antes...

fui un objeto inanimado

que cuando se sentía solo

salía a beber con los cuatro principios que aún le quedaban,

pero a la tercera copa

sus pocos principios se iban para cama

y yo me convertía en un ser insaciable

que hasta se bebía el agua de los floreros.













¿que sabemos de lo que puede sentir un viejo?.

 

Y en este lento caminar de viejo incomprendido y que cada día y como si estuviera escrito dentro de su cabeza, se sacude la pereza y la desidia y porque quiere darle sentido a su vida y coger el hilo conductor que une las diversas etapas de su pequeña historia y tirar de él con todas sus fuerzas, que ya no son las que eran, pues pasa que cada día se sienta delante de su ordenador y trata de ordenar sus ideas y sentimientos y volver a sus viejos recuerdos y vivirlos de nuevo y sentirlos con otra visión del mundo a la que había tenido en sus aquellos tiempos. Ahora mantiene esa distancia tan necesaria para que todo no le duela tanto como antes y quiere sacar todo lo guardado y liberar todo lo que en sus tiempos, había condenado a ser olvidado. Son secretos, que él poco a poco se ha olvidado de su ostracismo y porque lo había escondido en un rincón perdido de su memoria. Y ahora entre otras muchas cosas, su obligación es sacarlos a flote, es sacudirlos al viento de Tramontana y dejar que se paseen por las habitaciones de su vieja casa. Le hacen compañía y también le acompañan en sus queridas tardes otoñales y juegan al escondite cuando sienten que se están aburriendo y a veces ponen las cartas sobre la mesa y hablan de sus propias experiencias y como han llegado hasta aquí y hasta hablan de lo que nos queda por vivir y lo hacen en su versión más optimista y porque están de acuerdo que para vivir de la mejor manera posible, tienen que estar impregnados de esa capa de pintura que se llama, optimismo. Nadie llegó tan lejos pensando que la muerte se iba a presentar al día siguiente, ni nadie fue capaz de imaginar que la vida te podiera llegar a conmover de esa manera tan fuerte y tan sentida.

Ese viejo del que hablo, se levanta cada día apoyado en sus dos piernas que para él son sus dos pilares y que lo mantienen unido a la tierra y a su tierra y a la que después fue su otra tierra y a la misma tierra que ahora está bajo sus pies. Y poco a poco y porque cada día se va haciendo un poquito más viejo, va añadiendo sus pequeñas manías de viejo y ha decidido que ya no le gusta pasear y porque de alguna manera se siente impedido y el haberse fumado hasta la punta de sus dedos, le está pasando factura ya no puede andar como antes andaba y también ha decidido que bañarse en el mar no es cosa para él y eso que en sus antiguos tiempos, le encantaba bañarse bajo el sol o en medio de la niebla o bajo la luz de la luna. Ahora tampoco le gusta salir a cenar y porque dice que ahora la noche y dadas sus propias circunstancias, siempre se le hace demasiado tarde y como si ese viejo jubilado, tuviera que madrugar. Pero son manías de viejo y yo todas se las respeto y porque en realidad ¿que sabemos de lo que puede sentir un viejo?.













La Luna será azul


 La Luna será azul, porque azules han sido tus días,
y será llena, porque tú me llenas,
y azul y llena,
y roja y grandiosa.
Yo reconozco que soy raro
y que a veces me pierdo entre tus brazos,
o entre los deseos de tenerte a mi lado,
yo sé que soy disléxico y paranoico
y que me falta un tornillo o una pieza clave
que resolvería muchas de mis dudas,
pero nunca me falla el sentido del olfato,
percibo tu olor a millas de distancia,
oigo tus el lejano eco de tus pasos,
y escucho la melodía de tu vida,
y hay cosas que me gustan o no...
pero eso no importa,
porque lo que te gusta y quieres,
no siempre tiene un sabor dulce,
a veces es agrio, ácido o amargo,
pero nunca es insípido
y si yo quiero comerte y coserte
empezaré poco a poco
y de arriba a abajo
y de babor a estribor,
y lo que yo realmente sé:
es que cuando la luna esté llena,
yo te llenaré con mis besos.

NOSOTROS...


 

LA PUNTA DE UN ICEBERG

 Ahora todo es más difícil los reflejos van pidiendo un descanso los tendones se relajan y contraen menos y peor que antes la vista pide aux...