Yo no me siento ejemplo de nada y por eso a veces siento vergüenza cuando se me quiere poner como ejemplo de algo y sea de lo que sea. ¿Un ejemplo yo?, ¿de qué?. Yo en ésta vida nunca he sido ejemplo de nada, ni cuando era un niño que andaba a gatas, ni cuando unos años más tarde era un niño rubio con pecas y ojos verdes y menos lo fuí cuando era un adolescente con el pelo más oscuro y que pasó de ser liso a ondulado y con granos en la cara y porque la piel de mi cara se hizo más grasa. Pero simplemente son etapas pasadas por agua y porque mira que ha llovido desde aquellas. De joven era más guapo que en mi adolescencia, los granos en la cara fueron desapareciendo, mis ojos verdes seguían siendo verdes y mis ides me hacían ser más interesante. Hay que valorar que de aquellas, la rebeldía era un plus y también lo era no andarse por las ramas y si había que echarle un coctel molotov al coche del director del instituto y para sólo dejar su esqueleto y porque era un cacho de cabrón redomado, pues eso... que una noche cualquiera alguien le había lanzado el coctel y por la mañana era un volwagen cucaracha todo quemado y chamuscado. Nadie sabía quién había podido hacer y sólo yo y unos cuantos más, conocíamos a los autores y porque habíamos sido nosotros. De aquellas íbamos por libre y un día uno de nosotros tuvo esa idea y allí mismo lo decidimos y para que viera el tío de que no íbamos de farol y que si siguera ejerciendo de cabrón redomado le quemarímos el siguiente coche que comprara. Durante unos día el coche del director fue una muestra de lo que podíamos hacer. Y eso era lo bueno de ir por libre que no venía un militante de cualquier partido revolucionario y que tratara de convencerte, de que esa idea no era buena, ni era la mejor y porque quemar un coche a un hijo de puta, podría que ese acto que se pusiera en comtra nuestra. Y como si de aquellas me tuviera preocupado que no fuera un acto políticamente correcto. Pues si no lo era, que no lo fuera pero por lo menos que el cabrón se había quedado sin coche y eso a mí, me reconfortaba.
Hubo investigaciones al respeto, pero como de aquellas aún no había ningún grupo político que lo reivindicara, además que el chivarse no estaba bien visto y nadie sabía que había un pequeño grupo clandestino y formado por 6 chavales que parecían más jipis que otra cosa. Y entonces no hubo represalias, ni un castigo y ¿a quién iban a castigar?. Por tanto ese director se quedó sin su querido coche y al cabo de unos meses tomó la decisión de dimitir y porque decía que estaba muy estresado. Y sin más pusieron a otro director que no era más gilipollas que el otro y porque eso era imposible, pero bueno a veces se acercaba a su nivel y tomó algunas medidas que iban en nuestra contra y con dos huelgas y unas cuantas manifestaciones, fácilmente cambió de idea y todo volvió a su respectivo cauce. Nosotros de aquellas éramos un poco bestias y todo lo que hacían aquellos mandamases de tres al cuatro que se disfrazaban de profesores, de jefes de estudios o directores, nos molestaba como demasiado y ante cualquier tontería que hacían nosotros respondíamos en plan bestia y entonces el problema era quién nos controlaría un poquito. La mayoría de los alumnos venían de rebote de cualquier colegio privado o de curas o de las dos cosas y nos habían dado tantos palos que ellos mismos nos habían convertido en unos desalmados sin escrúpulos y sin tener la mínima piedad con la autoridad correspondiente. Piedad ¿y que era eso?.
Bueno pues el siguiente director y al que le quemaos su coche, pues también le metimos demasiada caña, pero ésta vez fue a base de huelgas, manifestaciones y de otros desplantes, ya que de aquellas éramos muy imaginativos...y un día y dando clases ese mismo director acabó llorando y suplicando que por favor no nos pasáramos tanto, que podíamos entablar un diálogo y que a lo mejos había algunas cosas que se podrían conceder. Eso dijo un día y a la siguiente semana dejó entrar a la policía dentro del instituto y ésta y como correspe a éste tipo de perros, nos molieron a palos y ahí se acabó definitivamente el diálogo. De los cuatro o cinco pirados que formamos aquél pequeño grupo inicial, pasamos a multiplicarnos por diez...aunque un poco más tarde vinieron los militantes de cada partido y cada uno con una opinión distinta, que aquél grupo se resquebrajo y de ahí salieron una multitud de pequeños grupos que de cada vez se iban entendiendo menos entre ellos. Y ahí mismo se empezó con el tema de las reuniones y reunión para aquí y reunión para esto otro y dedicábamos más tiempo a las reuniones que a esa lucha que habíamos comenzado.
