Dicen que allí es el fin del mundo y lo era para los romanos "Finis Terrae", el fin de la tierra y oorque como era el punto más occidental pensaban que más allá solo abría mar y más mar . Ahora, se llama Fisterra y sigue siendo el punto más occidental de España. Yo viví tres años cerca de este punto geográfico y el pueblo en donde viví y que está a 7 kilómetros de Fisterra se llama, Corcubión. En mis tiempos se decía que vivir allí era demasiado fuerte y porque por esa zona pasan o rozan todos los temporales que atacan por occidente, aparte de que el esa zona en concreto, el mar está muchas veces enfurecido y de ahí que a lo largo de los años hubo una beuna cantidad de naufragios. Se decía de aquellas y se sigue diciendo, que allí llueve a mares, que el viento viene desatado, que las nubes son casi permanentes y que la mayoría de los días son grises tirando a negro. Se dicen tantas cosas de los sitios que no conoces pero que tanto has oído hablar de ellos y sobre su fama y sus fantasmas, que al final ni te quedas con una cosa ni con la otra y porque todo tiene su parte de verdad y su parte de mentira. Yo viví allí, pero viví hace 35 años y en esos 35 años han cambiado muchas cosas, pero de aquellas los inviernos eran atroces y eran más largos que un día sin pan. Llovía a mares o a océanos, soplaba el viento con una pasión inusitada, la humedad se colaba hasta por la mínima rendija y poco a poco iba pintando de negro las paredes de tu casa, un día de sol en pleno invierno era una fiesta y la calle principal del pueblo se llenaba de gente. Había un pub en todo el pueblo, un precioso pub que a mi me parecía sacado de una película irlandesa y estaba más allí que en mi propia casa y eso que yo era un persona casera, me gustaba y me encantaba estar en mi casa, pero si salía de mi casa tenía que pasar por el pub y aunque sabía que vería a los de siempre, al que siempre te hablaba de fútbol y además y para más inri era del "Real Madrid" y no lo sacaras de su monotema y porque sus opiniones fuera del fútbol eran muy simples y era cagarse en todo y ya está. Había otro que siempre te daba la tabarra con que mañana se iría a pescar y se levantaría a las 4 de la mañana para salir en barco y tú le decías, pero si son ya las 3 de la mañana y como a esa hora ya iba puesto hasta las cejas, te respondía que era tiempo suficiente para descansar y dormir.
Después estábamos un grupo muy variopinto en que hablábamos de todo un poco. Hablábamos para no aburrirnos demasiado, también para intercambiar opiniones distintas, risas y cotilleos.. Cotilleos no había muchos, era un pueblo de unos 2.000 habitantes y el ser tan pocos no daba para muchos cotilleos. Pero siempre había algunos que siempre trataban sobre los que no estaban presentes y fulanito se echó una novia que es del pueblo de al lado y ahora ya no se ve ni el pelo o fulanita se dejó con fulanito y eso ya se venía venir desde hace mucho tiempo...yo creo que ella andaba a escondidas con otro y hasta que él los pilló. O bueno y ¿como andamos de drogas?...¿Hay hachís o chocolate, hay coca o caballo y quién lo tiene?. Y por el medio de todo esto, siempre estaba la música, esa música que siempre amansaba un poco a las fieras que de aquellas éramos. Y también y de vez en cuando, había unos largos y espesos silencios y como si por el medio hubiera pasado un batallón de ángeles, aunque en nuestro caso era más bien un batallón de demonios. Y allí en ese pub militábamos varias horas al día, mejor dicho, eran varias horas de noche. Siempre caía algo de droga y porque de aquellos tiempos, la droga dura como el caballo y la cocaína entraban por la ría de Arousa pero también entraban por aquella zona perdida del fin del mundo, pero aún así había más drogadictos que droga y porque algo de droga se quedaba en el sitio por donde entraba, pero la mayoría se iba a otros puntos más lejanos. Y en el pueblo de al lado, el de Fisterra que estaba 7 kilómetros de Corcubión, había toda un legión de yonquis.
De todas formas la cosa era tan grave y tan descarada, que uno como yo (que no era traficante), sabía perfectamente cuando iba a ver un desembarco de droga. Se notaba en el ambiente del pueblo, los chavales haciendo corrillos y mirando hacia todos los lados y nerviosos perdidos, después actuaba la Guardia Civil, que tenía su cuartel en lo más alto del pueblo y normalmente hacían su recorrido diario hacia un lado y hacia el otro del pueblo, pues ese día sólo lo hacían en un sentido y en dirección al sitio más alejado del punto de la descarga. A continuación y cuando la Guardia Civil ya había desaparecido, passaban por el pueblo (que sólo tenía una carretera) como unos 4 o 5 coches de alta gama y dentro iban los capos del cotarro y para ver in situ donde y como se iba a realizar el desembarco. Al cabo de una hora volvían a pasar en la dirección contraria y para alejarse de esa zona. Y hasta llegada la noche y de repente, aparecían todos los chavales que habían participado en el desembarco y con pasta fresca en la mano y poniéndose ciegos con toda la droga que iban pillando. La fiesta les duraba hasta la mañana siguiente y poco más.








