José Saramago


 "Si tienes un corazón de hierro,

buen provecho.

El mio lo hicieron de carne

y sangra todos los dias."














A veces y por diversas razones...


 A veces y por diversas razones, llego a preguntarme a mi mismo si mis hijos me querrán o me ignorarán como lo que yo mismo sentía y siento, hacia mis padres. ¿Y no se seré yo todo un pedazo de cabrón lleno de resentimiento hacia mis padres?. Mi padre pasaba de mí pero no una vez sino cien veces y para él era un cero a la izquierda que había nacido a destiempo y fuera de hora. Para mi madre era un ser molesto, incómodo, agrio de carácter y amargo de sabor y varias veces (que ahora mismo recuerde, si no fueron más, que obviamente preferí olvidar) llegó a decir que se arrepentía de que yo hubiera nacido. Y ahora mismo eso me importa un pepino pero de niño y de chaval, esas mismas palabras me hicieron demasiado daño y en eso sí que marcaron y porque siempre escogía la opción del olvido y a otra cosa mariposa, ya que en ésta vida hay demasiadas cosas por pensar, disfrutar y decidir y tal y como decía aquél antiguo compañero de trabajo que se consideraba de esos terapeutas que ahora están tan de moda, la niñez y tu infancia son las que marcan el resto de tu vida y por eso él, intentaba desantrañar los traumas de tu niñez y por supuesto y era porqwué él pensaba que la relación que tuviste con tus padres es la que ha marcado tu vida. Claro que yo disiento de esto y porque si así fuera, yo hubiera sido un asesino en potencia y la verdad, es que no lo he sido y ni ganas tengo de serlo. Además tantas vueltas para llegar al mismo resultado y yo soy como soy y en muy pocas cosas ya puedo cambiar y entonces me moriré siendo más o menos como he sido siempre. Hombre yo sé que en ésta vida todo influye, pero lo que realmente quiero decir, es que si hubiera sido un niño maltratado, eso no te lleva (ni de coña) a ser un padre maltratador, aunque el tema puede influir pero como miles de temas más (las amistades, los curitas pederastas, la relación con los hermanos, con los tíos, con los primos y un largo e infinito etcétera). Yo pronto aprendí a ser un niño observador y a pensar las cosas cinco veces antes de expresar mi opinión. Mi experiencia me demostraba que cada vez que decía las cosas de manera espontánea, tenía una manada de hostias asegurada y ya fuera por mi madre (que era una verdadera especialista en el tema), por los amigos del barrio o o por los curitas y entonces hice todo un aprendizaje de éste tema y a modo conductista rápidamente aprendí a no tocar lo que debía y podía evitar. Tampoco tiene tanto mérito la cosa y porque todo esto en el fondo era cuestión de la superviviencia más elemental.

El resto de mis relaciones familiares fueron un verdadero y puto desastre. Mis hermanos desparecieron del mapa en cuanto pudieron y sobre los 10 años me quedé solo en aquél manicomio llamado, casa familiar. Y con 10 tiernos años ¿a quién le podía contar algo de éste tema?. A los curitas no, porque además de volverme a tocar mi lindo culito mientras ellos me iban explicando que yo era el verdadero culpable de la mala relación con mis padres y otro manoseo bajo los calzoncillos y a modo de despedida, "un buen consejo": pórtate bien y sé un buen hijo. A mis hermanos ni siquiera los veía y tampoco nunca me preguntaron como me iba dentro de aquella sala de tortura que ellos como yo, también conocían y por eso huyeron en cuanto pudieron. Mis primos (con aquellos que tenía más relación y porque mi madre así lo determinaba) eran gilipollas del culo y ¡coño! todos eran niños mimados de papá y de mamá y que disfrutaban como endemoniados que eran, dal mal y de la desgracia ajena y como además, yo era el primo más pequeño de todos, pues yo era un blanco fácil y así me convertía en un  motivo más de su mofa. Eran niños mimados que se divertían con las debilidades y sufrimientos que tenían los que en teoría eran los más débiles. 

Mis tíos y tías por parte de mi madre, eran puro veneno (salvo uno) y hasta acompañaban los mofas clasistas y abusonas de sus hijos mimados. Hacían peña entre ellos, se burlaban de hasta como pestañeaba y como eran mayores que mi madre y además tenían la misma madre (mi abuela materna, que apenas conocí y porque se murió al poco de mi nacimiento), pero tenían distintos padres y del padre de mi madre nunca supimos nada (en teoría mi abuelo materno) y tengo grandes sospechas de que fuera el cura del pueblo y entonces dadas las circunstancias de aquellas épocas, mi madre era un poco como la repudiada y entonces llegaba a mi casa una de sus arpías hermanas o tías mías y mandaban más que ella y en consecuencia, te puteaban a tí y hasta dentro de tu casa. Y mis tíos y tías paternales, aún más punto aparte, pero en general no eran tan malas personas, pero eran raras y raros de cojones. Pero este es otro capítulo de mi vida, que contaré otro día y porque hay materia más que suficiente.











LA PUNTA DE UN ICEBERG

 Ahora todo es más difícil los reflejos van pidiendo un descanso los tendones se relajan y contraen menos y peor que antes la vista pide aux...