Aún tengo el sol de aquél verano
mi piel morena y tiznada de negro
la salitre pegada a mi piel y a mi pelo
mientras mis ojos verdes se pintaban de verde azulado.
Yo era un chaval guapo,
rubio de ojos verdes
con pecas por toda mi cara
piel suave y agradable al tacto,
era tímido, metido para dentro y hasta tocar mis intestinos,
y profundamente desconfiado
y todo lo referente a mi familia
pertenecía a la sección de mis principales problemas
y por eso y sobre todo,
me hice un niño tímido, callado,
y cuando alguien de mi familia me hablaba
yo me metía hasta el fondo de mi capararón
y allí mismo me quedaba
y hasta que mi familiar se callara o me dejara en paz
no volvía a salir de caparazón
y por eso en mi familia
cogí fama de raro, de extraño,
de introvertido y con un miedo patológico a decir lo que pensaba.
Y ahora que lo pienso con el tiempo y la distancia por el medio
yo seguiría teniendo miedo.

















