No me gustaría y para nada que la cosa que traigo entre manos, no saliera para delante. Aunquue en realidad empecé a escribir esto y sin saber porqué, ni lo que quería decir y porque yo sepa, no tengo nada entre manos. Bueno, siempre se tiene algo entre manos y a lo mejor lo que me está pasando es que simplemente no sé como expresarlo. Porque cosas tengo y tengo muchas que a su vez están guardadas bajo siete llaves y unos cuantos candados. Tengo historias inolvidables, tengo amores que jamás serán olvidados, tengo amigos que dejaron de ser mis amigos y me supongo que ahora lo serán de otros, pero eso mismo taqmbién me pasa a mí y tengo dos amigos que están por encima del resto y tengo alguno más en fase de estudio y voy deshojando la margarita, ¿será mi amigo? o ¿no lo será?. Aunque para el poco tiempo que me va quedando, el que sea mi amigo o no lo sea, no me va a quitar el sueño. Ahora las cosas me enternecen más que antes y porque con la vejez uno tiene su sensibilidad más a flote y contrariamente a lo que popularmente se cree, la vejez es un estado físico un tanto decadente y porque con solo mirarte ante el espejo, la cosa se pone evidente, pero a lo que yo iba, es que si tienes entre 20 a 30 años se dice que estás en la edad más propicia para enamorarte. Y en cambio yo digo que a mi edad, para enamorarme no estoy y además porque no tengo ganas ni quiero y además, que estés más sensible a todo lo que te rodea no lleva consigo que tengas que enamorarte.
Aunque ya sé que hay teorías para todo y hasta hay algunos o algunas que teorizan que el sexo a nuestra edad es diferente y por razones más que evidentes y por eso mismo no voy a entrar en ellas, pero al mismo tiempo ensalzan otras posibles ventajas o virtudes y entre ellas está el no sentirte sólo, el pasear juntos al anochecer y cogidos de la mano, el ponerle tu jersey por encima de los hombros y para que no pase frío y porque tú lo intuyes antes, el que te den un beso de buenas noches y otro de buenos días, el que te digan te quiero y cuando más lo necesitas, el andar descalzos por la arena mojada de una playa oceánica, el sentarte junto a ella en una hermosa puesta de sol, el que te lleven el desayuno a la cama y a la inversa, el que te despierten con todo su cariño, el que con solo mirarnos los dos nos entendemos, el que respete tus silencios y tú los de ella, el disfrutar juntos de un maravilloso paisaje, el sentarnos junto a la chimenea y avivar el fuego, el bañarnos en el mar en una luna llena (aunque en mi caso, prefiero que solo se bañe ella), el leer cada uno su libro, el decirnos cosas que nunca nos dijimos y porque ahora, la veda ya está abierta, el recordar momentos especiales alrededor de una vela encendida, el hacer comida sana o insana y porque para lo que nos queda en el convento...
Y después de todo esto que he dicho, vendría la siguiente pregunta ¿si todo esto podemos hacerlo juntos y con los años que tenemos?...para que coño echamos tanto de menos aquellos momentos que sucedieron hace 30 años o más o menos. Aparte que ahora voy a añadir otra pregunta más y a lo mejor lo que también pasa es que todo esto lo puedes hacer tú solito y hasta que el cuerpo aguante y cuando te veas como un viejo decrépito e impedido, pues en ese justo momento te buscas a una vieja que más o menos esté como tú y entre los dos os lo montáis de la mejor manera posible. Y como podéis comprobar, hay variadas alternativas al respecto y todas son buenas y todas pueden perfectamente aceptables.. Yo de momento, me estoy quedando con la última alternativa, pero como todos ya sabemos, en ésta vida todo puede cambiar en una décima de segundo.








