La única lucha que ahora tengo entre manos es la dignidad.


La única lucha que ahora tengo entre mis manos

es la dignidad.

Es mantener la dignidad como un puño cerrado

es pedir cada mañana

que el día te complazca

que te oiga, que te escuché

y de todo lo que le das

que te devuelva algo

y le das y le apoyas y le animas,

y poco a poco lo levantas del suelo

y lo empujas cariñosamente hacia lo que antes fue,

y le explicas que aquél mundo

ya no es el nuestro,

el nuestro es una lucha del día a día,

y no es tener siempre la razón de tu parte

y porque eso, simplemente es imposible,

pero que como antes hacíamos

hay que indignarse igualmente

y esto que está pasando ahora

y delante de todo el mundo

no es la sociedad que queríamos

y por la que luchamos y cada uno a su manera

el odio está creciendo como una ola gigante

el insulto faltón es el pan de cada día

el chiste de taberna o de cuartel está más de moda que nunca

las formas de entenderse se han perdido entre tanto insulto

ahora domina lo grosero, la falta de respeto, 

y por supuesto, la falta de empatía.















MIGUEL DE UNAMUNO


 

DIARIO DE A BORDO

 

Miércoles 26 de Junio.
Nada nuevo a bordo. Viento noroeste (fuerza 3). Noche cerrada con bruma espesa. Cena tranquila con larga sobremesa bien regada de un buen aguardiente gallego. Ayer por la tarde hubo movimientos extraños, el barco se movió sin rumbo fijo durante un par de horas, eso nos dijo el Capitán. Nadie sabe el porqué. Deben ser fenómenos extraños en la tercera fase. Llevamos rumbo a Singapur, pero antes aún nos quedan un par de paradas en tierra: la primera en Mumbai (India) y la segunda en Colombo (Sri Lanka) y después por fin, llegaremos a nuestro destino. Salimos del puerto de Vigo (Galicia-España) hace 14 días y estamos de mar y barco hasta la misma bandera o hasta los huevos o hasta el mismo coño. Pero ya queda menos, apenas 3 días y después a conquistar Singapur o mejor, que él nos conquiste a nosotros (yo me dejo querer).
Ayer vimos Delfines y Cormoranes, fue precioso porque además coincidió con la hora punta de la puesta de sol. Hay personas a bordo que pueden resultar ser interesantes, algunas que no todas. Ayer en la cena congenié con un tipo que era irlandés de pura cepa, católico hasta la médula, caótico en la práctica del día a día (eso me dijo) y eficaz cuando la conversación se enredaba más de lo necesario (eso lo comprobé). Después con el aguardiente todo se fue haciendo más confuso, tipo nebulosa, pero al mismo tiempo, las conversaciones se fueron llenando de risas y chistes y anécdotas absurdas. Hoy menuda resaca tenía y el irlandés, no apareció hasta última hora de la mañana y con cara de poco amigos. Supongo que lo fundió la resaca, él solito se bebió lo de tres de nosotros. Menudas tragaderas tiene el irlandés.
A bordo hay de todo, de todo tipo de personas, de todo tipo de tripulación, de todo tipo de entretenimientos y de todo tipo de bailes y variadas payasadas, que al parecer son del gusto de algunos (no, del mío). Para mí todo esto es un coñazo y una pantomina y cuando me huelo que van a organizar algo, que suele ser un baile que toca una pequeña orquesta y con uno o una cantante que resulta ser infumable, pues simplemente me levanto y salgo a tomar aire, a ver el cielo estrellado y a pensar en cosas que tengo pendientes. No me gustan las fiestas, no me gustan los bailes, no me gusta el tenerme que relacionar y porel simple hecho de que vas en el mismo barco que van algunos otros. Odio las conversaciones y cenas de etiqueta y de mantener las poses. Pero bueno, es lo que hay. Además, no es cuestión de encerrarse en el camarote con una botella de aguardiente y borrachera va y borrachera viene y así, hasta llegar hasta Singapur. Un día vale, dos un poco menos y tres, ya no. Prohibido y guardado bajo cerrojo. Y porque en ésta vida o te espabilas o te espabilan y yo prefiero espabilarme yo solito.
Las mañanas tienen un pase, entre que desayunas, entre que te das un paseo alrededor del barco y así, puedes observar al mar y no sé porqué, pero suele estar más bonito de mañana (bueno, salvo a la hora del atardecer). La tarde es lo peor que llevo, la tarde se hace cansina, tediosa y aburrida. La mayoría de los pasajeros se van a la piscina del barco y el que no sé baña, aposenta su culo en el chiringuito de la piscina y venga a cocerse a gin tonics y cervezas. Después con la melopea es cuando deciden mojarse los huevos, pero sin pasar de la cintura (lo que se llama, ponerse los huevos a remojo). Yo leo, me encanta leer. Y también escribo, lo de escribir es mi pasión turca y sin darme cuenta la puesta de sol poco a poco se va acercando. Y yo no me pierdo una, no vaya a ser que me quede sin ver su famoso rayo verde. Además el mar se tiñe de oro y plata y parece una alfombra de agua teñida de flores de todos los colores. Bueno, pues para ser mi primer día del diario de a bordo, creo que no ha estado tan mal. ¡Seguiremos escribiendo! y por supuesto ¡disfrutando del viaje!...
















Nunca nadie me llegó a decir, tú hazte poeta,

 

Nunca nadie me llegó a decir, tú hazte poeta. Tampoco me lo dije yo hasta hace más menos 12 o 13 años, Tampoco pasaba que estuviera escribiendo todo el día o que lo poco que escribiera yo sintiera que merecía la pena y me animara escribir más. Yo empecé a escribir y como ya dije antes hace 13 años y justamente cunado cumplí 56 años y no lo hice en el mismo día de mi cumpleaños y porque si yo cumplí en Febrero, pues empecé en Julio o Agosto de ese año, ¿pero que más da el mes o el día? y porque mi medida en lo de la escritura se mide por años o si se prefiere, hace una década y tres años más. Y no empecé porque un día me sentí inspirado, que supongo que también lo estaba, pero la realidad es así de caprichosa y no siempre gana el lado más romántico de la vida y lo digo, porque empecé a escribir porque una psicóloga de un centro psiquiátrico en el que estaba recluído voluntariamente y por un período de un mes, me dijo que tenía que escribir la historia de mi infancia y porque ella estaba convencida que de ahí surgían todos mis problemas psquiátricos y ella estaba tan empeñada en demostrarme que había sido un niño infeliz, que entonces me obligó entre comillas a tener que escribir sobre esa etapa de mi vida. Y yo lo hice, al principio muy a regañadientes y porque hasta ese momento en concreto, para mí el escribir era un auténtico castigo o tortura. Yo creo que había escrito 3 o 4 poemas en una época determinada de mi vida (tendría 25 años) y cuando se los leía a alguien cercano o muy cercano (porque más lejano me moriría de la vergüenza), pues podía comprobar que después de leerlos, ponía cara de haba y como diciendo, será mejor que te dediques a otra cosa. Mi logro en la escritura habían sido 4 poemas de mierda que había escrito porque me apetecía y porque acababa de leer el libro de Walt Whitman que se titulaba "Hojas de Hierba" y me enterneció tanto y de tal manera, que hasta hice ese amago de querer seguir su escuela. Mis cuatro poemas duraron años y años y porque nunca me atreví a romperlos y porque los escondía de tal manera y como si fuera mi mejor y gran secreto, que tardaba años en volver a verlos y al final ya ni los leía y simplemente los guardaba de nuevo.

Después dejé por completo la poesía y porque de aquellas no estaba para nada. Acababa de dejar mi militancia política dentro de aquél partido, no tenía ni puta idea de lo que tenía e iba hacer, la noche con todos sus vicios, alegrías y pesares, estaba llamando continuamente a mi puerta. Tenía que estudiar como un verdadero condenado y para ponerme al día en mi carrera de médico que hacía aguas por todas partes. Y todo eso hice y ahora que lo pienso en la distancia, no sé como lo hice, pues de aquellas andaba bastante despéndolado y muy descentrado. Y por eso para mí y en esa época determinada, tuvo mucho mérito el estudiar como un cabrón, eliminar todos los restos de asignaturas pendientes, que algunas fueron por mi exclusiva culpa, pero el 80% fue debido a mi militancia política. Lo que si yo ví, fueron las orejas al lobo y sabía perfectamente que me ponía al día o ahí mismo, se acabarían mis estudios como futuro médico. Pero buen, sólo leía libros que versaran sobre la medicina y aunque no tuviera del todo claro, que quería ser médico, me dije a mi mismo, es ahora o es nunca.

Mi vida siguió transcurriendo entre la medicina y la noche. La poesía seguía apartada y en aquellos momentos, de política no quería saber nada. Acabé la carrera y quise ser especialista en algo, psiquiatra, radiólogo, dermatólogo u otra cosa que me gustara. Me puse a preparar oposiciones para ello y no sé si duré dos o tres años metido en ese tema de las oposiciones y de trabajos temporales y como fracasé en ese intento de ser especialista de algo y que ni ahora sabría definir que quería ser, pues pasó lo que tenía que pasar y llegó un día en que me dije basta y me pusé a trabajar y a destajo. Horas y más horas currando y ahí y debido a aquellas circunstancias, lo único que leía eran libros de medicina y para salir lo mejor parado de ese tema médico. Años más tarde y cuando más o menos andaba por los 35 años, me pusé a leer de nuevo, primero novelas, después cayó en mis manos algún libro que versaba sobre la filosofía de la vida (y ahí descubrí que me encantaba) y más novelas y mucho menos libros de medicina. Y como ya dije antes, empecé a leer libros de poesía y hace exactamente 13 años. A leer y a escribir y aquí sigo y pensando en el todo y pensando en la nada.
























AUNQUE FUERA POR UN SOLO MOMENTO O INSTANTE


Aunque fuera por un solo momento o instante
ojalá pudiera, convertirme en tí,
y ver lo que ven tus ojos
y sentir el latido de tus sentimientos,
sería como un viaje astral por las antípodas de tu alma,
y cada rincón de tu cerebro sería como descubrir un mundo paralelo
y en donde todo sería nuevo, bello y hermoso,
un mundo lleno de ideas veloces y luminosas,
sería como verme en el reflejo de cada trozo de tu espejo,
sería como un fantasma paseando por tu retina,
en fin, sería como andar hacia atrás buscando el suave calor de tus dedos.
De ellos y de tus ojos, nunca me he olvidado.








ÉRAMOS Y SOMOS

Éramos de esos grupos que se comían el mundo
y parte del universo
y en cualquier dimensión posible
y así fue hasta hasta que nos dijeron:
"Amaos los unos a los otros"
y ahí y sin más,
empezaron los celos y las envidias
y poco a poco nos fuímos haciendo propietarios
cada uno tenía su propio terreno
y tus lindes llegan hasta aquí
y los míos, hasta allí
y me has robado un metro de mi terreno
y el sentido de aquella nueva lucha cambió todo por completo,
ahora defendíamos nuestras propias parcelas,
ahora las acotábamos con alambres de espino
y cada parcela tendría su bandera patriótica,
y aquél amor que decíamos que era universal y sin límites
pasó a ser un amor egocéntrico.
Ahora dejamos de ser aquél viejo grupo,
y somos de otro grupo que sólo
cultiva su propio cultivo.

LA CARA OCULTA DE LA LUNA

Te he buscado hasta por internet,
tecleé tus iniciales
y sin más...
salió tu cara.
Debe ser tu cara de hace años,
la que tenías de antes
cuando eras mucho más joven
pero no mucho más bella,
ya sabes que a mí me gusta la vejez,
me gustan los surcos irregulares que el tiempo moldea con su reloj de arena lleno de paciencia,
me gusta su tacto de piel de sapo,
me gustan sus aristas de piedra desgastada.
Mi debilidad es lo alicaído y lo que huele a viejo,
y lo que huele a humedad de oquedad vacía y descuidada
por el paso del tiempo,
me gusta lo negro sobre el blanco,
y me encanta su viejo contraste y la inmensa profundidad que aporta cada uno.
Te he buscado por internet
puse tus iniciales
y sin más...
salió la cara oculta de la luna.








¡BENDITA DEPENDENCIA SEA LA MÍA!

Cada vez que el viento golpea mi ventana,
a veces con cariño
y en otras con estrépito
pienso que eres tú.
Tengo mi pensamiento viciado por ese instinto,
pero no importa,
de algo siempre hay que depender
y si ese algo no tiene nombre, ni cuerpo, ni alas
es como depender del amanecer.
¡bendita dependencia sea la mía!





















LA DIGNIDAD


La dignidad mal entendida, es tener la capacidad de sentirte bien después de hacer todo lo contrario a lo que tenías pensado. La bien entendida, no. La bien entendida, es más consecuente y te hace sentirte bien cuando lo haces bien y según lo pensado y planificado o que simplemente sea consecuente con tu forma de ser y de estar por la vida. Después, hay la dignidad del indigno, el cual se siente satisfecho dentro de su indignidad de cloaca. Bueno, también está el imbécil de turno, el atontado descerebrado, el amorfo sin escrúpulos, el cabrón de mierda, el envidioso caballero don dinero, el don nadie pretencioso, el que te vende por un plato de lentejas, el serpiente de lengua bífida que escupe veneno, el que si puede te revienta el culo y hasta las amigdalas, el tiburón que vive de todo lo ajeno, el que se mete en tu casa y la hace suya, el que te revienta tus planes e historias, el pupitas al que le duele todo y más y el que se cree ombligo y centro del universo...
En fin hay de todo en la viña del señor. Hay fauna muy variada y especímenes raros que se expanden con la contaminación que padecemos. De los anteriormente mencionados, ninguno está en peligro de extinción, pues el calentamiento global que estamos sufriendo, les ayuda a crecer en número, insistencia y consistencia.
La dignidad es un valor añadido que se nace con él, pero que después con el paso del tiempo, hay que saber cuidar y desarrollar. Estamos obligados a cuidarlo con especial mimo y buenos cuidados ese bien tan humanamente humano. Todos deberíamos tener un Jardín de dignidad en casa, en la terraza, en el patio, en la parcela o en el mismo sótano. Si flaqueas en dignidad por el motivo que sea, siempre tendrás una reserva en casa y para no sufrir las consecuencias de tus carencias de dignidad. Todos los días hay que vestirse dignamente y desde la cabeza a los pies y verse con dignidad ante el espejo y salir a la calle con la vista al frente y el paso seguro y sin titubear ante ese entorno social tan agresivo. Si alguien tiene que temblar...que tiemblen los demás, por lo menos, así se debería empezar el día, porque está claro que así te queda todo el resto del día para todo lo demás, para temblar, para llorar, para cagar, para gritar, para sonreír o para amar.
Y por último, igual que hay que vivir dignamente, se debe morir dignamente. Y por cierto ¿se puede morir dignamente estando más solo que la una?. Vamos a ver, no hace falta tener un funeral en un campo de fútbol lleno hasta la bandera, ni que desfilen tropas militares en tu entierro, ni que todo dios llore a moco tendido...llega, con que alguien lo sienta y que celebre tu despedida contigo. Llega con decir: ¡nos veremos en el Infierno!. Y con eso, ya está todo dicho.


















BRUNO


Brrrrrrrr...Bruno y no Torrebruno de los cojones. Bruno que no Javier, aunque a nivel oficial y porque así lo pone en mi partida de nacimiento, me llamo Francisco Javier y no Javier. Al final ando disléxico por la vida: algunos me llaman Bruno y otros, muy pocos, me llaman Javier, pero nunca me llaman, Francisco Javier, salvo con el DNI delante me llama la policía, pero también lo hace con mis apellidos. En resumen, Francisco Javier no me llama nadie (perdón, por la repetición), salvo en los papeles oficiales. Vamos a ver, Bruno fue mi nombre de guerra y cuando era un valiente luchador por las causas justas y como tal y porque vivíamos en la puta dictadura de Franco y arriba España, teníamos que movernos en la clandestinidad y eso traía consigo, que había que ponerse un nombre figurado y para que no te relacionaran con el resto de la peña donde militabas. Y ese nombre, era Bruno. Yo, era todo un luchador que formaba parte de las filas comunistas (de una sección comunista y revolucionaria). Nos hacíamos llamar, Movimiento Comunista, que como movimiento que era...al poco tiempo se paró y se paró definitivamente (al final, todo movimiento se acaba parando).
Pues de aquellas era un tío peludo no, era peludísimo y aguerrido, iba envuelto en una especie de trenca oscura y triste y porque así era la moda en aquellos tiempos, pero tenía por dentro, una ganas inmensas de comerme el mundo. Y con estos antecedentes que os acabo de mencionar, ¿como no voy a quedarme con el nombre de Bruno?. Si cuando era Bruno, era un tío valiente, inteligente, aguerrido y guapo. Pues en honor a ese Bruno, pues me llamo Bruno y no Vicente. Bruno, era un fumador empedernido y no hay foto en que no apareciera con un cigarrillo en sus labios (las cuatro fotos que tenía y porque ahora mismo debo tener una sóla foto mía). Era de larga melena ondulada, de frente amplia y despejada. Mis o sus ojos eran verdes aceitunados y mi sonrisa era tierna y a veces, tenía un deje irónico que sonaba a sorna (picarona). Era un luchador nato, todo el día luchando contra todo y de paso, me cagaba en todo y con sumo gusto. Pero sobre todo, era muy vitalista y la vida se me hacía demasiado pequeña. Era un perseguidor de sueños y hasta a veces, me anticipaba tanto a ellos, que muchas veces ocurría que las hostias que venían a continuación de esos inmensos sueños, solían ser bestiales. Pero si algo me enseñó mi madre, fue a ser cabezón, constante y terco. Por tanto después de cada gran hostia, el Bruno de los cojones, se levantaba con más fuerza o mejor dicho, con renovadas fuerzas. Claro que así fue, hasta que llegó la gran hostia (la casi hostia definitiva) y petó todo mi chiringuito revolucionario y por primera vez en mi puta vida, tuve la sensación de haberme quedado en pelotas.
Después de toda ésta epopeya, vino un período de total y absoluta decadencia: drogas, alcohol, droga dura, blanda, morada, negra, de amarillo chillón y barbitúricos en barriles y a toneladas. Bruno, se puso ciego de todo y hasta la misma bandera y por eso, casi dejó de ver. Pero más tarde se rehizo y de alguna manera volvió a ser el mismo Bruno de los cojones. Menos revolucionario o quizá más, ¿quién sabe?, menos o nada comunista, mucho mejor persona, más amable con la vida que pululaba a mi alrededor, más entrañable y más buena gente...pero su esencia seguía siendo la de Bruno. Y entonces...¿Como no me voy a llamar Bruno?. Y en mi lápida pondrá: "aquí yace Bruno y que os den por el culo".

CÁNTICOS

 

Y de éste día de hoy, poco va quedando, aunque sean las 5 de la tarde ya tengo casi todo el pescado está vendido. A las 6 tengo un partido de padel y entre pitos y flautas me darán las 8 y media. Después una ducha y ya empiezo a recogerme en mi sala de estar y si cae una buena peli, entonces ya es la rehostia. Hoy es día 3 de octubre y hoy en teoria estaba anunciada abundante lluvia y de momento está nublado y el ambiente cargado, creo que estamos a un 94% de humedad o sea que estamos como los pececitos dentro del agua e igual que ellos estamos boqueando por las agallas. Yo de vez en cuando sobornaría al hombre del tiempo y nada ya que en Galicia siempre llueve, para Galicia les mandamos está humedad húmeda y para Menorca que venga la lluvia, es sólo cuestión de intercambios culturales.
Y ya puestos en plan intercambios, yo os mando desde aquí un lote de sardanas y otro lote de cánticos menorquines y así sabréis lo es sufrir en carne propia. Y es que con la sardana yo no puedo y no puedo por el ánimo que me da ese baile, vamos que cuando lo escuchas y los ves dando esos pasos tan animados, te dan ganas de ponerte a echar cohetes y hacerte la fiesta tú solito. Y los cánticos menorquines otro tanto, parece que está cantando una cuadrilla contratada por la funeraria. Claro que en todos los sitios cuecen habas y ya sé que los gallegos, mandariáis un buen lote de canciones populares: un "oliñas veñén", un "negra sombra", que su nombre ya lo dice todo y todo el repertorio de Amancio Prada con sus cánticos basados en el poemario de Rosalía Castro. Ah¡¡ y las cántigas de escarnio de maldicer, con letra de Alfonso XIII y alguna más que ahora se me escapa. Que por cierto si un día queréis llorar en grupo, invitarle a Amancio Prada a que os cante, lloraréis como nunca llorastéis en vuestra vida, os lo digo yo, que ya pasé por ello. Los andaluces también tienen las suyas, pero sobre todo y con las que siempre vomito (mentalmente hablando), es con las Sevillanas, antes que escucharlas, prefiero que me torture la Inquisión entera. Sus castañuelas o como se llamen y las letras, si son letras, y porque son de una simpleza que raya con la tortura y encima le ponen ese tono alegre forzado, cuando en realidad yo me pongo mustio y hasta las flores de mi casa pochean conmigo. Tengo que decir sinceramente, que en general con los cánticos llamados populares yo no puedo y seré muy clasista y todo lo que se quiera, pero ante todo debo ser sincero.
Y reconozco que a lo mejor me paso, pues algo, digo yo que se podría salvar de la quema, pero yo no voy a ser el guapo de escucharlo todo, para decir lo que vale o lo que no vale. Yo de momento prefiero no escucharlo y antes de morirme os aseguro y os juro, que escucharé una canción populachera, supongo que será cuando esté en rigor mortis, porque si es antes y si aún puedo mover un sólo dedo, juro por mis muertos que mato al que la ponga. ¡Así es la vida! y sirva como consuelo, que siempre puede ser peor.

KARMELO C. IRIBARREN


 

Marguerite Yourcenar,


 «Lo mejor para las turbulencias del espíritu es aprender. Es lo único que jamás se malogra. Puedes envejecer y temblar, anatómicamente hablando; puedes velar en las noches escuchando el desorden de tus venas, puede que te falte tu único amor y puedes perder tu dinero por causa de un monstruo; puedes ver el mundo que te rodea, devastado por locos peligrosos, o saber que tu honor es pisoteado en las cloacas de los espíritus más viles. Sólo se puede hacer una cosa en tales condiciones: aprender».

JOSÉ SARAMAGO


 

Gabriel García Márquez


 "La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla."












FÉLIX RODRÍGUEZ DE LA FUENTE


 

LA PUNTA DE UN ICEBERG

 Ahora todo es más difícil los reflejos van pidiendo un descanso los tendones se relajan y contraen menos y peor que antes la vista pide aux...