Marguerite Duras, Escribir (fragm.)

 

"Quisiera dirigirme a la derecha e insultarla con todas mis fuerzas. El insulto, el insulto es tan fuerte como la escritura. Es una escritura, pero dirigida. He insultado a gente en mis artículos y produce tanta satisfacción como escribir un buen poema".

J.M. Esquirol. La resistencia íntima


 “La gente sencilla “sabía” también, que hay algo de preciado en el recuerdo de una vida. La memoria no es la memoria del tiempo pasado, sino la ampliación y enriquecimiento del presente. Solo a causa de la memoria el tiempo pasado no está acabado y el presente (aquello que nos «es presente») no se reduce a -ni se traiciona en- la actualidad.”















"David y Goliat".


 Un día como hoy, el 29 de octubre de 2000, el palestino Faris Odeh, de 14 años, se plantó solo frente a un tanque de las Fuerzas de Defensa de Israel en Gaza y le arrojó una piedra, durante la segunda intifada contra la ocupación israelí.

El fotógrafo de Associated Press Laurent Rebours tomó esta icónica foto de este momento de "David y Goliat".
Odeh había empezado a faltar a la escuela para lanzar piedras contra los tanques israelíes, a pesar de que sus padres hacían todo lo posible por impedirlo: lo encerraban en su habitación, lo golpeaban e incluso lo ataban.
Debido a estos castigos, intentaba evitar que lo fotografiaran. Su madre, Anam Odeh, lo recordó más tarde: "tenía miedo de que si lo filmaban en televisión su padre lo vería, así que huía de las cámaras. Un día, después de arrastrarlo lejos de los enfrentamientos todos los días durante una semana, le dije: 'Bien, ¿quieres tirar piedras? De acuerdo. Pero al menos escóndete detrás de algo. ¿Por qué tienes que estar en primera fila, incluso más adelante que los mayores? Y me contestó: 'No tengo miedo'."
Diez días después, el 8 de noviembre, Odeh volvía a tirar piedras en el cruce de Karni cuando las tropas israelíes le dispararon en el cuello. Los soldados lo dejaron desangrándose en el suelo, pues estaba tan cerca del tanque que sus amigos no pudieron recuperar su cuerpo hasta una hora después. Lo declararon muerto al llegar al hospital.
De la fotografía, comenta su madre: "Cuando veo su foto se me rompe el corazón... Supongo que me siento orgullosa de que lo llamen héroe, por estar delante de un tanque y todo eso. Pero cuando veo a sus compañeros venir después de clase, lo único que puedo hacer es llorar".
A octubre de 2023, casi la mitad de una población aproximada de dos millones en Gaza eran niños. Desde el año 2000 hasta el 6 de octubre de 2023, las fuerzas israelíes habían matado a 1741 niños palestinos. A octubre de 2025, sólo en los últimos 2 años de genocidio, las cifras superan los 20.000 niños asesinados a manos del ejército israelí.

BAR LOS CUÑAOS TODAY. LOS IMPUESTOS


Hoy ha habido otra bronca en el Bar los Cuñaos. Por la mañana corrió por la barra la noticia de la subida de impuestos y a mediodía el foro estaba al rojo vivo. Ferreras manoteaba tras la grasienta pantalla del televisor mientras los canarios le porfiaban el discurso en las jaulas y Paco el carpintero chiflaba contra el Gobierno a todo meter mientras tiraba de un bodeguero encabronado con la parroquia.
-¡Que nos suben los impuestos, hijos de la gran puta! –Clamaba- ¡Otra vez! Y vengan casoplones y chaleses y maletines de Venezuela y viajes en fálcones y buenas vacaciones –golpeó la barra con tanta furia que uno de los altramuces voló hasta mi copa de vino- y vengan pagas a los moros y chiringuitos a las feminazis, y yo tengo alquilada una plaza de garaje para pagarme el autónomo, que mi coche duerme en la calle, y no puedo ni subir la renta lo que quiera. Y ahora cuando vaya a comer a lo mejor me encuentro okupas en el piso.
Mientras farfullaba –en el Bar los Cuñaos las mascarillas son un vicio de rojos-, las miasmas de los altramuces me salpicaban impúdicamente. Aparté la copa de vino. Me sacudí. Intenté escabullirme con una leve sonrisa.
-No se apure –dije por decir algo-, que a usted no le van a subir los impuestos.
El camarero salió al quite: ¿Cómo que no? A todos, caballero, ¡a todos! Que lo he leído esta mañana en El Mundo y lo ha dicho Ana Rosa. Subida brutal de impuestos. Nos vamos a cagar.
-Sí… bueno… balbuceé, si usted gana 300.000 euros al año y su piso vale diez millones a lo mejor…
-Oiga, oiga –me interrumpió el carpintero quitándose un lápiz de la oreja. La oreja del carpintero era peluda por dentro y por fuera, como oreja de orangután, y casi tan grande como su mano-, usted no será socialcomunista ni del potemos ese, ¿verdad? –Me encañonaba con el lápiz mientras yo me limpiaba la mejilla- ¿O es que usted no lee los periódicos? ¿No escucha a don Carlos Herrera? Le estoy diciendo que nos van a freír a impuestos, que van a arruinar a las clases medias, como siempre que gobiernan. No va a quedar ni una puta empresa.
-En Cataluña ya no quedan –terció el camarero- por culpa de los separatistas.
Así siguieron un buen rato, que si impuestos abusivos, que si test masivos, que si dictaduras van y vienen, que si narcogobiernos y toques de queda y golpes de Estado, y vengan tirones al bodeguero que no entraba ni muerto… Después de muchos empellones, ladridos del perro, sonrisas fingidas y miasmas de altramuces logré salir a la puerta con la copa intacta y los zapatos percudidos de cascarrias de serrín y de avellanas. Cada vez que voy al Bar los Cuñaos prometo no volver a ese sitio tan emputecido y ruin, pero la tentación me puede, soy español.
Me apoyé en la puerta a tomar el vino, ya sin ganas. Respiré hondo. Un rayo de sol me templaba las manos. Los canarios chiflaban en el interior y el carpintero seguía con su arenga: “¡Los ricos se irán de España! ¡Aquí no van a quedar ni las liendres! ¿Quién va a dar trabajo? Qué ruina, Manolo, qué ruina…”
De nuevo me pregunté qué insondable resorte mental lleva a un pobre artesano o a un simple obrero a creerse un potentado y a sufrir como propios los problemas de un magnate. Al marcharme sentí un líquido caliente en los bajos del pantalón. El bodeguero de Paco se me había meado encima, que es lo que hacen los perros de los ricos en los pantalones de los pobres. Qué pena de pantalones, qué pena de España y de españoles.

CARMEN LAFORET


 

AMIGO MÍO...PERDÓNAME


 Amigo mío

hace tanto tiempo que no nos vemos

que ya no sé que decirte

y como decírtelo

y no sé si realmente tengo que decirte algo

aunque en realidad creo que te lo debo

y por eso que decirte

que tengo unas ganas inmensas

de contarte mi propia historia y que tú me cuentes la tuya

y porque no paro de pensar

y de ello jamás me he olvidado

que de repente yo jodí nuestra historia de amistad.

A veces falla el concepto 

y en consecuencia uno pierde las formas

y se transforma en lo que no quiere ser.

Y claro que yo me siento culpable

y porque sé que por mucho que haga ahora

nunca será lo mismo que fue.

Pero la vida y sus circunstancias

nos han enseñado a nunca dejarnos vencer

y no será lo mismo que antes

y porque por mucho que nos perdonemos

el tiempo pasado jamás perdona

pero bueno

s o menos seremos los mismos

pero con más cicatrices en el cuerpo

y más viejos y más pateados por los acontecimientos de la

 vida

aunque la esencia de uno mismo perdura más allá del tiempo

y a eso debemos agarrarnos

a lo que fue, a lo que ha sido

y nunca a lo que pudo ser.

Amigo mío...perdóname.











LA PUNTA DE UN ICEBERG

 Ahora todo es más difícil los reflejos van pidiendo un descanso los tendones se relajan y contraen menos y peor que antes la vista pide aux...