Cuantos intentos de escribir algo,
algo que me sirva de algo,
algo que no acabe en la papelera,
algo que me guste,
y algo que me encante.
Empiezo, pero me quedo en blanco,
y absorto pensando en lo que pudo ser,
pero aquí estoy yo,
y sigo atento a los acontecimientos,
esperando el momento de que se abra la veda,
a ese instante que marca el punto de salida.
Cuando no puedo, no puedo,
pues me atasco con una letra,
y me pierdo en el medio de una frase,
y de nuevo
me quedo en tierra de nadie,
yo entre los dos frentes,
y me rozan las balas,
me salpica la metralla,
y sin miedo piso las granadas,
yo soy consciente del peligro,
pero el peligro es mi estímulo,
es mi energía en la vida,
y es lo que me carga las baterías
No son quejas,
son hechos y realidades,
y son, por tanto, callejones sin salida,
o son crucigramas sin resolver,
o son deseos frustrados.
Aún así, me encanta escribir,
me llena y me emociona,
me traslada y me estimula,
porque yo disfruto escribiendo letras,
aunque a veces no tengan un sentido,
ni un orden, ni un objetivo,
pero al verlas ahí puestas,
y vestidas con sus mejores galas,
todas ellas guapas y coquetas,
por lo menos tengo la obligación,
y el deber, de tener que piropearlas.
Me cuesta subir la cuesta, me cuesta,
cuando cojo carrerlla,
ya pienso que voy por el buen camino,
y cuando me equivoco,
y cuando caigo de nuevo,
me quedo en estado perplejo,
y me quedo como una estatua.
El aire que respiro,
es aire usado y gastado,
es aire con burbujas, y es un aire muy viciado.
necesito aire oxigenado,
aire rico en moléculas de oxígeno,
aire de la montaña, aire fresco,
aire de manantial y aire de la sierra.
Necesito aire,
y ese aire sólo me lo dan las letras.
algo que me sirva de algo,
algo que no acabe en la papelera,
algo que me guste,
y algo que me encante.
Empiezo, pero me quedo en blanco,
y absorto pensando en lo que pudo ser,
pero aquí estoy yo,
y sigo atento a los acontecimientos,
esperando el momento de que se abra la veda,
a ese instante que marca el punto de salida.
Cuando no puedo, no puedo,
pues me atasco con una letra,
y me pierdo en el medio de una frase,
y de nuevo
me quedo en tierra de nadie,
yo entre los dos frentes,
y me rozan las balas,
me salpica la metralla,
y sin miedo piso las granadas,
yo soy consciente del peligro,
pero el peligro es mi estímulo,
es mi energía en la vida,
y es lo que me carga las baterías
No son quejas,
son hechos y realidades,
y son, por tanto, callejones sin salida,
o son crucigramas sin resolver,
o son deseos frustrados.
Aún así, me encanta escribir,
me llena y me emociona,
me traslada y me estimula,
porque yo disfruto escribiendo letras,
aunque a veces no tengan un sentido,
ni un orden, ni un objetivo,
pero al verlas ahí puestas,
y vestidas con sus mejores galas,
todas ellas guapas y coquetas,
por lo menos tengo la obligación,
y el deber, de tener que piropearlas.
Me cuesta subir la cuesta, me cuesta,
cuando cojo carrerlla,
ya pienso que voy por el buen camino,
y cuando me equivoco,
y cuando caigo de nuevo,
me quedo en estado perplejo,
y me quedo como una estatua.
El aire que respiro,
es aire usado y gastado,
es aire con burbujas, y es un aire muy viciado.
necesito aire oxigenado,
aire rico en moléculas de oxígeno,
aire de la montaña, aire fresco,
aire de manantial y aire de la sierra.
Necesito aire,
y ese aire sólo me lo dan las letras.
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