LO RADICAL

 

No hay nada claro dentro de ésta densa nube donde me encuentro. Prefiero la neblina de la mañana pues sé que posterirmente, será despejada. El rocío (como le pasaba mi padre) me aterra y porque irá a más (siempre irá a más) y la humedad excesiva me atrapa entre mis peores sensaciones corporales. Yo entumecido, me hago ovillo y me declaro fugitivo. Nadie podrá sacarme de mi caparazón y porque es tan grande el miedo que tengo a sentirme perdido, que yo de por sí me encojo hasta la extenuación alrededor de mi propio ombligo. Hay quién dice sentirse bien en un mundo imperfecto, pero claro, eso lo suelen decir los que se consideran que están por encima de tí (o que se creen perfectos). Los parias imperfectos tenemos pocas ocasiones de subirnos a la parra, pero alguna tenemos y sino la aprovechamos, no sabremos lo que es mirar al mundo desde arriba. Por eso yo, muchas veces me subo a la parra y sabiendo que no es el momento adecuado, lo vuelvo hacer. No pierdo la oportunidad que me da el subirme a la parra y porque además sé y por experiencia, que esa situación me va a durar unos cuantos segundos o minutos y es que después, alguien o yo mismo, hago poner mis pies en el suelo.

Yo en ésta vida he sido muy bicho. He tenido momentos que por mi boca solo salía veneno. De todas formas, yo prefiero lo imperfecto a lo perfecto, prefiero la debilidad humana a la superioridad del que se siente perfecto. Desde luego, prefiero al débil, al endeble, que al pavo real que todo lo tiene o que todo lo sabe. No soporto al que se cree un dios en la tierra. Aunque también tengo que decirlo claramente: no soporto al pobre paria que le lame el culo a su amo. Primero, porque no hay amos en el mundo y segundo, porque todos somos seres humanos y ahí, no hay distinción de clases. Eso ha pasado, porque una vez hubo un listillo que se vio por encima de los demás y lo dijo y lo pregonó y nadie le dijo nada de nada...y a partir de ahí, se jodió todo el tema de la igualdad.

El opresor se siente demasiado bien en su trono de papel de dinero y si los oprimidos no somos capaces de enfrentarnos a él, nos machacará con sus leyes y normas. Pondrá un ejército y una policía a su servicio y convencerá a todos, que si no fuera por él el mundo no existiría. El opresor oprime y el oprimido si se deja oprimir, se convertirá en un esclavo al servicio del amo y lo más jodido de todo este tema, es que el amo, el ejército y la policía que tiene a su servicio y una parte de los oprimidos, se creerán éste tema a pies juntillas. Y por eso el mundo no está lleno de rebeliones y revoluciones. Cuando yo tenía entre 15 y 25 años, pensaba que la revolución siempre pendiente, que más adelante sería una realidad. Ahora, me he convertido en un ser más pragmático y si vamos consiguiendo mejoras y cuantas más mejor que mejor, pues a ese nivel me sentiría contento. Yo por mí cambiaría el mundo de forma radical y han pasado más 40 de años desde aquellas y sigo pensando que lo radical me sigue atrayendo, pero que también me atraen las mejoras paulatinas.


















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JULIO CORTÁZAR