LAS ETAPAS EVOLUTIVAS

Claro que hay mucha gente que no le gusta pensar que la vida está tan llena de excepciones, que casi no quedan verdades. Y es que no estamos acostumbrados a dudar, de alguna manera necesitamos verdades de fe, tales como el nacer, vivir y el morir. Nacer y morir si son estados definitivos y el vivir también, sólo que de diferente manera, porque hay millones de formas de vivir y todas son distintas y tienen muy poco en común y además es lo que nos toca de cerca, es lo que de alguna manera está en nuestras manos y depende de nuestras decisiones.

Hay quién aún así demanda que la vida tenga sus fases, como ese viejo esquema que habla de que en la adolescencia tienes que ser rebelde y por temas hormonales, y de joven, más rebelde y porque así toca y de adulto, te tienes que casar y tener hijos y claro, currar como un condenado y poco a poco, hacerte más moderado. Y de viejo doblegarte como un capullo. De viejo te toca cuidar de los nietos, jugar al mus o al dominó y sobre todo, no dar la lata.

Pues bendita la evolución de las especies y de quienes pregonan que esas serán las etapas de nuestra vida. Y digo bendita por no cagarme directamente en ese pensamiento tan de arrastrado, tan de pringado. Y si uno se pone a dudar siempre, al final se divierte, porque en eso sí que consiste la vida, en darle vueltas a las cosas y cuantas más vueltas, pues mejor. Porque al final te pasarás esas etapas por el culo y harás lo que más te convenga en ese momento y puede ser viejo y más niño que un niño y puedes ser un viejo pellejo más rebelde que nunca. Las etapas evolutivas son para los niños y a modo de orientación, pero algunos las pusieron de guía para nuestras vidas y se han convertido en dogmas del Testamento.

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JULIO CORTÁZAR