LOS GUIRIS DE LA ISLA (2.022)

 Pues hoy es Jueves y día 24 de Abril y hace un día espléndido pero espléndido del carajo. Ya se empiezan a ver los primeros cuerpos dorados por el sol primaveral. Algunos tostados y bien quemados y que suelen ser guiris ingleses lechosos que se mudaron de piel y ahora lucen el color de los semáforos en rojo pero tirando a rosa fosforescente. Ésta Isla es sobre todo inglesa (bueno, sobre todo española y después inglesa), fue de dominio inglés y aún tiene vestigios y costumbres inglesas, por tanto los guiris, a diferencia de Mallorca donde predominan los alemanes, son en su mayoría ingleses. Los hay que vienen en hordas y van arrasando todo lo que tocan y ven, pero no a los niveles de otros sitios (como en Mallorca), pues estos ingleses de Menorca suelen venir en hordas y tribus familiares y por tanto, aún tienen que comportarse un poco más.

Después están los afincados o sea los que se compraron una choza en la Isla y viven en general alejados de los pueblos, en urbanizaciones medio escondidas. En estos hay de todo tipo de comportamiento, por tanto los hay que pasan desapercibidos y esos me encantan, pero el resto de los que quedan, ya se encarga de llamar la atención por ellos, pues van a los super y grandes superficies y arrasan todas las botellas que lleven alcohol. A continuación, se acantonan en sus casas y se cepillan con entusiasmo toda la priva adquirida y hasta sus últimas existencias no se vuelven a cambiar de sitio. Las casas de estos últimos especímenes suelen ser un compendio de lo tirando a lo más guarro y a lo más cutre, pero con pasta que gastan entre priva y viajes de ida y vuelta entre su Inglaterra y esta diminuta isla. Botellas por el suelo, olor a meado de rata o de perro o de gatos mal criados, desorden y trapos sucios y asquerosos por el suelo, fotos y recuerdos de otros tiempos que se supone que fueron mejores. Vamos que parece la misma decadencia del Imperio Romano echando de menos su época más colonial. Después, vuelven de nuevo al poblado y a reponer todo el botellero y de vez en cuando, se ponen a dormir la borrachera al sol y de ahí viene que  pasen del color blanco lechoso al rojo vivo encarnado y debido a la insolación que se han pillado le tienen que cascar el doble a la botella y las existencias del verano se agotan antes del tiempo previsto.

 No hay otra diferencia entre invierno y verano, que no sea el color de su piel lechosa enrojecida sonrosada y que denota perfectamente su nivel de alcoholemia. En su mayoría (que no son todos) son destilerías andantes con dos patas, son destilerías ambulantes por donde entra alcohol de 40º y sale orina reconcentrada
que puede matar a cualquier bicho. Ninguno o casi ninguno de los guiris ingleses habla en castellano y menos en menorquín, ellos solo hablan inglés y el mínimo e imprescindible y porque no les gusta mucho el tener que hablar con la plebe, además, para hablar con una botella de ron vacía, haría falta un traductor de ese idioma, que no es inglés y que ni se le parece. Solo hay que beber y beber y después dormirla y eso puede ser a la sombra del techo de su choza o freírse directamente al sol. A ellos, le gusta freirse al sol que más calienta.




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