Y ahora que poco a poco
voy contando mi historia
y voy dejando como testigo a todos mis pensamientos e ideas,
siento que poco a poco me estoy desnudando
que tiro mi ropa por el sofá y el suelo
que me acaricio mi piel y me entran escalofríos
que me saco los zapatos
que me tiro en la cama
y me agarro a mi almohada
y entonces y de repente, entiendo...
entiendo todo lo que me he perdido
aquellas largas tardes otoñales
las noches pegado a tu espalda
las mañanas de risas bajo las sábanas,
las cosquillas que me producían tus dedos
la montaña rusa que era nuestra vida
el vértigo que me daba perderte
y como no
la sonrisa con la que siempre me saludabas.

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