Fragmento de la escritora santafecina Liliana Bodoc (1958-2018) en "La literatura en los tiempos del oprobio"


  La palabra poética es una palabra que dice lo que no dice, que dice mucho más allá, mucho más adentro. Es la palabra que derriba muros y que llega hasta el final del sentido. Y, sin embargo, como extrañamente a veces está en el cajón de los repasadores, ¿no?, en el patio de atrás, no parece tan seria. El pensamiento poético no parece tan serio como el pensamiento racional. Cosa de tías solteronas, cosa de locos, cosas de enamorados, cosas de adolescentes. Y, sin embargo -digo yo y creo yo fervientemente-, el pensamiento poético y la palabra poética nos sirven para conocer de una manera absolutamente insustituible. Lo que conoce el pensamiento poético no lo puede conocer ninguna otra cosa más. Y no estoy estableciendo categorías ni estableciendo competencia; me parece que la verdad está repartida entre todas las formas de pensamiento. Entonces, qué bueno que los científicos nos expliquen el mundo, que los biólogos, que los físicos, que los químicos lleguen y nos expliquen este lugar que habitamos. Pero qué bueno que también los poetas lo hagan. Porque mi sensación es que cuando salimos a la calle salimos mucho más al mundo poético que al mundo racional, salimos a pelear contra fantasmas, contra gigantes, contra nosotros mismos, salimos a amar, salimos a llorar. Y para eso sí que nos sirve el pensamiento poético.


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JULIO CORTÁZAR