
Y ni un segundo tardé en darle la contestación pertinente: no puedo o no quiero y no puedo, porque estoy escarallado y medio muerto y tengo derecho a ello y no quiero y porque mi vida no está basada en el 061 sólamente y ¡coño! tengo otras muchas cosas que hacer. Y es que con el paso del tiempo o de los años, se incrementa la necesidad de tener que descansar y porque sino lo haces no remontas el vuelo y sin darte cuenta, entras en una dinámica cansina y rozando lo deprimido. Ahora, hay que cuidarse más que nunca y hay que mimarse tiernamente y hacer los descansos que tocan y que no tocan y dormir las horas que nos aconsejan y de vez en cuando hay que meterse una "jartá" (hartada) de horas durmiendo (es lo que se llama, terapia del sueño).

La sensación es de masa ocupante de espacio en un cerebro comprimido entre las tapas duras del esqueleto o hueso, que a su vez envuelve nuestro precioso cerebro (llamemósle cráneo y porque así, se llama) y según hacia donde comprima te produce un sueño placentero o te produce otro más dañino y doloroso. Y lo único que se puede hacer ante éste desorden espacio temporal, es dejar pasar el tiempo y las horas y porque a poco ese efecto, se irá descomprimiendo y entonces vendrá un período ventana y en donde lo claro y nítido será lo dominante. Después de una espesa niebla vienen los días o momentos más brillantes y así al final se acaba demostrando la teoría que dice que después de un relajado, intenso y largo descanso, tienen que venir tus momentos más alucinantes. Por tanto, las grandes ideas se preceden y siempre, de largos descansos...
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