Uno cuando piensa que lo sabe todo
y si aún encima insiste en el tema de manera obsesiva
se autoconvencerá de tal manera
que todas las mentiras que salgan por su boca
serán verdades como puños.
A partir de ahí
la mentira será de otros,
será, como decirlo,
de otro o de otros propietarios
y esa persona se mirará todas las mañanas en el espejo
y se dirá
ves que bella soy.
El mundo a sus pies, es poco,
de rodillas poneros todos
ensalzarme, votarme,
reír mis gracias irónicas y faltonas
aplaudirme con todo vuestro entusiasmo,
gritar mi nombre por las plazas
y hacerme una estatua en la plaza Mayor.

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