Nunca nadie me llegó a decir, tú hazte poeta,

 

Nunca nadie me llegó a decir, tú hazte poeta. Tampoco me lo dije yo hasta hace más menos 12 o 13 años, Tampoco pasaba que estuviera escribiendo todo el día o que lo poco que escribiera yo sintiera que merecía la pena y me animara escribir más. Yo empecé a escribir y como ya dije antes hace 13 años y justamente cunado cumplí 56 años y no lo hice en el mismo día de mi cumpleaños y porque si yo cumplí en Febrero, pues empecé en Julio o Agosto de ese año, ¿pero que más da el mes o el día? y porque mi medida en lo de la escritura se mide por años o si se prefiere, hace una década y tres años más. Y no empecé porque un día me sentí inspirado, que supongo que también lo estaba, pero la realidad es así de caprichosa y no siempre gana el lado más romántico de la vida y lo digo, porque empecé a escribir porque una psicóloga de un centro psiquiátrico en el que estaba recluído voluntariamente y por un período de un mes, me dijo que tenía que escribir la historia de mi infancia y porque ella estaba convencida que de ahí surgían todos mis problemas psquiátricos y ella estaba tan empeñada en demostrarme que había sido un niño infeliz, que entonces me obligó entre comillas a tener que escribir sobre esa etapa de mi vida. Y yo lo hice, al principio muy a regañadientes y porque hasta ese momento en concreto, para mí el escribir era un auténtico castigo o tortura. Yo creo que había escrito 3 o 4 poemas en una época determinada de mi vida (tendría 25 años) y cuando se los leía a alguien cercano o muy cercano (porque más lejano me moriría de la vergüenza), pues podía comprobar que después de leerlos, ponía cara de haba y como diciendo, será mejor que te dediques a otra cosa. Mi logro en la escritura habían sido 4 poemas de mierda que había escrito porque me apetecía y porque acababa de leer el libro de Walt Whitman que se titulaba "Hojas de Hierba" y me enterneció tanto y de tal manera, que hasta hice ese amago de querer seguir su escuela. Mis cuatro poemas duraron años y años y porque nunca me atreví a romperlos y porque los escondía de tal manera y como si fuera mi mejor y gran secreto, que tardaba años en volver a verlos y al final ya ni los leía y simplemente los guardaba de nuevo.

Después dejé por completo la poesía y porque de aquellas no estaba para nada. Acababa de dejar mi militancia política dentro de aquél partido, no tenía ni puta idea de lo que tenía e iba hacer, la noche con todos sus vicios, alegrías y pesares, estaba llamando continuamente a mi puerta. Tenía que estudiar como un verdadero condenado y para ponerme al día en mi carrera de médico que hacía aguas por todas partes. Y todo eso hice y ahora que lo pienso en la distancia, no sé como lo hice, pues de aquellas andaba bastante despéndolado y muy descentrado. Y por eso para mí y en esa época determinada, tuvo mucho mérito el estudiar como un cabrón, eliminar todos los restos de asignaturas pendientes, que algunas fueron por mi exclusiva culpa, pero el 80% fue debido a mi militancia política. Lo que si yo ví, fueron las orejas al lobo y sabía perfectamente que me ponía al día o ahí mismo, se acabarían mis estudios como futuro médico. Pero buen, sólo leía libros que versaran sobre la medicina y aunque no tuviera del todo claro, que quería ser médico, me dije a mi mismo, es ahora o es nunca.

Mi vida siguió transcurriendo entre la medicina y la noche. La poesía seguía apartada y en aquellos momentos, de política no quería saber nada. Acabé la carrera y quise ser especialista en algo, psiquiatra, radiólogo, dermatólogo u otra cosa que me gustara. Me puse a preparar oposiciones para ello y no sé si duré dos o tres años metido en ese tema de las oposiciones y de trabajos temporales y como fracasé en ese intento de ser especialista de algo y que ni ahora sabría definir que quería ser, pues pasó lo que tenía que pasar y llegó un día en que me dije basta y me pusé a trabajar y a destajo. Horas y más horas currando y ahí y debido a aquellas circunstancias, lo único que leía eran libros de medicina y para salir lo mejor parado de ese tema médico. Años más tarde y cuando más o menos andaba por los 35 años, me pusé a leer de nuevo, primero novelas, después cayó en mis manos algún libro que versaba sobre la filosofía de la vida (y ahí descubrí que me encantaba) y más novelas y mucho menos libros de medicina. Y como ya dije antes, empecé a leer libros de poesía y hace exactamente 13 años. A leer y a escribir y aquí sigo y pensando en el todo y pensando en la nada.
























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JULIO CORTÁZAR