Cada vez que el viento golpea mi ventana,
a veces con cariño
y en otras con estrépito
pienso que eres tú.
Tengo mi pensamiento viciado por ese instinto,
de algo siempre hay que depender
y si ese algo no tiene nombre, ni cuerpo, ni alas
es como depender del amanecer.
¡bendita dependencia sea la mía!

No hay comentarios:
Publicar un comentario