LA SENSIBILIDAD

 Hay alguna vara de medir la sensibilidad, hay alguna forma de cuantificarla. Que nos lleva a decir que ésta u otra persona, es una persona sensible o insensible. Donde está el quid de la cuestión. Yo, la verdad no lo tengo muy claro, pues mi experiencia así me lo demuestra. Me ha pasado de todo en ésta vida, momentos en que lo último que me preocupaba, era la sensibilidad y por razones casuísticas, por ejemplo, encontrarte con una vieja amiga y por decir dos cosas sin mucho sentido, va y te suelta que eres una persona muy sensible. Y también el caso contrario, estar más bien sensiblero y a la persona que te acabas de encontrar, le puedes resultar pesado y hasta patético o lo contrario, o sea insensible y superficial, pues ya se sabe que si abusas de algo de forma reiterada y con persistente alevosía, justamente vas a provocar lo contrario de lo que tú quieres.

Esto viene a cuento, de que desde que escribo me ha llegado algún comentario referente a mi sensibilidad y todos por el lado bueno o sea, diagnosticado como persona sensible. Yo me quedo encantado con el halago, pero no me lo creo, pues pienso que sí, que digo cosas sensibles, es verdad, pero al mismo tiempo suelto las cosas con demasiada crudeza y éste segundo aspecto, es el que pienso que más domina. Por lo menos yo me veo así: duro, crudo y hasta cierto punto insensible. Y esto no lo hago por falta modestia, ni por necesidad de cariño, ni para persiguir apoyos, ni para que nadie me diga que yo soy sensible y como consuelo. Nada de esto es lo que realmente hay, de momento no tengo esa necesidad. No insisto más, no persigo eso y ya está. Lo que me llama la atención, es que cuando uno se siente en el lado contrario (en cierta manera), los demás de alrededor, lo perciben de manera bastante distinta. Y eso, ¿como puede ser?, ¿es que se explica uno mal? y como es que se puede transmitir lo contrario de lo que tú quieres expresar. Supongo, que uno a veces no percibe bien como realmente se encuentra y entonces intenta transmitir por ejemplo, como es mi caso, que quiero ser una persona cruda y dura, que quiero decir las cosas a la cara y que no me importan sus consecuencias o que si me importan, pero no tanto. Y resulta que entre las crudezas se deben colar los sentimientos y más los sentimientos que desbordan sensibilidad.

Será una necesidad primaria, la de decir las cosas a la cara y me temo que al decirlas, se cuelan por el medio los sentimientos y eso que yo no quiero eso, que se me cuelen los sentimientos. Por lo menos no lo quiero en éste momento, porque de momento necesito soltar toda mi mierda por puro instinto, por pura necesidad animal y primaria. Claro que a lo mejor sólo me quedo con eso y no entiendo o no quiero entender cuales son mis verdaderas necesidades sentimentales. Lo que también no deja de ser curioso, es el ejemplo contrario, cuando uno está más del lado sensiblero, pues pasa que la mayoría de las veces resulta que para  los demás, representas un ser empalagoso y un tanto espeso y de difícil digestión. Si retrocedemos a una situación parecida a la que describo, seguro que os veréis reflejados y no sólo lo digo desde el lado de la víctima (por llamarle de alguna manera), si no que también, desde el lado de tener que aguantar a una persona sensiblera. Es como si dijéramos, que demasiada sensibilidad es equivalente a demasiado merengue y el rechazo se hace presente y por tanto, no soportas el chorreo melancólico. Es más, el que aguanta el chaparrón que te suelta la persona sensiblera, tiene mérito y tanto que lo tiene, ahí al pie del cañón aguantando el tipo ante los ataques de jipidos y lloros sin consuelo y vuelta a sollozar y a sorberse los mocos,... Y tú no sabes donde meterte, ni encuentras palabras de consuelo y si las encuentras no vale de nada, pues la otra persona ya no escucha. Ella, la persona plañidera, sólo tiene la necesidad de soltar y por tanto prefiere no tener que escuchar nada. Si algo aprendimos en ésta puñetera vida, es a preguntar a alguien sensiblero ¿Que tal? o ¿Como te va?, el chorreo que puede venir a continuación puede ser un verdadero tormento y como buenos conductistas que somos, hemos aprendido a no meter los dedos en el enchufe y saludar con un simple hola y adiós y todo  aderezado con una preciosa sonrisa.

Claro que a medida que escribo sobre éste tema, más necesidad tengo de hacerme la misma pregunta del principio: ¿Que es lo que nos mide la sensibilidad?. Y no vale la sensiblería, ni pasar al otro extremo, la cuestión es intentar saber cual es el punto medio. ¿Donde está el equilibrio de la balanza?, ¿Como ponerse en el punto cero?. Yo no lo sé muy bien, más bien sé lo que no debe ser. Pues si cogemos a una persona dura y en apariencia impertérrita y fría, que no se doblega ante nada y si somos capaces de verle una fisura y dictaminamos, que en el fondo es una persona sensible. Y si no le encuentras una fisura, pues decimos exactamente lo contrario, que es insensible. O sea que debajo de una apariencia siempre hay otra persona distinta o no, no lo sé. Sé que en micaso soy lo que aparento ser, ni más ni menos. Por tanto hablamos de máscaras sociales, máscaras que nos ponemos para defendernos de la posible agresión externa. ¿Y de que tenemos que defendernos?, pues de demasiadas cosas, pues ésta sociedad transmite valores agresivos y menosprecia a los más débiles. Y en su enciclopedia viene definido como débil el ser sensible, aunque tú no lo creas, hay muchos, por desgracia, que sí, que se lo creen. Entonces se consideran con el derecho, por considerarte débil, a hacerte daño y ya se sabe que si el cántaro va mucho a la fuente, pues que se acaba rompiendo. Y al final, a base de ataques reiterativos acaban haciéndote daño. Y si te revuleves ante los ataques y respondes enseñando los dientes (pues no le vas a dar un abrazo), el resultado para ellos, es que eres un ser agresivo. ¡Así de fácil!.

Entonces, yo que soy: soy sensible, soy agresivo, soy insensible o soy cariñoso. Yo creo que soy todo a la vez, según el momento en que me pille, pero esto me vale para todos los adjetivos, puedo ser cariñoso o arisco, puedo ser meloso o asqueroso, puedo ser simpático o un hijo de puta, puedo ser ocurrente o un mal pensado. Todo absolutamente todo se mezcla y el resultado en cada momento es un resultado distinto. También es verdad que a base de sumar resultados o sea los que son más repetitivos, son los que más te van a definir: o sea, si en general eres simpático (la mayor parte del tiempo) el resultado será que eres un tío simpático y así con cada uno de los adjetivos mencionados. Porque es verdad que en general (cuantificando por tiempo), hay personas de todo tipo: las hay amargadas, las hay simpáticas, las hay tiernas y las hay sensibles y a la inversa, también las hay.

Asi que cuidado al quitarse la máscara. Alrededor hay demasiado bicho y también con demasiado veneno y como te pille, vas aviado. Yo seguiré intentando ser un chico duro y fuerte, pues en éste momento es mi anhelo, pero al mismo tiempo dejaré abiertas mis costuras escondidas, por si acaso hay alguien que quiera entrar en mi zona de sensibilidad, pues para esas personas siempre dejaré una puerta abierta.


 




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