Mi proceso es un tema muy complejo,
es complicado,
es extrordinariamente único,
es un parto difícil de largo recorrido,
es intenso y duradero,
y esto lo sé...porque simplemente
es mi propio proceso.
Mi proceso ha necesitado días, horas,
largos meses,
minutos de retroceso hacia otros tiempos,
inmersiones en mares de dudas,
abluciones con aguas purificadas,
y alucinaciones de fuertes colores vivos.
Mi proceso es el que llevo dentro,
lo tengo escondido debajo de mi almohada,
a veces lo enseño y presumo de ello,
en otras lo observo y lo retengo entre mis dedos.
Mi proceso es demasiado complejo,
como para explicarlo en tres palabras,
o como para sintetizarlo en un único pensamiento.
Mi proceso es raro,
es sincero pero a la vez, es doloroso,
es un viaje astral por las antípodas del miedo,
es un vuelo por el país de las sensaciones,
es bestial y alucinógeno,
y es un viaje hacia el mismo centro de la vida.
Mi proceso nunca se acaba,
sigue y sigue y se convierte en otra idea,
es un proceso contínuo y no tiene paradas,
es envolvente y obsesivo,
es pertinaz y a veces delirante,
es un sueño y no una pesadilla,
es mi proceso y por eso no quiero que me abandone,
por eso ruego e imploro,
que nunca...que nunca... me deje sólo.

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