Acabo de leer un escrito que hice hace ya varios años (creo que en el 2.014) llamado "La primavera" y pude comprobar que de aquellas estaba demasiado salido de lugar y sitio, que iba rozando mis huevos contra las paredes y esquinas que me iba encontrando por el camino y que lo de follar lo llevaba escrito en la frente. Y todo esto lo digo, porque los tiempos han cambiado y yo con ellos y lo de follar se ha convertido no en el último de mis deseos pero casi. Hoy en día no follo nada, pero es que además, me importa un huevo no follar. No me traumatiza, no me produce dolores de huevos, ni siquiera me duele por mi fuero interno. Quizá prefiera reír y a carcajadas, que follar bien y en cantidades industriales. Supongo que entre otras cosas, será por la edad. Pero por el mismo tema de la edad, también podía ser todo un viejo verde todo salido. Por tanto, es de suponer que actúan un buen montón de cosas y que cada una tendrá su propia importancia.
De todas formas, salvo casos aislados, yo nunca fuí un tío salido que sobre todo y por encima de todo, lo que quiere es follar. No soy un follador nato, ni soy el gallo del gallinero, ni en mi paraíso van existir harenes de tías en pelotas. En el sexo en general, soy bastante comedido, salvo claro está, cuando me disparo. Pero es verdad, que por lo que me pide el cuerpo, el follar no es mi pasión terrenal ni celestial. Por ejemplo, no soporto las escenas de películas que sin más se ponen a arrancarse la ropa a bocados y que enseguida se ponen a trempar el uno sobre el otro con una especie de pasión para mí, desorbitada. A mi me gusta lo gradual y el poco a poco ir desabrochando botones y quitando piezas de ropa. Me gusta la delicadeza del tema y el jugar con las emociones del sexo. Vamos, que no me gusta llegar y follar y sin realizar todo un trabajo previo.
Lo de follar de esa manera y por encima de todas las cosas, me duró solo unos meses. Fue como entrar en un estado febril pero sin fiebre. A lo largo de mi vida, tuve varios estados parecidos y que los puedo contar con los dedos de las dos manos, quitando claro está, mi adolescencia y porque ya sabemos que la adolescencia es un estado donde todo te hierve, aparte de que es una etapa de tu vida, donde estás y vas descubriendo el sexo y todo te pone y todo te apasiona.
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