MUÑECO DE TRAPO

En mi reloj marcan las 8 y media,
y de nuevo me toca esperar,
a esperar a que tú, por fin llegues.
    El dia fué frio y lluvioso,
y ahora me invade la pena,
y me embarga la nostalgia del echarte de menos.
    Los sentimientos se hacen contraditorios,
no sé si darme la vuelta,
o de nuevo mirar el reloj,
y darte otra oportunidad y seguir la espera,
o salir huyendo despavorido, hacia otro destino.
    Estoy en las alcantarillas,
o quizá esté en el sumidero,
y aunque mi cuerpo siga esperándote,
y esté en la pose del desespero,
mi alma se dejó llevar por la última riada,
y ahora viaja ya, hacia aguas más tranquilas.
Mi cuerpo lo dejé como señuelo,
por si al llegar aún quieres decirle un te quiero,
o quizá quieras darle una disculpa o un lo siento,
o un hasta luego o un adiós,
o un hasta nunca,
y a lo mejor no quieres decirle nada,
pero eso a mi, ya me da igual,
pues mi cuerpo sin alma, es como un muñeco de trapo,
un cuerpo muerto, vacío, inerte y sobre todo un cuerpo sin vida.

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JULIO CORTÁZAR